"Sin cohesi¨®n suficiente no habr¨¢ tratado"
"Sin cohesi¨®n no habr¨¢ tratado en Maastricht", afirma Carlos Westendorp, secretario de Estado para las Comunidades Europeas. Espa?a reclama la solidaridad financiera de sus socios, pero tiene una posici¨®n integradora que la diferencia del Reino Unido, el otro gran obst¨¢culo para el acuerdo sobre uni¨®n pol¨ªtica y monetaria. Los Doce, seg¨²n Westendorp, necesitan una pol¨ªtica exterior com¨²n para gestionar la estabilidad de Europa. "Nadie quiere el caos del pasado", afirma."Nuestro pa¨ªs", explica, "acude con una clara voluntad de impulsar la construcci¨®n europea en todos los terrenos, pero tiene un problema: la cohesi¨®n". Westendorp, de 54 a?os, se niega a pronunciar la palabra veto, pero descarta que pueda alcanzarse un consenso sin compensaciones suficientes para Espa?a.
Pregunta. Espa?a y el Reino Unido son dos de los problemas de la cumbre. ?C¨®mo explica esta paradoja de dos pa¨ªses tan diferentes por su concepci¨®n europea?
Respuesta. El Reino Unido, por su concepci¨®n, es partidario de no transferir competencias a la CE. Nosotros defendemos poner en com¨²n la soberan¨ªa. Nuestra actitud es un corolario l¨®gico de nuestro posicionamiento integracionista. No se concibe, una uni¨®n si a la vez no hay cooperaci¨®n. En rigor, el que niegue la cohesi¨®n econ¨®mica y social, niega la uni¨®n pol¨ªtica.
P. Espa?a es de los pa¨ªses m¨¢s procomunitarios, menos cuando se habla de dinero.
R. ?se es un falso clich¨¦, porque los otros lo miran mucho m¨¢s que nosotros. En el d¨ªa a d¨ªa la pelea por el dinero es de una desfachatez tremenda, y mucho m¨¢s evidente en los pa¨ªses ricos que en los pobres. Sucede como en la vida misma.
El medi¨® ambiente
P. ?Y todas excepciones de unanimidad que se piden en medio ambiente?
R. Son temas no negociables, porque eso no lo pagar¨¢ nunca la cohesi¨®n. Para nosotros el medio ambiente es prioritario; lo que pasa es que una legislaci¨®n comunitaria puede tener unas repercusiones enormes para la econom¨ªa de un pa¨ªs que no tiene dinero para pagarlas, cuando la norma en este campo es que el que contamina paga. Pondr¨¦ un ejemplo: si en lugar de aplazar el control de las emisiones de las centrales t¨¦rmicas hasta 1999 hubi¨¦ramos aceptado 1993 como fecha para implantar los filtros exigidos, la factura, en lugar de a 300.000 millones de pesetas, hubiera subido a 800.000 millones.
P. Sin embargo, con esta actitud nos situamos en la cola del bienestar ecol¨®gico, que tambi¨¦n es un ¨ªndice de desarrollo.
R. No es cierto. Somos el pa¨ªs con m¨¢s naturaleza de la CE y m¨¢s medio ambiente que proteger, pero a la vez hay que considerar que emitimos tres veces menos di¨®xido de carbono por habitante que Alemania. La protecci¨®n ecol¨®gica no puede ser una foto fija, y mucho menos condicionar el desarrollo necesario de algunos para proteger el que ya tienen otros.
P. ?La solidaridad financiera es una guerra entre pa¨ªses ricos y pobres?
R. No es un problema espa?ol, ni siquiera de los cuatro pa¨ªses menos ricos. Es un problema de toda la CE. Estamos reformando los tratados. La uni¨®n pol¨ªtica es mucho m¨¢s importante que el Acta ¨²nica, y en el Acta ¨²nica hubo cohesi¨®n.
P. ?Por qu¨¦ se habla entonces de un problema de Espa?a?
R. Se nota m¨¢s en Espa?a, porque es un pa¨ªs m¨¢s grande y m¨¢s complejo; en el fondo, m¨¢s desarrollado que los otros tres (Portugal, Irlanda y Grecia) que est¨¢n por debajo de la media. Nuestra agricultura mediterr¨¢nea es la m¨¢s poderosa de la CE y la que tiene mecanismos de protecci¨®n inferiores. Nuestra agricultura continental es m¨¢s d¨¦bil. ?ste es el ¨²nico pa¨ªs de la CE que produce garbanzos, y nuestras relaciones privilegiadas son con los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, mientras los dem¨¢s est¨¢n presentes en otras ¨¢reas. Tenemos unas caracter¨ªsticas peculiares que necesitan de una atenci¨®n especial. Los problemas de los dem¨¢s pa¨ªses son m¨¢s f¨¢ciles.
