Baker inicia el viaje a cinco rep¨²blicas sovi¨¦ticas para enmarcar las relaciones con el nuevo Estado
Washington ha anunciado que se han tomado las medidas necesarias para que no falte combustible al avi¨®n en el que el secretario de Estado, James Baker, inicia hoy una gira por cinco rep¨²blicas sovi¨¦ticas. ?se no ser¨¢ el ¨²nico problema al que tenga que hacer frente Baker durante un viaje, cuya misi¨®n principal ser¨¢ definir las relaciones estatales con la nueva entidad que surja de la era pos-Gorbachov y lograr garant¨ªas concretas sobre el control de los arsenales nucleares sovi¨¦ticos.
James Baker empez¨® a sufrir en carne propia las enormes carencias de la URSS cuando sus asesores le advirtieron que ser¨ªa necesario tener un plan de contingencia por si no encontraran combustible para su Air Force 707 y se quedaran, de repente, bloqueados en medio de Kirguizist¨¢n, una de las rep¨²blicas que visitar¨¢ el secretario de Estado.En sus entrevistas con los dirigentes de las nuevas nacionalidades independientes, James Baker tratar¨¢ de recabar informaci¨®n sobre cu¨¢les son, adem¨¢s de la gasolina, las necesidades econ¨®micas m¨¢s importantes a las que debe responder la conferencia internacional de ayuda convocada por Estados Unidos para el pr¨®ximo mes de enero en Washington.
El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, brind¨® ayer su apoyo a esta iniciativa norteamericana aunque dej¨® entrever cierto malestar porque Washington protagonice un proyecto al que la Comunidad Europea (CE) es ya el principal contribuyente, muy por delante del propio EE UU y de Jap¨®n, informa Ignacio Cembrero. "La iniciativa de EE UU es posterior a la adoptada por la CE en la cumbre de Maastricht" que, a principios de semana, acord¨® efectuar un primer env¨ªo urgente de ayuda humanitaria a varias ciudades sovi¨¦ticas por valor de 32.500 millones de pesetas, record¨® Gonz¨¢lez.
Pero la misi¨®n de Baker no es -por lo menos no exclusivamente- una misi¨®n de caridad. El inter¨¦s norteamericano est¨¢ centrado fundamentalmente en las otras cuatro rep¨²blicas por las que pasar¨¢ el secretario de Estado, Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kazajst¨¢n, en las que est¨¢n distribuidas las m¨¢s de 27.000 armas nucleares que antiguamente constitu¨ªan el arsenal de la segunda superpotencia.
Baker llega hoy a Mosc¨² con dos opciones sobre qu¨¦ hacer con ese armamento: lo ideal para Washington ser¨ªa un acuerdo para destruirlo a corto plazo; la segunda alternativa ser¨ªa la de poner todas esas armas bajo un mando unificado.
El presidente George Bush habl¨® el viernes por tel¨¦fono con el presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, y el de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Mija¨ªl Gorbachov, para preparar la visita de Baker.
Bush habl¨® con Gorbachov durante media hora, y con Yeltsin cinco minutos menos. "Es como si se quisiera mantener hasta el ¨²ltimo momento una cierta deferencia con el hombre a quien se rinde homenaje por la gesta de democratizar la Uni¨®n Sovi¨¦tica", escrib¨ªa ayer un comentarista norteamericano.
Tanto Gorbachov como Yeltsin le dieron a Bush garant¨ªas de que el arsenal nuclear est¨¢ en manos seguras, pero, como dijo Baker antes de salir ayer de Washington, "eso hay que demostrarlo ahora de una forma m¨¢s concreta".
Garant¨ªas nucleares
Lo m¨¢s concreto ser¨ªa que los dirigentes de las cuatro rep¨²blicas nucleares cumplieran con la voluntad manifestada anteriormente de convertirse en pa¨ªses libres de armas at¨®micas. EE UU est¨¢ dispuesto a correr con el gasto que genere la destrucci¨®n de esas armas (ya ha apartado 400 millones de d¨®lares a ese fin) e incluso podr¨ªa ofrecer compensaciones econ¨®micas a cambio.
Pero si los nuevos gobernantes se sienten todav¨ªa amenazados por un ej¨¦rcito sovi¨¦tico que sobrevive a la desintegraci¨®n nacional y quieren quedarse con los misiles nucleares, Baker ofrecer¨¢ un plan para evitar que esas armas constituyan una amenaza para el resto del mundo.
El plan, propuesto por el Centro para la Ciencia y los Asuntos Internacionales de la universidad de Harvard, consiste en hacer, primero, un inventario de la capacidad nuclear existente y juntar, despu¨¦s, todas las armas en un s¨®lo almac¨¦n bajo un mando unificado. La tercera etapa del plan ser¨ªa desactivar las cabezas nucleares, y, por ¨²ltimo, retirar el material de fusi¨®n y ponerlo bajo control del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica.
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