"Como europeo estoy satisfecho; como espa?ol, preocupado"
Pregunta. ?C¨®mo valora los resultados de la reuni¨®n de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Europea?Respuesta. Como europeo, me siento satisfecho; como espa?ol, preocupado. El resultado entra dentro de lo previsible, dentro de lo que es la cultura comunitaria del paso a paso. En algunos supuestos, con car¨¢cter, sin duda, irreversible. Me parece importante que figuren por primera vez aspectos de defensa o. que intenten superarse algunos defectos en el funcionamiento democr¨¢tico de las estructuras de la CE. Como espa?ol, me parece un tratado muy exigente en las obligaciones y muy ambiguo en las facilidades; por tanto, bastante asim¨¦trico.
P. ?Se refiere usted a la forma en que queda reflejado el principio de la cohesi¨®n?
R. Creo que debemos hacernos dos preguntas: ?a qu¨¦ nos comprometemos? y ?a qu¨¦ se han comprometido ellos con nosotros? Nosotros aceptamos, evidentemente como los dem¨¢s, unas condiciones y un calendario r¨ªgido en relaci¨®n con la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, que constituye, posiblemente, lo m¨¢s importante de este tratado no s¨®lo desde el punto de vista econ¨®mico, sino tambi¨¦n pol¨ªtico. A cambio, nosotros esper¨¢bamos recibir lo que aqu¨ª se ha llamado cohesi¨®n. El propio Felipe Gonz¨¢lez dijo qu¨¦ era esa cohesi¨®n y qu¨¦ no era. Creo que en el texto aprobado estamos m¨¢s cerca de lo que no es la cohesi¨®n, entendida como un ejercicio permanente de solidaridad. Al final, las propuestas espa?olas eran tres: incremento de la tasa de cofinanciaci¨®n por parte de la CE en determinados proyectos a cargo de los fondos estructurales; la creaci¨®n de un fondo de convergencia, de duraci¨®n ilimitada, para Estados y no para regiones, y el quinto recurso, que permit¨ªa financiar la Comunidad de acuerdo con la prosperidad relativa de cada Estado. Eso es lo que hab¨ªa quedado de la cohesi¨®n en la propuesta espa?ola.
P. Y desde su punto de vista, ?cu¨¢nto de todo esto se ha conseguido?
R. Lo ¨²nico que figura en el tratado es el llamado fondo de cohesi¨®n, destinado solamente a dos apartados, medio ambiente y grandes redes de transporte, y no cuantificado. El resto de la pol¨ªtica de solidaridad comunitaria se reduce a una declaraci¨®n protocolizada, simplemente una declaraci¨®n de intenciones elevada de rango. Es discutible si los mecanismos de denuncia son los mismos para el tratado que para un protocolo, pero ¨¦se no es el centro del debate. Lo importante es el contenido y ah¨ª no existe ninguna obligaci¨®n, sino una mera exposici¨®n de intenciones. Y f¨ªjese usted, en el Tratado de Roma [por el que se cre¨® la CE] figura la intenci¨®n de la libertad de capitales, y se consigui¨® 30 a?os m¨¢s tarde. Lo ¨²nico seguro es que se crea antes del 1 de enero de 1993 un fondo de cohesi¨®n, como digo, para medio ambiente y grandes redes. En el tema del protocolo, cualquiera puede establecer en el futuro obst¨¢culos graves. La pol¨ªtica agr¨ªcola demuestra c¨®mo se entiende la solidaridad: los agricultores alemanes se benefician m¨¢s que los espa?oles. Es un traje hecho para el Norte en el que se mete el Sur.
P. ?Hay alguna otra soluci¨®n que no sea adaptarse a la CE?
R. Enti¨¦ndame, no hablo de ninguna otra soluci¨®n. Me limito a constatar un hecho. Discutir si se estar¨ªa mejor fuera de la Comunidad es un debate falso. Nadie discute estar dentro. Otra cosa son las pol¨ªticas comunitarias: ?la agricultura espa?ola estar¨ªa mejor fuera? No se sabe, lo que s¨ª se ve a la legua es que otras est¨¢n mejor.
P. ?Le parecen razonables las condiciones que se han exigido para poder acceder a la moneda ¨²nica?
R. Son las que son. Unas son m¨¢s f¨¢ciles de cumplir por unos, y otras, por otros. Si se mira el nivel de deuda, Italia lo tiene peor que nosotros. Si miras el de inflaci¨®n, est¨¢ claro que habr¨¢ que hacer un esfuerzo duro. Pero el problema no son las condiciones, sino por qu¨¦ estas y otras no. Las establecidas para acceder a la tercera fase est¨¢n dirigidas a garantizar la estabilidad del conjunto de la Comunidad. El problema para Espa?a no es ese. La cuesti¨®n es que si la media de riqueza de la CE es 100, B¨¦lgica est¨¢ en 103 y nosotros en 76. Esa es la cuesti¨®n, porque en 1997 [primera fecha en la que puede entrar en vigor el ecu] Espa?a puede haber cumplido las condiciones y seguir manteniendo esa distancia. Las reglas para acceder a la moneda ¨²nica son, en s¨ª mismas, neutrales.
