El debate comunitario brit¨¢nico crece en crispaci¨®n ante la cumbre de la CE

El debate comunitario est¨¢ al rojo vivo en Londres. Los pol¨ªticos y parlamentarios antieurope¨ªstas se hacen o¨ªr poderosamente, a falta de un mes para la cumbre de Maastricht, enarbolando toda clase de argumentos. El m¨¢s reciente y llamativo, que la uni¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de la Comunidad Europea (CE) estimular¨¢ el desarrollo del fascismo y el neonazismo por la v¨ªa de la frustraci¨®n nacionalista, fue lanzado el lunes por el ex ministro de Hacienda Nigel Lawson.

Lawson es considerado moderadamente procomunitario -dimiti¨® en 1988 porque Margaret Thatcher se negaba a que la libra ingresara en el Sistema Monetario Europeo- y sigue opinando que una cierta integraci¨®n econ¨®mica es deseable, pero afirma que las ambiciones de poder de los eur¨®cratas rebasan ya lo tolerable. Su posici¨®n ha sido inmediatamente refrendada por Norman Tebbit, ex presidente del Partido Conservador y cabeza visible -la invisible es Margaret Thatcher- de los antieurope¨ªstas, que ayer manifest¨® que si se firmaba en Maastricht se tirar¨ªan por la borda todas las victorias b¨¦licas brit¨¢nicas, "en las que luchamos por nuestro derecho a la autodeterminaci¨®n". "Pero si el primer ministro, John Major, no firma los tratados, se asegurar¨¢ la victoria en las pr¨®ximas elecciones, porque eso es lo que realmente desean tanto los conservadores como los votantes laboristas", a?adi¨®.Mientras, un grupo de diputados ha lanzado una campana publicitaria en la que se recuerada a los brit¨¢nicos que la Comisi¨®n Europea ha intentado alguna vez acabar con s¨ªmbolos y tradiciones tan sagrados como los autobuses londinenses de dos pisos, el reparto de leche a domicilio y el ahumado de arenques. "Acabar¨¢n oblig¨¢ndonos a conducir por la derecha", concluye un folleto enviado a millones de hogares.

La campa?a excede el ¨¢mbito pol¨ªtico. Los directivos de la Confederaci¨®n de la Industria Brit¨¢nica, la gran patronal del Reino Unido, pidieron el lunes en su asamblea general que "el Gobierno no firme si el precio es demasiado alto". El ministro de Industria, Peter Lilley, presente en la reuni¨®n y antieurope¨ªsta ferviente, aprovech¨® para ponerse del lado de los empresarios y lanzar unas cuantas pullas contra el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jaeques Delors.

Insurrecci¨®n,

La insurrecci¨®n, antieuropea amenaza seriamente a John Major a medio a?o de las elecciones. Varias encuestas realizadas este fin de semana -entre los parlamentarios conservadores revelan que un tercio se opone a la uni¨®n econ¨®mica, y casi la mitad est¨¢ en contra de la uni¨®n pol¨ªtica. Con el fin de resolver la cuesti¨®n, para bien o para mal, antes de Maastricht, Major ha decidido coger el toro por los cuernos y celebrar un debate parlamentario sobre la Comunidad dentro de dos semanas. El primer ministro arriesgar¨¢ en el envite su liderazgo en el partido, pero sabr¨¢ al menos a qu¨¦ atenerse cuando viaje a la decisiva -reuni¨®n del Consejo Europeo.

Mientras tanto, Major y su ministro de Exteriores, Douglas Hurd, intentan aplacar los ¨¢nimos endureciendo sus cr¨ªticas hacia la CE. Las duras palabras de Hurd en La Haya est¨¢n dichas para que se oigan en Westminster. El mensaje es que el Gobierno mantiene una posici¨®n intransigente en lo que afecta a la soberan¨ªa brit¨¢nica, y que si finalmente se firman los tratados, ser¨¢ porque ¨¦stos no la socavan. "Pod¨¦is fiaros de nosotros", es lo que Major y Hurd intentan decir a sus parlamentarios rebeldes.