De los ritmos y las series

Lo fragoso de las tempestuosidades neoexpresionistas ha dado lugar a una clara reacci¨®n hacia lo enfriado: esta breve idea, que en la escena internacional se ha ido traduciendo en algunos nombres propios con algo m¨¢s que un mero sentido de la oportunidad o la b¨²squeda de salidas airosas a lo considerado ya estancado, en nuestro pa¨ªs se ha visto sintomatizada por aventuras personales no exentas de cambios bruscos o de sincopados desv¨ªos. Aun as¨ª, lo que parece ser si no la huella s¨ª la reconsideraci¨®n de algunos postulados est¨¦ticos y formales de cu?o neominimalista ya empieza a cobrar una m¨¢s que notable presencia.En las dos exposiciones que nos ocupan, un hilo tem¨¢tico se presenta casi como paralelo: la idea de lo modular y de lo repetitivo, es decir, la existencia de unos factores que individualizados pueden aislarse a modo de patrones o de elementos generadores de un conjunto m¨¢s amplio, ya sea por repetici¨®n, por progresi¨®n o por desplazamiento, y ello tanto por su directa presencia expl¨ªcita como por sus posibilidades virtuales de expansi¨®n. As¨ª, casi todas las obras apelan a la recurrencia de lo tridimensional entendido en su sentido m¨¢s amplio y renovado: el hermetismo constructor, la distancia relativa del sujeto creador, la frialdad de los medios utilizados, la conexi¨®n con dispositivos tecnol¨®gicos, la mirada ir¨®nica sobre el consumo, la vida, el poder y el arte, y la insistencia en los factores privados o personales como generadores de situaciones altamente opacas y ficticias.

En la galer¨ªa Antoni Estrany cobra un destacado relieve la contundencia sorda e implacable de las ¨²ltimas obras de Pep Agut, Maldonado, Abad y Hortal¨¢, la distinta recurrencia a la cr¨ªtica de los estatutos del arte y del consumo que se plantea directamente en las obras del joven Roc Par¨¦s y de Eugenio Cano, as¨ª como una aleccionadora iron¨ªa construida por Carles Guerra. En la galer¨ªa Angels de la Mota, junto a las magn¨ªficas sorpresas deparadas por las obras de Caroline Russell, Wilhelm Koch y Bernard Lallemand -en las que una supuesta transparencia oculta un trabajo tendente a despojar al sujeto de -buena parte de sus atributos tradicionales-, destacan una nueva pared de Agut y el establecimiento de una suerte de lenguajes personales por parte de Pedro Mora y Juan Francisco Isidro, entre lo alfab¨¦tico y lo metaf¨®rico.