Un misterio celeste
Los astrof¨ªsicos intentan justificar el primer planeta descubierto fuera del sistema solar
La existencia de un planeta como el que se descubri¨® a principios de este a?o en ¨®rbita alrededor de una estrella de neutrones o pulsar fue predicha en un relato de ficci¨®n cient¨ªfica que se public¨® en 1958. Ahora, los cient¨ªficos se rompen la cabeza para explicar c¨®mo puede existir algo prohibido por todas las teor¨ªas com¨²nmente aceptadas, que ser¨ªa el primer planeta descubierto en el universo fuera del sistema solar.
El supuesto planeta est¨¢ tan lejos -25.000 a?os luz o la distancia que recorre la luz en 25.000 a?os- que Andrew Lyne, de la Universidad de Manchester, y sus colegas dedujeron su existencia de un pitido en la se?al de radio procedente del pulsar.En 1958, en el relato We have Jed our sea, Poul Anderson, un escritor norteamericano, hablaba de un planeta que giraba alrededor de una estrella masiva que al explotar perdi¨® su atm¨®sfera de hidr¨®geno.
Nada gusta m¨¢s a los investigadores que los rompecabezas, y, adem¨¢s de este recordatorio procedente de la ficci¨®n cient¨ªfica, tres grupos de astrof¨ªsicos de EE UU y del Reino Unido han propuesto sendas hip¨®tesis que permitir¨ªan al misterioso cuerpo celeste estar donde parece que est¨¢.
Los pulsares, seg¨²n los astrof¨ªsicos, empiezan a existir cuando explota una estrella supernova. Cualquier planeta que est¨¦ en el radio de acci¨®n de esa colosal bomba estelar se habr¨ªa evaporado instant¨¢neamente.
Por otra parte, los cient¨ªficos no tienen claro c¨®mo podr¨ªa formarse un planeta como consecuencia de la explosi¨®n. El planeta, si es que por fin se trata de eso, tiene unas 10 veces la masa de la Tierra y gira alrededor de la estrella en una ¨®rbita circular a una distancia aproximadamente igual a la que existe entre Venus y el Sol.
La primera hip¨®tesis prefiere la opci¨®n de la formaci¨®n de un sistema solar a partir de las cenizas que dej¨® la supernova, lo que sugiere que parte de lamateria estelar que sali¨® disparada por el espacio como consecuencia de la explosi¨®n pudo caer de nuevo hacia el n¨²cleo remanente de la estrella, que se convertir¨ªa en el pulsar. Esta materia contendr¨ªa los elementos m¨¢s pesados, ideales para formar planetas rocosos como la Tierra, en lugar de gaseosos como los gigantes J¨²piter y Saturno.
En el extremo opuesto est¨¢ la teor¨ªa que sostiene que el planeta surgi¨® no como un revoltijo de rocas, sino como otra estrella compa?era de la que es ahora un pulsar. Esta idea simplifica la cuesti¨®n de por qu¨¦ el planeta gira alrededor del pulsar en una ¨®rbita casi perfectamente circular (los planetas del Sistema Solar recorren ¨®rbitas el¨ªpticas), lo que resulta m¨¢s sencillo de explicar si ambos cuerpos tienen una masa similar. Pero, fuera cual fuese la masa del planeta en el pasado, ahora es inferior. La exposici¨®n constante a los flujos de fuerte radiaci¨®n procedente del pulsar habr¨ªa evaporado la mayor parte de la masa del planeta.
Una tercera explicaci¨®n al misterio propone un truco ingenioso. El pulsar se habr¨ªa formado a ra¨ªz de una supernova, pero el planeta surgir¨ªa s¨®lo despu¨¦s de que una estrella compa?era tambi¨¦n explotase.
La idea, aunque aguda, necesita varios ajustes. La segunda gran explosi¨®n deber¨ªa haber dejado como resto alguna estrella de neutrones, y deber¨ªa haber tambi¨¦n alguna traza de la misma explosi¨®n en forma de nube gaseosa. Todas estas explicaciones est¨¢n todav¨ªa por demostrar experimentalmente.
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