Alfonso Guerra, en el hogar de Neruda
El ex vicepresidente del Gobierno visit¨® en Chile la casa-museo del poeta
ENVIADO ESPECIALPoco expresivo se mostr¨® el ex vicepresidente del Gobierno espa?ol, Alfonso Guerra, durante su visita, el pasado domingo, a la casa-museo del premio Nobel de Literatura chileno, el poeta Pablo Neruda. Guerra aprovech¨® su primer viaje a Chile, donde asistir¨¢ a las reuniones de la Internacional Socialista que comienzan ma?ana en Santiago, para escaparse hasta el hogar de Neruda en Isla Negra, al borde del Pac¨ªfico, a unos 120 kil¨®metros al oeste de Santiago.
El ex vicepresidente -que tambi¨¦n se ha confesado poeta- s¨®lo dej¨® traslucir la emoci¨®n de esta visita en el texto, lleno de connotaciones nerudianas, que dej¨® escrito en el libro de visitantes al finalizar el recorrido: "Espa?ol en Isla Negra, entre barcas, caracolas y mascarones de popas o proas con Neruda en los mares y nostalgia de Espa?a en los ojos y el coraz¨®n. Neruda, tu figura, tus llantos, tus palabras y tus poemas de amor con cari?o desesperado vive a la memoria y a la raz¨®n".
Casi desapercibidos para los visitantes domingueros que esperaban entrar en la casa del poeta, Alfonso Guerra y su secretario Rafael Delgado hab¨ªan llegado a mediod¨ªa a Isla Negra, acompa?ados por el ministro de Educaci¨®n de Chile, el socialista Ricardo Lagos, y su esposa. La directora de la casa de Neruda, Mar¨ªa Eugenia Zamudio, que vivi¨® varios a?os exiliada en Espa?a, acompa?¨® a los visitantes durante la hora y tuarto que dur¨® el recorrido por los recovecos de esa construcci¨®n ins¨®lita, producto de los caprichos del poeta.
Guerra vest¨ªa deportivamente, con chaqueta de seda azul oscura y pantalones vaqueros, y se detuvo en comentar detalles de los cientos de objetos que all¨ª acumul¨® Neruda durante su vida. Admir¨® especialmente un enorme cuerno de unicornio marino que se encontraba en una dependencia que cumple las funciones de taller. El ex vicepresidente observ¨® el cuerno con atenci¨®n y luego, ayudado por Delgado, lo devolvia su posici¨®n sobre una estanter¨ªa. Cuidadoso, advirti¨® del riesgo que supon¨ªa dejarlo all¨ª arriba ante la posibilidad de que un temblor de tierra lo hiciese caer al suelo.
Cuando la directora de la casa cont¨® que Mar¨ªa Celeste, una pieza que representa a una mujer, hab¨ªa sido codiciada por el presidente Salvador Allende, Guerra exclam¨®: "?Es que es muy bella!". En un sal¨®n donde Neruda hab¨ªa grabado en las vigas los nombres de sus amigos muertos, Guerra explic¨® que uno de ellos, Alberto S¨¢nchez, "era un escultor espa?ol que muri¨® en la Uni¨®n Sovi¨¦tica". Tambi¨¦n record¨® Guerra: "Esto lo describe Matilde [Urrutia, la viuda de Neruda] en su libro dram¨¢ticamente".
Al concluir su visita, Guerra dio que tiene previstas dos intervenciones ante la Internacional Socialista, pero no dar¨¢ ninguna conferencia en Chile, porque "ya estuvo bien" en Brasil, donde sali¨® a dos conferencias diarias por varias ciudades.
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