El Ejercito sovi¨¦tico no sabe a qui¨¦n obedecer
Los militares est¨¢n confusos y ya no saben a qui¨¦n deben obedecer, asegura el diario Pravda, agregando que la formaci¨®n de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) dif¨ªcilmente podr¨¢ aclarar en corto plazo este asunto, de vital importancia para el buen funcionamiento del Ej¨¦rcito. Este problema no es el ¨²nico que les ha planteado la descomposici¨®n del imperio sovi¨¦tico: de ser una casta privilegiada han pasado a ser unos parias en muchas de las rep¨²blicas de la ex URSS, est¨¢n mal pagados, no tienen viviendas y son v¨ªctimas cada vez m¨¢s frecuentes de robos, palizas y asesinatos.
"Hace cinco a?os, los militares eran considerados como la capa mejor pagada de la poblaci¨®n", constata el analista militar Vasili Izg¨¢rshev en un art¨ªculo publicado en primera plana del Pravda y titulado '?A qui¨¦n jurar lealtad?'. Hoy esto ya no es as¨ª: ya no queda casi nada del prestigio que ten¨ªa la profesi¨®n, y los j¨®venes han comprendido que el uniforme no les dar¨¢ "ni beneficios ni tranquilidad". Pero, seg¨²n Izg¨¢rshev, lo m¨¢s duro para los militares es hoy el aspecto moral. "?Cu¨¢l ha sido el resultado de la soberanizaci¨®n [de las rep¨²blicas] para los militares? Ante todo, una explosi¨®n de ¨¢nimos anti-Ej¨¦rcito", escribe.Pero el principal problema liara los militares es a qui¨¦n deben servir, a qui¨¦n obedecer. Ya despu¨¦s de que los parlamentos de Bielorrusia, Rusia y Ucrania hubieran ratificado el Acuerdo de Minsk que crea la CEI, el presidente ucranio se nombr¨® a s¨ª mismo comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas. Pues bien, "?qu¨¦ ¨®rdenes debe obedecer, por ejemplo, el comandante del distrito militar de Odesa? ?Las del mariscal Yevgueni Sh¨¢poshnikov [el ministro de Defensa de la ex URSS] o las del general Konstant¨ªn Mor¨®zov [titular de Defensa ucranio]?", pregunta Pravda.
La formaci¨®n de ej¨¦rcitos nacionales est¨¢ creando el peligro de que estallen aut¨¦nticas guerras entre las rep¨²blicas que formaban el imperio comunista. Por ejemplo, entre Armenia y Azerbaiy¨¢n, que se disputan Nagorni Karabaj. Azerbaiy¨¢n ya ha anunciado la creaci¨®n de una guardia nacional y ha decretado la nacionalizaci¨®n de los equipos militares que se encuentran en su territorio. Armenia tampoco se ha quedado atr¨¢s y tambi¨¦n est¨¢ formando su guardia nacional, am¨¦n de los grupos nacionalistas armados que ya hace a?os luchan contra los azer¨ªes. Dentro de Rusia misma se dan situaciones pre?adas de peligro. El caso m¨¢s serio fue el conflicto entre Mosc¨² y Chechenia, una rep¨²blica caucasiana que pertenece a la Federaci¨®n Rusa. Los rusos estuvieron tentados de enviar a las tropas acantonadas en la capital para aplastar a la direcci¨®n chechena, encabezada por el general Dzhojar Dud¨¢iev, quien organiz¨® una guardia dispuesta a dar batalla.
Estas situaciones tender¨¢n a repetirse si no se logra detener el proceso de desintegraci¨®n y las rep¨²blicas no se ponen de acuerdo, ya que no hay ninguna de ellas que no tenga problemas territoriales con sus vecinas debido a la forma artificial en que durante la ¨¦poca sovi¨¦tica se fijaron las fronteras.
La p¨¦rdida de las ventajas de ser militar y la descomposici¨®n de la URSS han influido desastrosamente en la disciplina. No en vano una de las principales tareas actuales del servicio de contraespionaje militar es Ia lucha contra el crimen organizado dentro del Ej¨¦rcito", como reconoce el general Yuri Buliguin. Los soldados comercian con toda clase de armas y ,,algunos han estado tratando de establecer contactos con grupos criminales tanto en el interior del pa¨ªs como en el extranjero". Hoy no representa mayor problema comprarse una pistola, un fusil Kal¨¢shnikov o incluso armamento pesado. El gran peligro es que esto se haga extensivo a las armas at¨®micas. Aunque los especialistas consideran imposible que alguien se pueda apoderar de misiles, muchos temen que armas como las minas y granadas nucleares s¨ª puedan ser objeto de venta o caer en manos de nacionalistas fan¨¢ticos.
Por ¨²ltimo est¨¢ la precaria situaci¨®n en la que viven muchos militares. Los miles de soldados sovi¨¦ticos que est¨¢n volviendo de los pa¨ªses de Europa central y del Este se encuentran sin vivienda, y muchos, adem¨¢s, sin trabajo. Los instalan en tiendas de campa?a o en vagones de ferrocarril, y sus actuales salarios ya no les alcanzan para vivir decentemente.
Esta situaci¨®n, unida al aumento de los ataques f¨ªsicos contra los militares, ya ha provocado protestas organizadas de los uniformados.
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