Italia, en plena taquicardia pol¨ªtica
PERU EGURBIDE. El presidente italiano, Francesco Cossiga, pide ser procesado por conspiraci¨®n contra el Estado a los mismos jueces que hoy resistir¨¢n a sus intentos de control con una huelga. Achille Ochetto, el l¨ªder ex comunista, busca consensos para destituir al presidente mediante un improbable juicio pol¨ªtico. 150.000 sindicalistas toman las calles de Roma para reclamar igualdad ante el fisco. Y el jefe del Gobierno, Giulio Andreotti, abandona su actitud de "pianista impasible, en medio de la pelea", proclamando la necesidad de elecciones casi inmediatas. Arnaldo Forlani, secretario. de la Democracia Cristiana (DC) y padre de esa imagen vaquera de Andreotti, quer¨ªa esos mismos comicios hace pocas semanas, pero ahora protesta.
Semejante acumulaci¨®n de noticias pol¨ªticas ins¨®litas no resulta excepcional en Italia, un pa¨ªs donde la prensa tiende a magnificar cada gesto de los mandatarios p¨²blicos para encanto, o desencanto, de unos ciudadanos todav¨ªa empe?ados en descifrar un drama que con frecuencia adquiere caracteres de gui?ol y responde a motivaciones generalmente ocultas. Un comentarista ha utilizado el termino "fibrilaci¨®n" para describir esta cotidianeidad convulsa. Se habla de fibrilaci¨®n cardiaca, cuando el coraz¨®n se dispara a un ritmo incontrolable dando lugar a lo que se llama una taquicardia parox¨ªstica, enfermedad rara vez mortal, pero que puede representar una seria minusvalia si llega a ser cr¨®nica.
Los italianos est¨¢n de pleno acuerdo sobre las causas de su taquicardia pol¨ªtica: la presente legislatura, que. deber¨ªa concluir el pr¨®ximo verano, coincidiendo con el t¨¦rmino del mandato de Cossiga, se apaga en un clima de crisis institucional tan serio e inaplazable como para que se hable leg¨ªtimamente del fin de la Rep¨²blica surgida tras la guerra.
Ha llegado la hora de revisar la validez de un sistema de consensos que ha generado Gobiernos sin oposici¨®n efectiva, pero, sobre todo, una deuda p¨²blica que ahoga a la econom¨ªa, tradicionalmente exportadora, unos servicios ineficaces y un Estado incapaz de sustraerse al empuje de la delincuencia organizada.
De las distintas apreciaciones de estos aspectos del nudo pol¨ªtico italiano surgen fen¨®menos disgregacionistas como la Liga Lombarda, que hace una semana demostr¨® sus potencialidades en Brescia; o regeneracionistas, como la Red de Orlando, que tambi¨¦n ha puesto una modesta pica en el norte de Italia. Eugenio Scalfari, director del influyente diario La Repubblica, proclam¨® el domingo la necesidad urgente de una Liga Nacional que canalice la desconfianza de los italianos hacia sus pol¨ªticos y evite las connotaciones fascistas de la Liga Lombarda.
El auge de estos fenomenos que se declaran transversales, porque se dirigen a clientelas de partidos diversos, no excluye que los pol¨ªticos tradicionales sigan siendo los mejor situados para protagonizar la inaplazable reforma, sobre todo si se tiene en cuenta su omnipresencia en la sociedad italiana. El problema con los pol¨ªticos italianos es que no se sabe cu¨¢ndo hablan sinceramente de reformas o simplemente maniobran para repartirse los cargos de la pr¨®xima legislatura. El sistema, que no permite la elecci¨®n directa del presidente de la Rep¨²blica ni del Gobierno, excluye la declaraci¨®n p¨²blica de unas ambiciones que s¨®lo se manifiestan en los cen¨¢culos que Preparan el pr¨®ximo reparto poselectoral.
Improbable, imposible
Parece improbable, aunque no imposible, que Francesco Cossiga pueda aspirar a un nuevo mandato presidencial. Sin embargo, es el pol¨ªtico m¨¢s activo y el director que marca el tempo implacable de la tensa actualidad italiana, en un continuo conflicto con los jueces y con toda la clase pol¨ªtica.
El socialista Bettino Craxi, que, por la alternancia habitual entre laicos y democristianos, s¨ª aspira a presidir el Gobierno tras las pr¨®ximas elecciones, sigue apoyando en solitario al peculiar Cossiga. Durante los ¨²ltimos 12 meses, ha coincidido a veces con Arnaldo Forlani en reclamar elecciones anticipadas y muchos han visto en ese empe?o un dise?o conjunto por impedir que Andreotti llegue a afrontar desde la presidencia del Gobierno la sucesi¨®n de Cossiga.
Andreotti ha defendido contra viento y marea la necesidad de agotar la legislatura hasta que el domingo anunci¨® a los democristianos, reunidos en Mil¨¢n, que podr¨ªa haber elecciones en marzo. Desde hace tres meses, se daba por hecho que se votar¨ªa en mayo. Craxi y Cossiga aplauden, Forlani protesta y el pa¨ªs especula con que si Andreotti ha tirado simplemente la toalla, si se dispone a disputar a Craxi la presidencia del Gobierno, o si ha llegado a un acuerdo con ¨¦l para ascender al Quirinale y dejar en la cuneta a Forlani. Todo es posible en esta Italia taquic¨¢rdica.
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