?Como ser¨¢n las dictaduras!
El pesimismo invade Venezuela a pesar de las cifras macroecon¨®micas
Una ola de pesimismo y desencanto recorre Venezuela. Los medios de comunicaci¨®n de la democracia m¨¢s antigua del continente especulan estos d¨ªas incluso con la posibilidad de un golpe militar, que no parece viable. Las cifras macroecon¨®micas, tras casi tres a?os de presidencia de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, son buenas, pero al mismo tiempo crece el descontento popular. No se perciben las ventajas del plan econ¨®mico de ajuste y aumenta la pobreza en un pa¨ªs donde 19,5 millones de habitantes duermen sobre una reserva probada de 60.000 millones de barriles de petr¨®leo, que garantizan la producci¨®n durante m¨¢s de 60 a?os.
Una caricatura en El Diario de Caracas resume el ambiente palpable en Venezuela. Un hombre y una mujer, descalzos y con un beb¨¦, comentan: "?C¨®mo ser¨¢n de malas las dictaduras que son peor que esto!". El mismo d¨ªa, en las p¨¢ginas de opini¨®n de El Nacional, bajo el t¨ªtulo El golpe, David Esteller inicia su art¨ªculo con la frase "todo el mundo quiere el golpe", y escribe que "el rumor sigue creciendo. Golpe para all¨¢ y golpe para ac¨¢. En definitiva se busca a un militar".El intelectual venezolano de m¨¢s proyecci¨®n internacional, el escritor Arturo Uslar Pietri, se convirti¨® d¨ªas atr¨¢s en portavoz de ese sentimiento generalizado de pesimismo y desencanto. En su casa de La Florida en Caracas, este intelectual de 85 a?os precis¨® al enviado de este peri¨®dico que la situaci¨®n en Venezuela "puede llegar a ser explosiva", y a?ade: "Hay que hacer algo. Hay riesgo de muchas cosas, y entre ellas, un golpe de Estado. ?Claro que puede haberlo!".
Estrella Guti¨¦rrez, periodista con largos a?os de experiencia en Venezuela, considera que puede que existan en Venezuela condiciones objetivas para un golpe, pero 'faltan las subjetivas", porque no hay un proyecto pol¨ªtico y militar para realizarlo. El soci¨®logo Heinz Sonritag rechaza la posibilidad del golpe en t¨¦rminos contundentes: "Dej¨¦monos de pendejadas. Condiciones para un golpe las hay en casi todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, pero eso no significa que exista hoy d¨ªa en Venezuela la menor base real".
Observadores de la realidad social venezolana sostienen que los altos mandos militares est¨¢n amordazados por el famoso bozal de arepa, expresi¨®n que indica que se les tapa la boca con las prebendas y corrupci¨®n. El descontento militar es, sin embargo, palpable en los rangos inferiores de las Fuerzas Armadas, pero ¨¦stos carecen de posibilidades operativas para una intentona golpista.
Del despilfarro al ajuste
Cuando ya ha pasado el ecuador de su segunda presidencia, P¨¦rez ha demostrado ser capaz de una transformaci¨®n total. El Saulo de los a?os setenta, estatista, populista y despilfarrador, al amparo de los petrod¨®lares de la llamada Venezuela saudita, se ha transformado en los noventa en un Paulo privatizador, neoliberal y abanderado de una dura pol¨ªtica de ajuste.
Las cifras macroecon¨®micas parecen dar la raz¨®n a la gesti¨®n econ¨®mica del Gobierno de P¨¦rez. Las reservas en divisas que dej¨® en Venezuela el antecesor de P¨¦rez, su correligionario de Acci¨®n Democr¨¢tica (AD) Jaime Lusinchi, rondaban los 300 millones de d¨®lares [30.000 millones de pesetas], pr¨¢cticamente nada, se aproximan hoy d¨ªa a los 14.000 millones de d¨®lares [1,4 billones de pesetas]. La deuda externa ha quedado renegociada en condiciones llevaderas para Venezuela. La inflaci¨®n de este a?o rondar¨¢ un aceptable 30%. El pa¨ªs ha ingresado este a?o 2.000 millones de d¨®lares con las privatizaciones, entre ellas las de la compa?¨ªa de tel¨¦fonos y Viasa, la l¨ªnea a¨¦rea nacional, fuertemente deficitaria. Los c¨¢lculos de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para este a?o se aproximan al 10%, el mayor de toda Am¨¦rica Latina.
El economista Domingo Maza Zavala afirma que "ninguna econom¨ªa puede considerarse exitosa si no mejora la vida de la gente". En una conferencia ante alumnos de la escuela diplom¨¢tica en Caracas, Maza expuso las contradicciones entre el incremento de los indicadores macroecon¨®micos y el deterioro de las condiones de vida. El salario m¨ªnimo actual en Venezuela es de 6.000 bol¨ªvares mensuales [unas 10.000 pesetas], y la cesta b¨¢sica de alimentos cuesta 9.000 bol¨ªvares [unas 15.000 pesetas]. Seg¨²n las estimaciones presentadas por Maza, entre un 3 5% y un 40% de venezolanos viven en situaci¨®n de pobreza cr¨ªtica. Si se considera una canasta que incluya bienes y servicios casi imprescindibles, como vestido y vivienda, se llega a un coste de 19.000 bol¨ªvares [unas 31.000 pesetas]. Si a la pobreza cr¨ªtica se a?ade la llamada relativa, un 80% de los venezolanos son pobres.
Seg¨²n Uslar, el Estado venezolano es como el rey Midas, pero al rev¨¦s: todo lo que toca lo convierte en miseria. Para el escritor, la formaci¨®n de los barrios, "esos inmensos dep¨®sitos de marginalidad, son una consecuencia de la falsa pol¨ªtica paternalista y populista.
El fantasma del 'caracazo'
El descontento popular estall¨® en los meses pasados entre los estudiantes que se lanzaron a las calles para protestar por las subidas de los precios del transporte escolar. La polic¨ªa reprimi¨® con violencia las manifestaciones. Durante varias semanas se produjo un goteo de estudiantes muertos, hasta llegar a nueve. Por un momento flot¨® por Venezuela el fantasma del caracazo, los violentos disturbios de finales de febrero de 1989, tres semanas despu¨¦s de la toma de posesi¨®n de P¨¦rez. El Gobierno cort¨® por lo sano y suspendi¨® las clases tres semanas antes de las vacaciones de Navidad.Al mismo tiempo se extiende por Caracas la sensaci¨®n de inseguridad ciudadana. Cada fin de semana se salda con casi dos docenas de muertos, como consecuencia de actos violentos. La inseguridad es la primera preocupaci¨®n de los ciudadanos de clase media. Un editorial de Sic, una revista de un grupo de jesuitas progresistas, constata que las clases altas resuelven por su cuenta el problema de la inseguridad "privatizando sus zonas de residencia y de trabajo e instalando en ellas polic¨ªas privadas. Las clases populares, que no pueden contratar vigilantes privados, organizan rondas de vecinos que controlan el barrio en la noche". La raz¨®n de fondo de esta crisis de seguridad para el editorialista est¨¢ clara: "El cambio estructural que est¨¢ llevando a cabo el Estado se hace a costa del pueblo".
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