La rival
?Qui¨¦n ser¨ªa esa mujer rival que depositaba flores en la misma tumba? Lo acompa?¨® hasta la muerte y nunca pudo imaginar que su pasi¨®n fuera compartida, pero cada vez que iba al cementerio, encontraba sobre la tumba de su amante un ramo de rosas amarillas reci¨¦n cortadas. Alguien la preced¨ªa siempre. Durante los ¨²ltimos a?os, aquel hombre sin historia s¨®lo la hab¨ªa tenido a ella, pasaban juntos cada hora del d¨ªa y ¨¦l no goz¨® de otro admirador que su perro, el cual no pod¨ªa llevarle flores porque tambi¨¦n hab¨ªa fallecido. Cuando la mujer comprob¨® que las rosas amarillas se renovaban a trav¨¦s del tiempo a los pies de la fosa de su amante se sinti¨® muy turbada, y aunque los celos la corro¨ªan nunca por eso dej¨®. de depositar nuevos crisantemos junto a la ofrenda de aquella desconocida. Ahora estaba sola en el mundo y todas las calles de la ciudad conflu¨ªan hacia aquel punto donde su amante dorm¨ªa y en medio de la multitud hab¨ªa otra mujer sin rostro cuyo destino era com¨²n: amaba al mismo hombre. hasta m¨¢s all¨¢ de la muerte. Llevada por la inquietud, comenz¨® a investigar, si bien ¨¦l no hab¨ªa dejado agendas ni papeles y tampoco en casa los armarios ten¨ªan secretos ni en las p¨¢ginas de alg¨²n libro hab¨ªa quedado siquiera un p¨¦talo atrapado que denotara un sue?o perdido. Miraba desde la ventana la extensi¨®n de los tejados que cobijaban todas las pasiones y tambi¨¦n acertaba a ver las sucesivas oleadas de gente an¨®nima que generaba la esquina creando siempre criaturas similares. Cualquiera de ellas pod¨ªa ser la que llevaba flores a su amante. La propia soledad la purific¨® oblig¨¢ndola a amar a esa rival ignorada. La necesitaba como el ¨²ltimo lazo que la ataba a la vida y al ser desconocida se vio impulsada a amar a todos los seres del mundo a trav¨¦s de aquel ramo de rosas amarillas que nunca se secaban. Pero un d¨ªa fue al cementerio y no encontr¨® las rosas sobre la tumba de su amante. Entonces supo que ya no quedaba nadie, puesto que en la ciudad otra mujer hab¨ªa muerto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.