P. ?Maastricht es la ¨²ltima oportunidad para asegurar la v¨ªa espa?ola del desarrollo?
R. Con la cohesi¨®n no saldremos de pobres. La transferencia de dinero o el saldo neto positivo o negativo no es lo verdaderamente importante. Lo decisivo es que la situaci¨®n es injusta y hay que corregirla. ?Para qu¨¦ llegar a una situaci¨®n como la del cheque de la se?ora Thatcher? La clave del desarrollo es contar con una pol¨ªtica seria en tu pa¨ªs que te haga prosperar, porque ser competitivos depende del esfuerzo de los agentes econ¨®micos y de la pol¨ªtica del Gobierno. La cohesi¨®n sirve para colaborar en ese objetivo, y eso es lo ¨²nico que queremos. Rechazamos una pol¨ªtica de caridad, que adem¨¢s no servir¨ªa para nada.
P. ?La opini¨®n un¨¢nime en Espa?a a favor de la Comunidad no podr¨ªa cambiar si nos costara dinero?
R. Pagar no ser¨ªa lo grave, porque pertenecer a la CE proporciona otros muchos beneficios que est¨¢n en la mente de todos. Y estamos hablando de unas cantidades de saldo neto positivo que ni siquiera resuelven el d¨¦ficit de Renfe. Es un problema de l¨®gica y de equidad, de agravio comparativo. Lo que est¨¢ viciado es que recibamos menos beneficios que pa¨ªses ricos como Holanda y Dinamarca. Adem¨¢s, a ellos el dinero que reciben de la CE no les sirve para nada, porque lo decisivo para su bienestar es la estructura econ¨®mica que ya poseen.
P. Insisto, si en 1993 el balance con la CE da menos de cero, ?eso no ser¨ªa un factor pol¨ªtico insoportable para cualquier Gobierno?
R. Es que no lo va a dar. Incluso sin cohesi¨®n.
P. ?Pero habr¨¢ acuerdo en Maastricht?
R. Sin cohesi¨®n no habr¨¢ tratado. Si no hay compromisos firmes y suficientes no habr¨¢ tratados de momento; pero en el peor de los casos los acabar¨¢ habiendo. Intelectualmente no concibo una situaci¨®n que impida a Espa?a firmar el tratado.
P. ?El compromiso responder¨¢ a nuestra demanda?
R. Estoy convencido de que s¨ª. En el proyecto de tratado ya figuran algunos elementos positivos. Espa?a ha planteado ocho temas de cohesi¨®n, y ya existe una predisposici¨®n favorable en cuatro. Primero, la cohesi¨®n ser¨¢ un principio inspirador, un objetivo y no s¨®lo una pol¨ªtica de acompa?amiento como figura en el Acta ¨²nica. Segundo, la comisi¨®n estudiar¨¢ la situaci¨®n y har¨¢ propuestas para corregir desequilibrios. Tercero, la posibilidad de nuevos fondos estructurales. Y cuarto, el acento sobre la poblaci¨®n rural, no s¨®lo los agricultores en funci¨®n de la producci¨®n, sino todas las personas que viven en el campo.
P. Sin embargo, falta lo m¨¢s sustancial: la duplicaci¨®n de los fondos, un nuevo fondo estatal de convergencia, mayor porcentaje de cofinanciaci¨®n de la CE y la contribuci¨®n en funci¨®n de la riqueza relativa.
R. S¨ª, pero espero que tengamos satisfacci¨®n en todo ello.
P. Eso quiere decir que contamos con aliados suficientes.
R. El principal es la Comisi¨®n Europea. El presidente, Jacques Delors, aunque no votar¨¢, tiene una gran influencia en la m¨ªstica de la reuni¨®n. Luego est¨¢n los restantes pa¨ªses por debajo de la media. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha producido una comprensi¨®n general del problema y una apertura concreta en B¨¦lgica e Italia, que nos ha dado todo su apoyo aunque ello le cueste dinero. Alemania est¨¢ objetivamente interesada, porque, aunque es un pa¨ªs rico que paga mucho a la CE, tiene necesidad de ayuda para los cinco l?nder (estados) del Este. Tiene los medios para hacerlo por s¨ª misma, pero la Comunidad existe y tiene unas pol¨ªticas determinadas. Esta reflexi¨®n comunitaria hay que aplicarla a otras pol¨ªticas.