P. Se supone que para ayudar a disminuir esa diferencia es para lo que se formula la cohesi¨®n.
R. Exactamente, era el procedimiento no para resolver el problema, pero s¨ª para hacerlo m¨¢s llevadero. Y ahora resulta que no va a servir para eso. Ya sabemos que s¨®lo existe un fondo y que vale ¨²nicamente para dos cosas. Est¨¢ claro que no nos van a ayudar a corregir las crisis industriales en Asturias o en la cornisa cant¨¢brica. Ese es el tema. Y ah¨ª llega Felipe Gonz¨¢lez y dice: hay que hacer un ajuste social. El debate se plantea en la pol¨ªtica econ¨®mica. Deber¨ªamos plantearnos por qu¨¦ Espa?a est¨¢ en 76 sobre 100. Espa?a necesita cuatro cosas esenciales: la tasa de actividad, la tasa de empleo, la eficiencia del sistema y su productividad. ?Se puede conseguir cumpliendo al mismo tiempo las condiciones de ingreso en la uni¨®n monetaria? Se puede, siempre que se quiera recorrer un camino de coherencia. Y eso no sucede ahora. En Espa?a trabajan menos ciudadanos que en los otros pa¨ªses, por eso que tenemos que aumentar la tasa de actividad; los ciudadanos que trabajamos producimos menos que en los dem¨¢s pa¨ªses, por eso hay que aumentar el n¨²mero de personas que trabajan y tenemos que introducir reformas estructurales para dar eficiencia al sistema. Todo eso supondr¨ªa un crecimiento de Espa?a por encima de la media comunitaria y superar as¨ª el problema de desfase.
P. Pero Espa?a ya crece por encima de esa media.
R. Tenemos que crecer al ritmo en que lo hicimos en 1986 o 1989, claramente por encima del 3%. Si no, podemos llegar a 1997 con las condiciones cumplidas, que, por otra parte, ser¨ªan necesarias en cualquier caso, pero ?y qu¨¦?, si seguimos en 76 con respecto a los otros, que superan el 100. Adem¨¢s, incluso si s¨®lo miramos el tema de las condiciones comprobamos que la pol¨ªtica de Gonz¨¢lez es incoherente: la pol¨ªtica antinflacionista se hace con instrumentos monetarios y de tipos de inter¨¦s y la v¨ªa elegida ha dado ya de s¨ª todo lo que pod¨ªa dar. La pol¨ªtica presupuestaria es una cat¨¢strofe. El presupuesto que se ha presentado este a?o es el peor de la d¨¦cada en Espa?a. Cuando se dice que Solchaga es liberal, compruebo que el a?o que viene el sector p¨²blico controla el 48% del PIB y me digo: ser¨¢ cualquier cosa menos liberal.
P. Entrando en temas de pol¨ªtica general, si hubiera estado usted al frente de la delegaci¨®n espa?ola, ?con qu¨¦ concepci¨®n de Europa se hubiera alineado, con la del democristiano Helmut Kohl, que defiende la profundizaci¨®n de la Comunidad, o con la del conservador John Major, que quiere frenarla?
R. Si se refiere al famoso tema de la pol¨ªtica social, tengo que decir que un trabajador brit¨¢nico recibe en estos momentos una mayor cobertura social que un trabajador espa?ol. Eso, para empezar. Es l¨®gico, porque la protecci¨®n depende de la renta, y la brit¨¢nica es superior a la nuestra, aunque inferior a la alemana. Gran Breta?a quiere decidir su propia pol¨ªtica social, y eso no quiere decir ni que sea mejor ni peor. Al margen de eso, tengo que recordar que el Partido Popular tiene fe europe¨ªsta demostrada. Insisto en que el debate no est¨¢ planteado en t¨¦rminos de una carrera para ver qui¨¦n es m¨¢s europe¨ªsta, sino que simplemente existen visiones distintas.
P. ?Cree entonces que Maastricht fue un paso en la direcci¨®n correcta?
R. Fueron pasos buenos para Europa en t¨¦rminos de progreso, de estabilidad y de paz, que buena falta hacen en las actuales circunstancias mundiales. Me parece razonable que la voz decisoria sea el Consejo europeo. Lo que se llama vocaci¨®n federal de Europa, tal y como yo la entiendo, nunca podr¨¢ ser, ni debe ser, similar a la de Estados Unidos, con una presidencia ¨²nica. Eso es compatible con que se aumente el poder de codecisi¨®n del Parlamento de Estrasburgo, aunque sea moderadamente. El vocablo federal, que ha desaparecido del tratado, tiene distintas interpretaciones. En cuanto al tema de la defensa, yo, que soy un atlantista convencido, creo que ha sido reflejado de forma complicada, pero correcta, con la UEO como instituci¨®n equidistante entre la Alianza Atl¨¢ntica y la Uni¨®n Europea. En pol¨ªtica exterior, yo no veo otra posibilidad, en un plazo de tiempo razonable al menos, que la cooperaci¨®n intergubernamental perfeccionada, es decir, lo que se ha aprobado. No creo que haya que ir m¨¢s all¨¢, por la sencilla raz¨®n de que los intereses que puede haber son intereses y circunstancias divergentes, como demuestra el reciente cas¨® de Yugoslavia.
Mi idea es una concepci¨®n de Europa en un proceso paulatino de integraci¨®n que respete lo que es la esencia, la tradici¨®n, la cultura, la singularidad y las posibilidades de las naciones que la integran. Con mayor motivo en el caso de Espa?a, que es una naci¨®n hist¨®rica. Dicho todo esto, creo que hay que dejar de vender, digamos, burros ciegos. Al final, ?qu¨¦ es lo que hemos hecho o estamos en proceso de hacer? Un mercado interior, que se perfecciona con la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, y un espacio econ¨®mico com¨²n, que sujetamos a unas reglas. Ahora se trata de saber si se lleva uno cuota de mercado, o no.
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