Descansemos paz
Conoc¨ª a Klaus Kinski unos d¨ªas antes del rodaje de El caballero del drag¨®n, en 1985. Est¨¢bamos en la Costa Brava y salimos a tomar algo al aire libre. Hablaba como si los dem¨¢s no existieran, no miraba a los ojos, mov¨ªa la cabeza de un lado para otro. Alab¨¦ su trabajo en Lo importante es amar, una de mis pel¨ªculas favoritas, y ¨¦l me contest¨® que le parec¨ªa "una mierda". Me pareci¨® obvio no hablar de su interpretaci¨®n en Aguirre, pel¨ªcula por la que no siento mucha estima, as¨ª que cambi¨¦ de tercio y pas¨¦ al cine americano. Le pregunt¨¦ por su trabajo en la pel¨ªcula de mi adorado Billy Wilder, y sigui¨® soltando "mierda". Hablamos del paisaje y de la belleza de la Costa Brava, y me contest¨® que odiaba las zonas tur¨ªsticas. Ah¨ª se termin¨® la charla. Kinski no toleraba que nadie le maquillase, ¨¦l mismo se arreglaba el pelo con la mano despu¨¦s de pedir un fucking espejo. Su vestuario consist¨ªa en un ¨²nico traje que se met¨ªa directamente por la cabeza. De esta forma, por tarde que le cit¨¢ramos, siempre estaba preparado para rodar mucho antes de. lo previsto. Entonces no paraba de mascullar y decir que, "?a qu¨¦ co?o estamos esperando?". Si le dec¨ªas que estaban iluminando, contestaba que est¨¢bamos haciendo old fashion, algo pasado de moda, "mierdas como las que hac¨ªa David Lean".
Y es que Klaus ten¨ªa una espina clavada con Lean: cuando rod¨® un papelito en Doctor Zhivago se debi¨® sentir humillado ante un director todopoderoso, y desde entonces, en cada pel¨ªcula, trataba de estar por encima del director.
Continuamente estaba amenazando con dejar la pel¨ªcula. Gracias a ¨¦l consegu¨ª terminarla en el tiempo previsto, ya que trataba de quit¨¢rmelo de encima lo antes posible. Siempre que sal¨ªa de espaldas recurr¨ªa a dobles. As¨ª, normalmente, a media jornada se le pod¨ªa mandar al hotel y relajamos un poco.
Creo que sus compa?eros actores experimentaban algo parecido. A la protagonista la intent¨® violar en el plat¨®, aprovechando las relaciones paternofiliales de los personajes. A Fernando Rey le rompi¨® una costilla en un desafortunado forcejeo no previsto en el gui¨®n; y a Harvey Keitel no os¨® tocarlo porque ¨¦ste previamente hab¨ªa advertido que al primer incidente le soltaba un guantazo, con el mismo brazo tatuado que exhib¨ªa en Taxi driver.
S¨®lo Miguel Bos¨¦ hizo buenas migas con Kinski, pero esto para los que conocemos a Miguel no era de extra?ar dada su extraordinaria habilidad para tratar con los animales, heredada sin duda de su padre, el legendario diestro Luis Miguel Domingu¨ªn. Pero Kinski ten¨ªa una gran sensibilidad. Un d¨ªa, rodando en exteriores y despu¨¦s de dedicarnos los habituales insultos, se mostr¨® especialmente sensible con un perro al que llev¨® comida en un plato. El d¨ªa que termin¨® su papel fue un d¨ªa clave en el rodaje. Esa noche brind¨¦ con las ciento y pico personas que compon¨ªan el equipo, y el brindis fue: "Al fin solos".
Volv¨ª a ver a Kinski seis a?os m¨¢s tarde." Fue en el ¨²ltimo festival de San Sebasti¨¢n. El destino nos coloc¨® casi juntos, espalda con espalda. Yo, naturalmente, no le salud¨¦. ?l, seguramente, ni me recordaba. Junto a ¨¦l s¨®lo estaba la azafata designada (y resignada) por el Festival. Su aspecto era bastante deprimente, exhib¨ªa continuamente un rictus que a veces parec¨ªa una sonrisa. Definitivamente abandonado por la industria, incapaz de soportar a un tipo como ¨¦l, vagaba ahora con tiempo libre por cualquier certamen que quisiera acogerlo.
Mucha gente pensaba que estaba loco. Yo no lo creo as¨ª. Era un ni?o mimado, consentido y maleducado. De haber sido una persona mayor, s¨®lo le cabr¨ªa el calificativo de hijo de puta. Pero ahora se ha muerto y nos ha dejado. Descansemos en paz.
Femando Colomo es director de cine.
Babelia
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