El Reino Unido, dispuesto a aceptar m¨¢s poder para el Parlamento Europeo
La facci¨®n antieuropea del Partido Conservador brit¨¢nico estaba satisfecha el lunes. John Major le hab¨ªa recordado al canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, que el Reino Unido podr¨ªa decir "no" en la cumbre comunitaria de Maastricht. Pero su alegr¨ªa dur¨® poco. Por la noche, el primer ministro les record¨® a ellos que tambi¨¦n podr¨ªa decir "s¨ª". Es m¨¢s: proclam¨® que estaba dispuesto a hacer nuevas concesiones con el fin de que se firmaran los tratados sobre la uni¨®n econ¨®mica y monetaria y la uni¨®n pol¨ªtica. Y la primera concesi¨®n se produjo ayer mismo: Londres acepta que el Parlamento Europeo asuma un cierto poder.Major pronunci¨® el lunes un discurso durante la cena ofrecida por el lord-alcalde de Londres en el que describi¨® la pr¨®xima cumbre de Maastricht (9 y 10 de diciembre) como "un importante hito en el camino hacia una progresiva uni¨®n entre los pueblos de Europa" y expres¨® su confianza en que, "si todas las partes ceden", entre ellas el Reino Unido, pueda alcanzarse un acuerdo. A?adi¨® que ser¨ªa err¨®neo aceptar en este momento y para siempre la creaci¨®n de una moneda ¨²nica par a la CE, "pero ser¨ªa igualmente err¨®neo descartar definitivamente tal posibilidad". Y enumer¨® nuevamente que no aceptar¨¢ en ning¨²n caso menciones a la "vocaci¨®n federal europea", ni intromisiones en la pol¨ªtica social o la de emigraci¨®n, ni que Bruselas imponga la pol¨ªtica exterior.
Pero lo hab¨ªa dicho. Hab¨ªa conjugado el verbo "ceder". Su discurso, cuidadosamente sopesado, caus¨® furor -a favor y en contra- dentro del Partido Conservador. Los ¨¢nimos se exaltaron a¨²n m¨¢s cuando trascendi¨® la noticia de que, en Holanda, el ministro de Exteriores, Douglas Hurd, aceptaba al fin que el Parlamento Europeo viera incrementado su poder e incluso pudiera imponer alg¨²n tipo de veto sobre las decisiones de la Comisi¨®n Europea.
Las crecientes diferencias entre tories proeuropeos y tories antieuropeos -cuyos efectivos parlamentarios est¨¢n muy parejos- se ahondan cada d¨ªa y est¨¢n causando graves apuros a Major. El primer ministro compareci¨® ayer en la C¨¢mara de los Comunes y tuvo que escuchar, desde su propio bando, agrias quejas contra su "rendici¨®n" ante el resto de los pa¨ªses de la CE.
Varios diputados conservadores se lanzaron a glosar el honor patrio, el esp¨ªritu imperial y el glorioso pasado, con las oportunas invocaciones a la Armada Invencible espa?ola y a la hist¨®rica, perfidia francesa, mientras Major insist¨ªa con paciencia en que estos tiempos ya no permiten orgullosos aislamientos y que, llegado el momento, firmar¨ªa en Maastricht si el tratado final "conviene a los intereses brit¨¢nicos".
Mientras tanto, el l¨ªder laborista, Neil Kinnock, con una ampl¨ªsima sonrisa, lamentaba que "el primer ministro tenga que dedicar la mayor parte de su tiempo a apaciguar a su propio partido, en lugar de negociar con los dirigentes de la CE un tratado satisfactorio para Gran Breta?a".
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