Gorbachov s¨®lo obtiene buenas palabras de Bush
La cumbre de Madrid no fue tal, sino un duelo desigual entre un George Bush plet¨®rico y un Mija¨ªl Gorbachov a la defensiva, que tuvo que advertir en la conferencia de prensa conjunta: "Sigo siendo el presidente; nadie ha ocupado mi lugar". El presidente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica no obtuvo de su hom¨®logo norteamericano m¨¢s que buenas palabras y una promesa de que lo respeta tanto como antes de la intentona golpista del pasado mes de agosto. Nada m¨¢s. La ayuda econ¨®mica tendr¨¢ que esperar todav¨ªa.
La reuni¨®n entre el l¨ªder de la ¨²nica potencia mundial y el dirigente de un pa¨ªs en crisis fue lo que se preve¨ªa con anterioridad: un almuerzo entre dos amigos que coincid¨ªan en la capital espa?ola. No hubo acuerdos sobre ninguno de los dos temas principales: el desarme nuclear y la asistencia humanitaria que la URSS necesita para hacer m¨¢s llevadera la dif¨ªcil transici¨®n pol¨ªtica.El ambiente externo fue el mismo que en ocasiones anteriores -sonrisas, saludos afectuosos y coincidencia de puntos de vista sobre temas internacionales-, pero algo hab¨ªa cambiado respecto a otros encuentros entre los dos dirigentes. El golpe de agosto ha dejado una huella indeleble en la imagen de Gorbachov, y Bush no estaba ahora presionado por el l¨ªder de una superpotencia: Gorbachov ten¨ªa muy poco que ofrecer a cambio de la ayuda norteamericana.
La sensaci¨®n de desequilibrio fue tan palpable que en la sala de conferencias de la pretenciosa Embajada sovi¨¦tica en Madrid circulaba entre los periodistas una prpgunta: ?Qu¨¦ hace Gorbachov aqu¨ª? Bush hizo lo que pudo para situar a su hom¨®logo en un plano de igualdad.
En ¨¦sta, que era la primera reuni¨®n entre ambos desde el fallido golpe en Mosc¨², "no he sentido ninguna diferencia con respecto a reuniones anteriores", dijo el presidente norteamericano. Los dos l¨ªderes se reunieron la ¨²ltima vez en Mosc¨² justo tres semanas antes del intento de golpe de Estado.
"Mi respeto por Gorbachov no es ahora menor. H¨¢ sido una gran satisfacci¨®n encontrarme con mi amigo aqu¨ª, y nada ha cambiado como consecuencia de lo ocurrido en agos ' to", a?adi¨®.
Sin embargo, Bush no fue capaz de traducir esas bellas palabras en hechos. El presidente estadounidense escuch¨® durante una comida de dos horas -de las que s¨®lo una m¨ªnima parte de tiempo estuvo dedicado a la Conferencia sobre Oriente Pr¨®ximo- las explicaciones que le dio Gorbachov en cuanto a1as reformas que ha introducido en el camino hacia la econom¨ªa de mercado y las garant¨ªas ofrecidas acerca de su pretendido control sobre las rep¨²blicas.
-Pero, al parecer, todo eso no fue suficiente para convencer a Bush, que anunci¨® que esperar¨¢ hasta conocer los informes del Grupo de los Siete en relaci¨®n con la econom¨ªa sovi¨¦tica antes de tomar una decisi¨®n sobre el paquete de 4.500 millones de d¨®lares (463.000 millones de pesetas) en ayuda alimentar¨ªa y t¨¦cni~ca que la Uni¨®n Sovi¨¦tica le ha pedido a Washington para hacer frente a las necesidades m¨¢s urgentes.
"Gorbachov me ha explicado que, en el tema de la ayuda econ¨®mica, las rep¨²blicas est¨¢n actuando m¨¢s unidas que nunca con el centro", dijo George Bush. Insuficiente. "Hemos empezado a dar pasos realistas y concretos hacia la econom¨ªa de mercado, hemos dado pasos hacia . la liberalizaci¨®n de los. precios y hacia la regulaci¨®n del orden financiero en nulestro pa¨ªs", dijo Gorbachov. Tambi¨¦n insuficiente.
"Nadie me va a retirar"
En la Uni¨®n Sovi¨¦tica, "todos hacen lo que tienen que hacer y se ocupan de sus funciones. Yo. me siento m¨¢s tranquilo y con fiado que nunca. Nadie me va a retirar", a?adi¨® el presidente sovi¨¦tico. Todav¨ªa insuficiente.
Todos estos argumentos s¨®lo sirvieron para que George Bush afirmase que Mijail Gorbachov sigue siendo su interlocutor en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, aunque tambi¨¦n hable, seg¨²n reconoci¨®, con el presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, y con los dirigentes de las otras rep¨²blicas.
En el terreno de los hechos, lo ¨²nico.a lo que se comprometi¨® el, presidente norteamericano es a mantener su buena disposici¨®n a entregar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica ayuda humanitaria, pero s¨®lo despu¨¦s de que el Grupo de los Siete emita su diagn¨®stico y entregue sus recomendaciones sobre la situaci¨®n existente en aquel pa¨ªs.
Tampoco se consiguieron avances sustantivos sobre desarme nuclear estrat¨¦gico. Bush y Gorbachov elogiaron sus respectivas ofertas, pero s¨®lo acordaron crear dos grupos de estudio para buscar un punto en com¨²n entre las posiciones que mantienen ambos pa¨ªses.
Antes de estrechar sus manos vac¨ªas con las de Bush, Gorbachov se despidi¨® con un mensaje poco optin¨²sta: "Quiz¨¢ en el futuro habr¨¢ otras ocasiones en las que tengamos que volver a pedir m¨¢s ayuda, porque la vida est¨¢ llena de sorpresas".
El portavoz de, la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, dijo a los periodistas por su parte que Estados Unidos discutir¨ªa la ayuda con las rep¨²blicas sovi¨¦ticas separadamente del Gobierno central, informa Reuter. "Confiamos plenamente en Gorbachov, pero esto no. debe interpretarse como apoyo con exclusi¨®n de las rep¨²blicas". Fitzwateir a?adi¨® que esto era necesario para asegurar que los cr¨¦ditos agr¨ªcolas fueran reembolsados y asegurar tambi¨¦n que las rep¨²blicas obtengan una cuota justa en ayuda humanitaria.
La incertidumbre sobre el futuro de la URSS ha generado una fuerte disputa en la Administraci¨®n norteamericana sobre si la ayuda debe ser canalizada hacia rep¨²blicas espec¨ªficas o hacia el Gobierno central.
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