Ilusiones rotas
Los Fern¨¢ndez siguen en chabolas pese a las promesas del Ayuntamiento y la Comunidad
"Nosotros hemos cumplido con nuestra palabra. Ellos no han cumplido con la suya". Diego Fern¨¢ndez Silva, patriarca de los Fern¨¢ndez, resume as¨ª la situaci¨®n. Hace un a?o tuvieron que abandonar sus chabolas porque la M-40 pasaba por esos terrenos. Desde entonces han recibido dos promesas oficiales de realojamiento. La primera fue abortada por las protestas vecinales. La ¨²ltima vino del alcalde de Madrid, que en noviembre dijo: 'Los gitanos de Los Focos; comer¨¢n el turr¨®n en viviendas sociales". Las 40 familias de los Fern¨¢ndez han estrenado los enseres que compraron para las nuevas; viviendas en unas chabolas peores que las que ten¨ªan.
M. R. Hace un a?o, a los Fern¨¢ndez les lleg¨® la noticia: el trazado de la carretera de circunvalaci¨®n M40 pasaba por sus chabolas. Deb¨ªan trasladarse y a cambio, en el plazo de seis meses, ser¨ªan realojados en un nuevo asentamiento que se constru¨ªa en Villaverde Bajo, en un lugar conocido como Los Molinos.Los movimientos vecinales, encabezados por un l¨ªder de nuevo cu?o, Nicanor Brice?o, pudieron m¨¢s que la pol¨ªtica del Consorcio para el Realojamiento (le la Poblaci¨®n Marginada. El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, fren¨® el proyecto. A cambio, se les dijo, antes de Navidad habitar¨ªan unos pisos sociales del Instituto de la Vivienda.
La decisi¨®n levant¨® ronchas en el seno del Consorcio, y especialmente entre los profesionales que trabajan con los pobladores de Los Focos. "No entendemos nada. Esta gente ten¨ªa puestas todas sus ilusiones en ir a Los Molinos, y resulta que llega Brice?o diciendo que venden droga sin conocerlos, y todo se para", comenta Rafael Madrigal, coordinador del equipo que trabaja en el poblado. "Ya quisiera yo ver a familias payas como ¨¦stas. Los cr¨ªos van al colegio en San Blas, ellos trabajan en el mercado de Vic¨¢lvaro. Son buenos y est¨¢n bien integrados".
Entrevista cara a cara
"Pon una cosa bien clara. Yo, Diego Fern¨¢ndez Silva, quiero entrevistarme personalmente con el se?or Nicanor Brice?o a solas, cara a cara. Ese hombre ha juzgado a la familia de los Fern¨¢ndez y para eso ten¨ªa que venir a conocernos", dice el patriarca.
C¨¦sar, un educador social que lleva dos a?os trabajando con ellos, se conoce bien el problema: "En las chabolas donde viv¨ªan antes se hab¨ªan instalado bien. Algunas ten¨ªan incluso agua corriente. Aqu¨ª han estado todo el verano sin agua. Adem¨¢s, al construir la M-40 les trasladaron a una zona de tierra movida por las obras de la carretera, con lo cual cuando llueve todo esto es un barrizal. Yo vengo a trabajar con botas de pocero".
Los nueve profesionales que integran el equipo del Consorcio lo est¨¢n pasando mal. "Nos han hecho foco de todas las cr¨ªticas. Nuestra tarea tambi¨¦n se ha resentido. Est¨¢n menos participativos que antes, no entienden lo que sucede".
Cuando les comunicaron por primera vez que iban a tener una casa, las mujeres de las familias compraron cortinas, edredrones, cacharros y muebles nuevos. "Al final lo hemos tenido que estrenar todo aqu¨ª", dice con pena Hip¨®lita. "Queremos vivir el resto de la gente, en una casita. Semos personas. Queremos estar bien resguardados y duchamos cuando queramos. Yo me voy a la piscina municipal de Vic¨¢lvaro para poder ducharme, y tengo que pagar 300 pesetas", protesta Ram¨®n. Diego apostilla con firmeza: "Nosotros no vendemos droga. Desde hace 20 a?os nos levantamos a las cinco de la ma?ana para vender fruta, porque ese es nuestro trabajo".
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