La nao 'Victoria'
La desafortunada botadura de la copia de la nao Victoria -aquella que, al mando de Juan Sebasti¨¢n Elcano, lleg¨® a Sevilla despu¨¦s de haber dado la vuelta al mundo por primera vez en la historia-, copia construida y bota da en un astillero de Isla Cristina hace unas semanas, ha servido de coartada para que muchas ¨¢guilas del tinglado pol¨ªtico se picoteasen unas a otras, en el m¨¢s extraordinario alarde publicitario de radio, prensa y televisi¨®n de este pa¨ªs, sin reparar en gastos y con el ¨²nico prop¨®sito de des prestigiar al rival pol¨ªtico. Y, de carambola, arrastrar en su estela de desprestigios a un pueblo y a unos profesionales que, aprendiendo la t¨¦cnica de la carpinter¨ªa de ribera de sus padres y abuelos, nunca necesitaron ase soramiento impuesto desde fuera que coaccionara sus iniciativas en ninguna de las tant¨ªsimas botaduras de barcos salidos de losPasa a la p¨¢gina siguiente
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varios astilleros de ribera que siempre hubo en Isla Cristina casi desde que se fund¨® el pueblo, en el siglo XVIII.
Dicen que hay una investigaci¨®n en marcha para determinar los errores y responsabilidades de la fallida botadura. ?Ocurrir¨¢ como con la investigaci¨®n sobre el naufragio, en 1985, del pesquero isle?o Islamar III que, a pesar de haber segado 26-vidas de otros tantos padres de familia de este pueblo, a¨²n no encontraron la forma de imponer el remedio para evitar la repetici¨®n del drama por las mismas causas?
?Por qu¨¦ en vez de tanto cacareo hacia la botadura de la nao Victoria no gastamos algo de esas energ¨ªas pol¨ªticas en denunciar la end¨¦mica inseguridad de los barcos de pesca, para evitar los hundimientos de tantos de ellos, con la correspondiente p¨¦rdida de vidas humanas, como las ocurridas recientemente en las costas gallegas, y que apenas mereci¨® la atenci¨®n de ning¨²n incordiador del tinglado pol¨ªtico?
?Pero es que en este pa¨ªs a¨²n no se han enterado las autoridades responsables de que muchas naos Victoria y muchos Islamar III arriban y zarpan diariamente de todos los puertos espa?oles, con el franco-bordo oculto muy por debajo de la l¨ªnea de flotaci¨®n debido al exceso de carga y que su estabilidad, aun en lastre, deja ya mucho que desear desde el mismo momento en que son entregados por muchos astilleros?
?Tampoco ha descubierto nadie -con autoridad y sentido de la responsabilidad suficiente para imponer remedio- las causas de tantos hundimientos por falta de seguridad de los barcos y las se?ales luminosas de tierra en la Costa de la Muerte gallega? La escora y posterior hundimiento de la nao Victoria en el momento de su botadura deber¨ªan servir como hilo que lleve al ovillo de tantos naufragios verdaderamente lamentables.-
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