P. A la construcci¨®n europea se le adelanta el estallido de conflictos imprevistos. ?Podr¨¢ la Comunidad dar respuesta?
R. La raz¨®n de la inestabilidad de Europa es que los problemas durante el comunismo fueron simplemente adormecidos, pero no resueltos. El cambio sobre hace 50 a?os es que la CE existe, se ha convertido en el ¨²nico polo de atracci¨®n, y por eso debemos profundizarla y ampliarla. Maastricht es el principio de la gran construcci¨®n europea, con respuestas comunes por parte de los Doce. Inmediatamente tendremos que plantearnos la ampliaci¨®n. Austria y Suecia entrar¨¢n muy pronto en la Comu
nidad, pero despu¨¦s vendr¨¢n otros.P. El Reino Unido act¨²a de freno de la uni¨®n europea, ?c¨®mo superar esa actitud de isla pol¨ªtica frente al continente?
R. La juventud brit¨¢nica -no hay m¨¢s que mirar los sondeos de opini¨®n- se est¨¢ dando cuenta de que ya no hay lugar para el espl¨¦ndido aislamiento del pasado. Al Reino Unido no le queda m¨¢s remedio que jugar a Europa, aunque a la vez tenemos que seguir vinculados a Estados Unidos, que es una pieza b¨¢sica. Ese mimetismo brit¨¢nico de hacer s¨®lo una pol¨ªtica pronorteamericana no tiene sentido, porque ambas son compatibles y complementarias.
P. ?Los vetos a las reformas son entonces producto de la ceguera de la clase pol¨ªtica brit¨¢nica?
R. Hay circunstancias que explican en parte ese rechazo. El Reino Unido ha sido un imperio hasta hace muy poco. Es tambi¨¦n una naci¨®n vieja, con uno de los mejores funcionamientos de la maquinaria democr¨¢tica de todo Occidente. Todo ello, unido al car¨¢cter insular y a la herencia Thatcher, es lo que les lleva a frenar el proceso. No olvidemos que primero los brit¨¢nicos lideraron la EFTA y crearon la OCDE con la idea de debilitar a la Comunidad. Luego, aplicaron la m¨¢xima pragm¨¢tica de si no puedes derrotarla ¨²nete a ella. Su actitud en la CE es que no se bajan del autob¨²s, pero te pisan el freno y encima critican c¨®mo conduces.
Los 'huesos' de la uni¨®n
P. ?Cohesi¨®n y pol¨ªtica social, los dos huesos?
R. Es posible que sean los dos grandes problemas, pero la mayor¨ªa cualificada para decidir acciones de pol¨ªtica exterior puede ser otro posible desencadenante de un fracaso.
P. ?Y los Doce no cuentan con ning¨²n seguro contra incendios?
R. El extintor de los posibles chispazos de la cumbre es la necesidad que todos tenemos de seguir adelante, de que Maastricht sea un ¨¦xito. Se dan las condiciones, y eso es lo m¨¢s importante.
P. ?C¨®mo va a quedar la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n?
R. Vamos a hacer un compromiso intermedio entre dos tendencias. La integradora y la de los defensores de guardar las competencias nacionales. No se va a dar satisfacci¨®n a ninguno de los dos grupos. Es la ¨²nica base de acuerdo posible. Ser¨¢ el m¨ªnimo para que la Comunidad pueda responder a los desaf¨ªos, aunque despu¨¦s de cuatro a?os de rodaje la Comunidad se acabar¨¢ dando cuenta de que tiene que dotarse de medios m¨¢s eficaces.
P. Pero, en el mejor de los casos, ser¨¢ un acuerdo de m¨ªnimos.
R. Al principio se habl¨® de un Acta ¨²nica bis y lo que pretendemos ahora ya es mucho m¨¢s que eso. Maastricht ser¨¢ un punto de partida, y en 1996 ya est¨¢ prevista otra conferencia para ello.
P. ?Su pron¨®stico sobre el resultado de Maastricht?
R. Algo m¨¢s de un 50% de posibilidades de acuerdo.
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