Un alcalde de Cisjordania ve c¨®mo derriban su casa tras ser acusado de violar una norma
El palestino Yusef Said Injaz, el mujtar o alcalde de Jarbata, un pintoresco villorrio de Cisjordania, hab¨ªa violado una ley. En castigo, las autoridades israel¨ªes le demolieron una de sus tres casas el lunes. La historia del mujtar de Jarbata es ciertamente muy complicada. Trata sobre, todo de la adaptabilidad y ductilidad de la ley en los territorios ocupados por Israel desde 1067. Era una peque?a casa rodeada de olivos, dos naranjos, una higuera y un pajar.
Levantada sobre una de las lomas pedregosas de Jarbata, la casa del mujtar se ergu¨ªa a 28 kil¨®metros al norte de Jerusal¨¦n. Una casa de cemento en un paisaje primitivo. Los abuelos de los abuelos del mujtar nacieron aqu¨ª. La ley que rige en la tierra de los Injaz es la ley del Estado de Israel. Lo curioso es que se aplica invocando la legislaci¨®n que los jordanos heredaron del mandato brit¨¢nico en Palestina. Fue construida hace tres a?os para alojar a su hijo Rafiq, su mujer, Rana, y sus cuatro hijos. T¨¦cnicamente, fue una operaci¨®n ilegal.El mujtar se cans¨® de esperar la autorizaci¨®n del Gobierno israel¨ª para construir una casa en su terreno. La primera vez que solicit¨® permiso fue en mayo de 1986. Seis meses despu¨¦s volvi¨® a pedir autorizaci¨®n para la construcci¨®n. Al a?o hizo lo mismo. El mujtar dice que nunca recibi¨® respuesta. Como su familia continuaba creciendo, se puso manos a la obra.
El lunes a mediod¨ªa lleg¨® una patrulla israel¨ª de 25 soldados. El jefe decret¨® el toque de queda y orden¨® a todos los residentes permanecer en sus casas. A los Injaz les dio cinco minutos para que sacaran lo que pudieran de la casa condenada. El mujtar, Rafiq y Rana tuvieron tiempo para salvar las frazadas y lo que pudieron de ropa. Luego, desde la ventana de una casa adyacente vieron c¨®mo un tractor oruga arremet¨ªa contra las paredes.
El mujtar no parece demasiado alterado. Dice que los palestinos ya est¨¢n acostumbrados a que los israel¨ªes les destruyan la casa. Parado al lado de la tienda de campa?a donde se han instalado sus hijos y nietos, el mujtar contempla las ruinas y pregunta a los cuatro periodistas extranjeros que le han ido a visitar:"?De qu¨¦ proceso de paz estamos hablando?".
Muestra la notificaci¨®n de la Administraci¨®n civil: lleva el n¨²mero 2.041. Invoca el art¨ªculo 79 de la ley de construcci¨®n de 1966, aprobada un a?o antes de la Guerra de los Seis D¨ªas, cuando Jordania ten¨ªa bajo su control el territorio al oeste del r¨ªo Jord¨¢n. Esa ley, a su vez, est¨¢ basada en la legislaci¨®n del mandato brit¨¢nico. En el caso del mujtar Injaz, Israel no ha hecho sino aplicar una ley jordana oportunamente enmendada.
Razones pol¨ªticas
El mujtar admite que viol¨® esa ley, pero dice que bajo las ruinas de , su casa yacen sobre todo motivaciones pol¨ªticas. Israel no s¨®lo quiere impedir el desarrollo de aldeas palestinas como Jarbata, sino que quiere enviar un claro mensaje a los otros mujtares. Injaz ve los escombros de su casa como una advertencia. "Las autoridades me castigaron porque siempre me negu¨¦ a cooperar con ellas", dice. "Cooperar" en este caso significa "mantenerlas informadas acerca de las actividades de la gente en Jarbata", dice. Si hay alguien que sabe lo que pasa en una aldea es precisamente el mujtar.
Los tractores israel¨ªes han demolido centenares de casas palestinas. Habab Rubin, portavoz oficial de la oficina del coordinador de actividad gubernamental (israel¨ª) en Judea y Samaria (Cisjordania) y la franja de Gaza, dice a este peri¨®dico que s¨®lo el a?o pasado se destruyeron "cerca de 200 viviendas ilegales".
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