Shamir encaja golpes sin inmutarse
Los israel¨ªes siguen reprochando en Madrid a los norteamericanos haber "dejado en Washington su juego limpio", sobre todo por las concesiones hechas a los palestinos. La llegada a la capital espa?ola de un grupo de dirigentes de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), entre ellos Nabil Shaat, Mahmud Darwish y Basam Ab¨² Sharif, es la ¨²ltima gota que pod¨ªa (a¨²n no lo ha hecho) colmar el vaso. No obstante, el primer ministro israel¨ª, Isaac Shamir, encaja los golpes sin inmutarse.
En su discurso ante el pleno de la conferencia de paz, el presidente nortemericano, George Bush, retom¨® la tesis israel¨ª de que el fin de las negociaciones no es s¨®lo el fin del estado de guerra, sino "una aut¨¦ntica paz conseguida del modo y forma debidos".El segundo motivo de satisfacci¨®n para Israel fue el recuerdo de Bush de que las conversaciones tiene dos fases: un r¨¦gimen de autonom¨ªa durante cinco a?os y, a continuaci¨®n, negociaciones sobre el estatuto final de los palestinos que deber¨ªan iniciarse en el tercer a?o de autonom¨ªa. En cinco a?os, piensa Shamir, pueden cambiar muchas cosas en Oriente Pr¨®ximo y en Estados Unidos. El l¨ªder israel¨ª gana tiempo, y consigue as¨ª aplazar durante el mayor tiempo posible las decisiones importantes.
El endurecimiento progresivo del presidente sirio no preocupa ni molesta al primer, ministro israel¨ª. Todo lo contrario, si Damasco plantea obst¨¢culos al di¨¢logo directo con Israel, el espinoso problema del Gol¨¢n puede esperar.
No obstante, hay dos aspectos del discurso de Bush que inquietan realmente a los israel¨ªes. Al referirse a los problemas de seguridad, el presidente norteamericano ha hablado de que hay que tener en cuenta "las razonables necesidades de seguridad de Israel". En esta breve frase de Bush est¨¢ encerrado todo el problema de las futuras fronteras de Israel. Todav¨ªa le gust¨® menos a Shamir que el jefe de la Casa Blanca evocase la necesidad de un "compromiso territorial".
Por otro lado, tras subrayar que "la paz no puede ser impuesta desde fuera", Bush manifest¨® su disposici¨®n a "jugar un papel activo" en las conversaciones.
Si la presi¨®n norteamericana es demasiada, Shamir se encontrar¨¢ ante un grave dilema: interrumpir las negociaciones invocando la violaci¨®n de los compromisos previos recibidos de Washington, o bien ceder e ir defendiendo trinchera a trinchera las tesis de Israel con la esperanza de que, con la ayuda del tiempo, Bush o su sucesor acaben cans¨¢ndose de Oriente Pr¨®ximo y se preocupen por problemas m¨¢s cercanos.
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