La Europa social
Una nueva cumbre comunitaria se aproxima, y parece que esta vez tampoco se quiere poner en marcha la Europa social. Precisamente cuando estamos en el momento adecuado para demostrar que la unidad europea no se puede reducir a un simple mercado, por muy grande que ¨¦ste sea.En la cumbre de Maastricht, los jefes de Estado y de Gobierno de los doce estudiar¨¢n el documento de la presidencia holandesa, que resume las conclusiones de las conferencias intergubernamentales sobre la uni¨®n econ¨®mica y monetaria y sobre la uni¨®n pol¨ªtica.
Por tanto, si en Maastricht no se ampl¨ªan las competencias sociales de la Comunidad, y no se integra en los nuevos tratados la Carta de los Derechos Sociales Fundamentales Comunitarios, esta nueva etapa de la Comunidad se habr¨¢ frustrado para el objetivo progresista de construir en Europa un espacio pol¨ªtico democr¨¢tico, articulado econ¨®mica y socialmente.
Comit¨¦s en multinacionales
La Carta Social, que fue aprobada por, s¨®lo 11 Gobiernos -Gran Breta?a se neg¨®, y por tanto ¨²nicamente tuvo car¨¢cter declarativo, sin fuerza vinculante-, y el programa de acci¨®n para su desarrollo normativo est¨¢n pr¨¢cticamente paralizados, ya que la regla de la unanimidad para los asuntos sociales permite a un solo pa¨ªs bloquear cualquiera de las directivas propuestas, como puede ocurrir, entre otras, con la del derecho de informaci¨®n, consulta y participaci¨®n en las empresas europeas, que permitir¨ªa la creaci¨®n de comit¨¦s de empresa en las compa?¨ªas multinacionales.
La reciente entrevista del presidente y del secretario general de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES), Norman Willis y Emilio Gabaglio, con Felipe Gonz¨¢lez ha puesto de relieve las ambig¨¹edades, cuando no el rechazo, del Gobierno espa?ol a las peticiones concretas que la CES le plante¨® ante la cumbre de Maastricht y que se resumen en estos cinco puntos:
- Votaci¨®n por mayor¨ªa en los asuntos sociales.
- Ampliaci¨®n de las competencias sociales.
- Mayores poderes para el Parlamento Europeo.
- Cohesi¨®n econ¨®mica y social en el contexto de la UEM.
-Inclusi¨®n de la Carta Social en el tratado.
Gonz¨¢lez, aunque asegur¨® compartir gen¨¦ricamente estos puntos, quiso salirse por la tangente, prometiendo llevar las ideas de la CES a Maastricht pero sin hacerlas suyas, que era justamente lo que se le ped¨ªa, y, al mismo tiempo, pretendi¨® que la CES asumiera su peligrosa idea de condicionar la aceptaci¨®n del voto por mayor¨ªa a las modificaciones en el sistema de financiaci¨®n de la Comunidad Europea.
Reequilibrio y solidaridad
Gonz¨¢lez reproch¨® a la CES y a los sindicatos espa?oles que no defienden claramente el reequilibrio y la solidaridad interna en la Comunidad, ignorando que la cohesi¨®n es una constante reivindicaci¨®n de la CES, como se reflej¨® en la resoluci¨®n general de su ¨²ltimo congreso. Y en cuanto a UGT y CC OO, le bastar¨ªa al presidente leer la ISP (iniciativa sindical de progreso) para comprobar las advertencias que en ella se hacen sobre los riesgos de desigualdad territorial, la necesidad de la cohesi¨®n econ¨®mica y la denuncia de la absoluta insuficiencia de los fondos estructurales dedicados al reequilibrio.
Es indudable, por tanto, que el sindicalismo europeo apoyar¨¢ la petici¨®n de los Gobiernos que, como el espa?ol, reclaman que se aporte a la Comunidad, y se reciba de ella, proporcionalmente al nivel econ¨®mico de cada pa¨ªs.
Pero la cohesi¨®n no puede ser un principio aislado ni el pretexto para eludir la responsabilidad del Gobierno espa?ol en la implantaci¨®n de pol¨ªticas comunitarias en materias como el medio ambient¨¦, el empleo o los salarios, para lo cual tendr¨ªa que realizar las correspondientes reformas econ¨®micas y fiscales.
Esperemos, no obstante, que en Maastricht se den pasos hacia una Europa unida pol¨ªticamente, con Parlamento y Gobierno con poderes reales y en cuyo marco constitucional y jur¨ªdico sea posible levantar un espacio social, mediante una legislaci¨®n b¨¢sica com¨²n y la implantaci¨®n progresiva de convenios colectivos de ¨¢mbito europeo.
La Confederaci¨®n Europea de Sindicatos extiende su acci¨®n m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites comunitarios, apoya tambi¨¦n a los sindicatos de los pa¨ªses del Este en su nueva andadura democr¨¢tica y defiende los derechos de los cada vez m¨¢s numerosos inmigrantes extracomunitarios.
La CES, ante la cumbre de Maastricht, est¨¢ decidida a agotar todas las posibilidades de di¨¢logo en favor de la Europa social, amplia y solidaria que queremos los trabajadores.
Pero, como dijo Emilio Gabaglio en la asamblea conjunta de delegados de CC OO y UGT, celebrada en Madrid despu¨¦s de la entrevista en la Moncloa, si en Maastricht se hacen o¨ªdos sordos, habr¨¢ que movilizar a los 50 millones de afiliados de la CES para desarrollar una gran campa?a de presi¨®n sobre los Parlamentos nacionales, con el fin de, que ¨¦stos bloqueen los nuevos tratados y se revisen sus contenidos.
Y en esa lucha contra las concepciones conservadoras (que lamentablemente no son exclusivas del Gobierno brit¨¢nico), los sindicatos y los trabajadores espa?oles deberemos contribuir con el mayor y m¨¢s unitario de los esfuerzos.
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