Los n¨²meros vuelven la espalda a Antic
ENVIADO ESPECIAL, La maquinita registradora de Radomir Antic, que sumaba victoria tras victoria como si tal cosa, se qued¨® sin pilas en La Maladiere, humilde estadio del Neuchatel Xamax, sexto clasificado de la Liga suiza. El resultado, gran patrimonio del t¨¦cnico yugoslavo, salvoconducto que, dec¨ªan, lo manten¨ªa alejado de la soga, fall¨® esta vez. La que podr¨ªa ser una explicaci¨®n sucinta y un tanto distorsionada de lo sucedido en Neuchatel encierra una triste verdad: sin el favor del marcador, el actual Madrid es un equipo carente, obtuso y nada vers¨¢til. Esto no es noticia. Tampoco lo fue que cay¨®, contumaz, en apuntes de su cotidiana vulgaridad. S¨ª lo fue en cambio que perdi¨® y que, por una vez, el infortunio, mal al que parec¨ªa no estar abonado, le impidi¨® volver con un marcador m¨¢s justo que el 1-0 final.
24 partidos oficiales llevaba Antic sin conocer la derrota. 20 llevaba el Neuchatel sin perder en su campo. Demasiados n¨²meros para tan poco f¨²tbol. Dud¨® Antic ante un contrario inferior, al plantear su estrategia en funci¨®n del rival, y podr¨ªa suceder que tantos meses de imbatibilidad no le basten para pagar por ello.
Volvi¨® Rafael Gordillo al equipo titular. Buena noticia para el f¨²tbol. El Gordo re¨²ne gran parte de los atributos que definen a los futbolistas excepcionales y la grada agradece siempre su presencia. En La Maladiere, cientos de emigrantes espa?oles saludaron con jolgorio tan significativo retoque en la alineaci¨®n del Madrid. Sin embargo, el retorno del zancudo lateral apenas maquill¨® el descuidado juego del equipo. Gordillo se visti¨® de pedrusco en la banda izquierda, es decir, como obst¨¢culo o tap¨®n, y s¨®lo uno de sus parab¨®licos centros pudo verse en la primera mitad. Pobre balance y peor detalle, pues si algo le falta al actual Madrid es hombres que pongan el bal¨®n en el ¨¢rea con cierto m¨¦todo.
La consecuencia fue que el equipo de Antic, con Butrague?o aislado en punta, s¨®lo alcanz¨® con posibles el ¨¢rea de Delay en una ocasi¨®n durante la primera parte. Fue en un bal¨®n alto que Michel empalm¨® con tanto acierto como mala suerte, pues Luthi recibi¨® el ca?onazo en la puerta. Minutos despu¨¦s fue sustituido.
El juego padeci¨® a lo largo de los primeros 45 minutos diversas circunstancias adversas que lo empobrecieron. Un campo estrecho y dos defensas adelantadas, como las que ayer pusieron en pr¨¢ctica ambos equipos, convierten el terreno de juego en un poblado futbol¨ªn del que, salvo excepciones, siempre sale mejor parado el que menos precisa de t¨¦cnica, por aquello de que siempre suele ser el que m¨¢s empuja. En este caso, el Neuchatel. As¨ª fue que el bal¨®n no encontr¨® espacios para discurrir y vivi¨® entre trompicones, rebotes, cabezazos, tarascadas y otros aspectos carcelarios del juego. El Madrid vivi¨® c¨®modo en su islita conservadora, con todas sus acciones depositadas en el ub¨ªcuo Rocha, hasta que uno de los africanos meti¨® el dedo en el enchufe.
Se sobr¨® Antic en la v¨ªspera cuando dijo que el Madrid conoc¨ªa perfectamente al Neuchatel y que, aunque contra el Celtic de Glasgow hab¨ªa conseguido tres goles a bal¨®n parado, no hab¨ªa lugar para la sorpresa. Pues bien, no hubo sorpresa, porque no iba a serlo que el Neuchatel marcara de falta despu¨¦s de lo que dijo Antic, pero s¨ª cierto descuido defensivo y un tremendo golazo de Ibrahim Hassan. No tuvo en este caso el Madrid la fortuna que le sobr¨® ante el Mallorca, el Deportivo, el Barcelona y alg¨²n otro. Qued¨® por ver, por lo tanto, si el equipo era capaz de enderezarse y jugar por s¨ª mismo. Para nada, seg¨²n pudo verse despu¨¦s.
El gol, como suele suceder en los torneos del k.o., aire¨® el partido y lo libr¨® de paja. El Madrid se olvid¨® de la banda derecha del Neuchatel, que tanto preocupaba a Antic, y se decidi¨® a buscar su partido en lugar de escond¨¦rselo al rival. La segunda mitad tuvo una entrada soberbia. Hagi encontr¨® una medida cesi¨®n de Michel y se plant¨® s¨®lo ante Delay. Fall¨®. Similar adversidad sufrieron m¨¢s adelante Luis Enrique, que incomprensiblemente no acert¨® a empujar la bola en inmejorable posici¨®n, y Butrague?o, cuyo cabezazo encontr¨® la pierna de un defensa antes que la red. Previamente, el Buitre fue objeto de un posible penalti que el ¨¢rbitro ignor¨®. El Neuchatel tambi¨¦n tuvo sus oportunidades, pero sin fe. Lo duro ya estaba estaba hecho. En esos momentos, el partido, que no el marcador, estaba en manos del Madrid, que busc¨® con desespero, poco m¨¦todo y menos fortuna, el gol de oro. No lleg¨® y la eliminatoria depende ahora del Bernab¨¦u, lo que ya no es ninguna garant¨ªa.
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