CNN
No hemos visto la ca¨ªda de Vukovar en la CNN. Ni veremos la de Osijek. S¨ª, claro, hay noticias de Yugoslavia por todas partes. Pero es una informaci¨®n sin lustre, perif¨¦rica. Nada que ver con las guerras estelares y el frenes¨ª de las conexiones en directo. Nos pon¨ªan los bombardeos de Bagdad y, hala, los televidentes de medio mundo venga a chutarnos not¨ªcias y emociones en la vena del alma. El nuevo orden mundial le apoya en el espejo de la CNN: es la televisi¨®n la que nos dicta cu¨¢les son las matanzas importantes para nuestra conciencia y nuestro bolsillo. Como las carnicer¨ªas de Yugoslavia no vienen servidas en directo, la historia balc¨¢nica nos trae m¨¢s bien al pairo. Adem¨¢s es un tema demasiado confuso. Unos dicen que es la guerra del Norte contra el Sur, de los ricos croatas contra los pobres serbios, y otros dicen que es el combate de la Croacia democr¨¢tica contra la Serbia estalinista. Unos hablan de las atroces guerrillas serbias, que avanzan descuartizando y degollando, y otros se estremecen ante las milicias neonazis de la HOS croata. Nadie sabe nada, porque el asunto yugoslavo no amenaza de manera inmediata el sagrado equilibrio de las Bolsas; si s¨ª lo amenazara, la CNN ya se habr¨ªa encargado de explicamos claramente qui¨¦nes son los buenos y qui¨¦nes los malos. Y ya estar¨ªa Occidente pringado hasta las axilas en la cruzada. Yo s¨®lo s¨¦ que Vukovar era una ciudad en la que antes conviv¨ªan pac¨ªficamente serbios y croatas. S¨¦ que unos cuantos canallas, probablemente de ambos lados, han hundido al pa¨ªs en un pozo de sangre. Y que ahora mismo es el Ej¨¦rcito federal el que ataca y bombardea. Hay en Yugoslavia unos buenos clar¨ªsimos: los ni?os y ancianos muertos, los civiles aterrorizados, las innumerables v¨ªctimas croatas y serbias. Habr¨ªa que hacer algo, aunque no salgamos en la CNN.
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