El a?o de la violencia
Al menos 26.000 personas han muerto asesinadas en Colombia durante 1991
La violencia ha sido el personaje del a?o que termina en Colombia. En 1991, al menos 26.000 personas han muerto de forma violenta en este pa¨ªs de 30 millones de habitantes. De esta cifra de asesinatos, 1.500 est¨¢n catalogados como de tipo pol¨ªtico. El colof¨®n de este macabro protagonismo de la sangre ha sido la matanza colectiva del pasado 16 de diciembre, en la que 20 ind¨ªgenas fueron brutalmente asesinados en una finca de la provincia del Cauca, al sur del pa¨ªs.
Las primeras evidencias se?alan que detr¨¢s de esta ¨²ltima matanza puede estar el nuevo comercio il¨ªcito que ha empezado a invadir Colombia: la adormidera. Los ind¨ªgenas hab¨ªan invadido una hacienda, propiedad de una rica terrateniente, que estaba dedicada a este cultivo ilegal. Extraoficialmente se dice que fueron matones al servicio del cartel de Cali los que cometieron el cobarde asesinato. Cuatro mujeres y tres ni?os se encontraban entre las v¨ªctimas.En muchas ciudades, incluida Bogot¨¢, los denominados escuadrones de la muerte han asesinado, con la complicidad de la noche, a gamines (ni?os de la calle), limosneros, prostitutas, pordioseros y drogadictos, los desechables, como se les llama despectivamente.
Castrill¨®n dio la voz de alerta. El procurador regional de esa ciudad culp¨® a la polic¨ªa de los cr¨ªmenes. En noviembre, las autoridades confirmaron su denuncia: 13 agentes y dos suboficiales fueron destituidos por su vinculaci¨®n a esas matanzas, En Bogot¨¢, en el conmovedor sepelio de uno de los 60 indigentes asesinados entre los meses de septiembre y octubre, el sacerdote acus¨® abiertamente a los miembros de la polic¨ªa y pidi¨® al Gobierno que ponga fin al holocausto.
Entre estos cr¨ªmenes de limpieza se encuentran tambi¨¦n los cometidos por las milicias populares en Medell¨ªn. Son grupos de j¨®venes armados que se dedican, por su cuenta, a hacer justicia a los grupos de sicarios. En 1991, al menos 1.500 j¨®venes de esas ciudades fueron asesinados.
Los grupos paramilitares no cesaron tampoco sus acciones violentas. La mayor¨ªa de sus v¨ªctimas este a?o fueron miembros de la Uni¨®n Patri¨®tica, organizaci¨®n de izquierda que naci¨® de un fallido intento de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 1984. En los ¨²ltimos tres meses, 23 de sus miembros fueron asesinados. Los integrantes del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL) tambi¨¦n han denunciado una campa?a de exterminio. Desde el 1 de marzo, cuando dejaron las armas, 40 ex guerrilleros han sido acribillados a balazos.
Una paz violenta
La paz, parad¨®jicamente, ha tra¨ªdo m¨¢s violencia. Los jefes del narcotr¨¢fico se entregaron a la justicia y cientos de muchachos que trabajaban a sueldo en sus bandas de sicarios quedaron desempleados. La mayor¨ªa de ellos se han dedicado a robar, a atracar bancos y a secuestrar."Estaban acostumbrados a obtener dinero f¨¢cil, y sacarles de esta cultura va a ser un proceso lento", manifiesta a EL PA?S el alcalde de Medell¨ªn, Omar Flores. Tres grupos guerrilleros han dejado las armas. El programa de reinserci¨®n contempla el pago de un salario durante los primeros seis meses de vida civil. Pero muchos desesperados al completarse el periodo y no tener empleo se han dedicado a delinquir.
El ¨²ltimo grupo en dejar las armas ha sido las Autodefensas del Magdalena Medio. All¨ª el problema ha sido m¨¢s grave. Para los 250 j¨®venes que trabajaban a las ¨®rdenes del comandante Ariel Otero no existe un programa de reinserci¨®n. "Despu¨¦s de ganarse un buen sueldo como sicarios, es dif¨ªcil que acepten regresar al campo a ganarse un m¨ªsero jornal", comenta un habitante de Puerto Boyac¨¢, sede de este ej¨¦rcito ilegal, a este peri¨®dico.
Para poner freno a esta violencia, el Gobierno est¨¢ empe?ado en una tarea que parece ut¨®pica: desarmar a la poblaci¨®n civil. Se dice que en Colombia hay cuatro millones de armas ilegales y 900.000 amparadas por la ley. El 95% de los cr¨ªmenes y asaltos se cometen con armas de fuego que carecen de licencia. "Las armas de fuego no son las causantes de la violencia, sino que la hacen m¨¢s letal", asegura el ministro de Defensa, Rafael Pardo.
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