No habr¨¢ metro por el eje principal de la ciudad
El autor denuncia que los responsable del metro hayan desechado el trazado del eje de la Castellana, mientras que con pol¨ªtica de parcheo se hacen evidentes derroches y se desestiman planes por la secular falta de visi¨®n de futuro.
Los planes del Consorcio. de Transportes para el metro de Madrid arrastran los malos h¨¢bitos que parecen consustanciales a los ferrocarriles de este pa¨ªs: retraso en las obras, modificaci¨®n de proyectos y despilfarro" de recursos.En Madrid, ciudad poco apta para el autom¨®vil, se ha tardado m¨¢s que en Los ?ngeles, urbe construida para el veh¨ªculo individual, en redescubrir la necesidad del metro en una metr¨®poli congestionada por el tr¨¢fico. En 1980, un concejal del Ayuntamiento de Madrid, que luego lleg¨® a ministro, auguraba que el futuro del transporte colectivo estaba en el autob¨²s y no en el metro, opini¨®n que, compartida por otros responsables gubernamentales y del propio presidente del ferrocarril metropolitano, llev¨® a la paralizaci¨®n en el tendido de nuevas l¨ªneas. Hubo que esperar cinco a?os para cambiar de opini¨®n y otros tres para iniciar nuevos proyectos. Pero esta cura de realidad ha resultado cara. Los proyectos a los que se vuelve resultan evidentemente m¨¢s costosos.
El convenio firmado en 1990 prev¨¦, junto a la prolongaci¨®n de la l¨ªnea 1, el cierre de la 6 y la uni¨®n de las 7, 8 y 10. Este ¨²ltimo proyecto merece algunas puntualizaciones, ya que abandona definitivamente1a construcci¨®n de una l¨ªnea, la 8, por un eje ya consolidado, el de la Castellana, para sustituirlo por otro no consolidado, lo que no es muy ortodoxo desde el punto de vista ferroviario. Pretende el. consorcio crear un eje de metro para potenciar los nuevos equipamientos que se proyectan en la zona de Campamento y unirlos con la de Azca y Fuencarral. Aun admitiendo que esta opci¨®n tenga prioridad sobre la del eje de la Castellana parece razonable que, al menos, deber¨ªa dejar abierta la posibilidad de continuar en mejor ocasi¨®n el tendido de la l¨ªnea 8 hacia el sur. No es ¨¦ste el caso del proyecto de uni¨®n entre las l¨ªneas 7, 8 y 10.
El consorcio estudi¨® tres alternativas para este ¨²ltimo proyecto. Dos de ellas un¨ªan la l¨ªnea 10 con la 8, conectando la 7 con ellas en Nuevos Ministerios en un caso, y en Gregorio Mara?¨®n en otro. La tercera alternativa un¨ªa la l¨ªnea 10 con la 7 y prolongada la 8 hasta Emilio Castelar.
Resulta inexplicable que se haya desechado esta ¨²ltima opci¨®n que, a simple vista, parece la mejor porque mantiene la continuidad l¨®gica tanto del eje nortesur como la del este-oeste.
El estudio de Transportes
Y no deja de ser curiosa tambi¨¦n l¨¢ sistem¨¢tica postergaci¨®n que ha tenido la prolongaci¨®n de la l¨ªnea 8 por la Castellana. A mediados de los ochenta el Ministerio de Transportes realiz¨® un estudio para prolongarla al menos hasta su conexi¨®n con la l¨ªnea 5 en la estaci¨®n de Rub¨¦n Dar¨ªo. Seg¨²n el citado estudio, la l¨ªnea 8 habr¨ªa triplicado el n¨²mero de usuarios. Se prefiri¨® entonces utilizar el ramal de servicio en v¨ªa ¨²nica para llevar los trenes hasta la avenida de Am¨¦rica, soluci¨®n evidentemente provisional, pero como todas las de su g¨¦nero se ha consolidado.
Ahora el consorcio, en su tercera alternativa de uni¨®n entre las l¨ªneas 7, 8 y 10, s¨®lo estudia prolongar la l¨ªnea 8 hasta Emilio Castelar, sin, al parecer, tener en cuenta el anterior estudio del Ministerio de Transportes de anlazar en Rub¨¦n Dar¨ªo con la l¨ªnea 5, con las evidentes ventajas que ello representa.
En cuanto al despilfarro de recursos, tenemos tambi¨¦n un ejemplo en este proyecto de enlace de las l¨ªneas 7, 8 y 10, donde se proyecta cambiar el g¨¢libo de esta ¨²ltima l¨ªnea. para que admita coches de mayores proporciones, operaci¨®n que presenta serias dificultades en alguno de sus tramos. ?No ser¨ªa m¨¢s barato utilizar trenes, modernos adaptados al g¨¢libo estrecho?
Despilfatro tambi¨¦n de recursos que parece tendr¨¢ lugar en el ramal Opera-Norte que va a ser clausurado. Se abandona m¨¢s de un kil¨®metro de t¨²nel sin considerar su posible titilizaci¨®n en otras alternativas y el problerna que crear¨¢ a cuatro millones de viajeros. Se argumenta que las opciones que oftecer¨¢ el intercambiador de Pr¨ªncipe P¨ªo ser¨¢n suficientes, pero ninguna de ellas se orienta fundamentalmente hacia Sol, punto neur¨¢lgico de la red de metro.
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