Sobre la ortograf¨ªa
Es una l¨¢stima que una persona inteligente como Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo sucumba con tanta facilidad a la tentaci¨®n de deslumbrar al burgu¨¦s por el procedimiento de llevar la contraria a cualquier precio. En su combate contra "la ortografia acad¨¦mica y pedantesca" (EL PA?S, 16 de diciembre) juega con ventaja. Como sabe lat¨ªn -en sentido literal y en sentido figurado- puede cubrirse y alegar, en caso de contraataques como el m¨ªo, que ha escrito en broma. A mi juicio, estimado se?or Garc¨ªa Calvo, se ha lanzado usted a un juego muy peligroso.Para explicarle mi parecer me apoyar¨¦ en dos ejemplos de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica.
En la novela El montaje -que tiene como argumento las tramas de la desinformaci¨®n-, Volkov atribuye a uno de sus personajes, un alto cargo del KGB, una aseveraci¨®n tremenda: viene a decir que sabr¨¢ que el enemigo est¨¢ derrotado cuando haya destruido su ortografia. Es de sentido com¨²n; los pensamientos se construyen con palabras, y el andamio de las palabras es la gram¨¢tica.
Segundo ejemplo: en un viaje profesional, como periodista, a Guinea-Conakry me contaron que la compensaci¨®n de los sovi¨¦ticos por la licencia ilimitada de pescar en aquellas costas consist¨ªa en dejar sobre la arena de las playas los pescados de desecho; lo que no pod¨ªan almacenar en sus buques congeladores.
Como nunca faltar¨¢n quienes mantengan su aprecio por el rigor y la disciplina -condiciones inseparables de la calidad-, la propuesta de Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo de aliviar al pueblo de las exigencias de la ortograf¨ªa hace bueno el principio enarbolado contumazmente por los poderosos: "Lo exquisito es para m¨ª; lo averiado, para el pueblo"
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