A Tolkien no se le caen los anillos
Se cumplen 100 a?os del nacimiento de un escritor que rebasa lo literario
John Ronald Reuel Tolkien naci¨® hoy hace un siglo, el 3 de enero de 1892, en Bloemfontein, en el Estado Libre Surafricano de Orange. Quiz¨¢ ning¨²n otro escritor de este siglo pueda como ¨¦l representar el auge -en un mundo cada vez m¨¢s tecnificado y materialista- de una literatura de fantas¨ªa llena de idealismo, inocencia y aventura. Y si al ¨¦xito popular de sus personajes, amables o crueles, a?adimos el ins¨®lito rendimiento comercial de la industria Tolkien comprenderemos que la importancia sociol¨®gica del g¨¦nero y del autor es igual o mayor que sus valores intr¨ªnsecamente literarios.
Tolkien visit¨® Inglaterra por primera vez a los cuatro a?os, con su madre. Y, a la muerte del padre, la familia se estableci¨® definitivamente all¨ª. Hu¨¦rfano a los 12 a?os, Tolkien y su hermano quedaron al cuidado del p¨¢rroco del Birmingham Oratory. En la escuela, Tolkien aprendi¨® lat¨ªn, griego y empez¨® a inventar las lenguas de su mundo fant¨¢stico. Despu¨¦s de la guerra empez¨® a trabajar para el New English Dictionary al tiempo que iniciaba la redacci¨®n de lo que luego ser¨ªa el Silmar¨ªlion. El hobbit se public¨® por primera vez en ingl¨¦s en 1937. La "inspiraci¨®n filol¨®gica" que siempre defendi¨® como motor de su obra liga perfectamente con sus intereses acad¨¦micos ling¨¹¨ªsticos y antropol¨®gicos. Tolkien fue autor del A Middle English Vocabulary (1922) -que hace pensar en la Tierra Media- y prepar¨® la edici¨®n cr¨ªtica de Sir Gawain and the Green Knight, pero a los nueve a?os ya hab¨ªa escrito el primer cuento en el que aparec¨ªa uno de los personajes que luego le dar¨ªa mayor ¨¦xito: un drag¨®n.La cosmogon¨ªa fant¨¢stica de Tolkien tiene su centro en El Se?or de los anillos (1954-55), la gran saga novelada de la Tierra Media. El hobbit (1937) es la introducci¨®n a ese mundo de enanos, elfos, dragones, ogros, orcos, magos y hombres, que pone a prueba la bondad de las estructuras narrativas, del estilo y de la simp¨¢tica psicolog¨ªa de muchos personajes.
Alrededor de esos dos libros gira toda la ambici¨®n de la cosmogon¨ªa tolkeniana, una especie de enorme archivo de retazos, fragmentos, apuntes, ap¨¦ndices y complementos: El Silmar¨ªlion (1977), los Cuentos inconclusos (1980), el Libro de los cuentos perdidos (1984), son la enciclopedia de las lenguas, los or¨ªgenes, los mitos y la historia de las edades y de los mundos tolkenianos y los numerosos vol¨²menes de estudios, biograf¨ªas, correspondencia, mapas, ediciones ilustradas y anotadas, calendarios, ¨ªndices, diccionarios, etc¨¦tera.
Industria
El total es una floreciente industria con cat¨¢logo propio y "sociedad de amigos", capitaneada actualmente por el hijo de Tolkien, Christopher, y administrada por los editores ingleses de Unwin Hyman, sucesores de Stanley Unwin, el editor original de El hobbit.Curiosamente, la popularidad de Tolkien nunca ha roto las barreras de la alta literatura. Quiz¨¢ porque compagin¨® la vida acad¨¦mica con la "insensatez" de la literatura fant¨¢stica, considerada un g¨¦nero menor; o porque, a diferencia de un escritor igualmente popular como Asimov, Tolkien cre¨® un estilo que puede ser ideol¨®gicamente simplista pero que es estil¨ªsticamente elegante. Su gran m¨¦rito -avalado sin duda por las ventas millonarias- es haber creado un mundo de paisajes complejos, llenos de color e intriga, y una multiplicidad de personajes que casi pueden ser definidos como arquetipos (el bueno, el bonach¨®n, el artero, el malvado, el fuerte, el sabio ... ), al servicio de algo tan elemental como la lucha entre el bien y el mal. Es cierto que el triunfo del primero sobre el segundo es perfectamente predecible, censurable la ausencia del tema sexual en casi toda su obra, y discutible el conservadurismo a ultranza subyacente en muchas de sus lecciones. Pero, como en las buenas narraciones de siempre, el misterio, las penurias, los desenlaces inesperados, la astucia frente a la fuerza, el valor moral contra el terror, o la amistad son elementos que Tolkien dosifica con tiento innegable para captarse al lector. Tolkien, fallecido en septiembre de 1973, conoci¨® los ¨¦xitos de su creaci¨®n.
Es posible que hoy las par¨¢bolas cristianas y ecol¨®gicas subyacentes a sus cosmos no tengan ya la misma fuerza que tuvieron hace 25 a?os y que lo que le ha valido multitud de imitadores haya sido, principalmente, su ¨¦xito comercial; pero las peripecias de personajes como Bilbo, Frodo, Sam, Gandalf, Aragorn, Gollum... son fantas¨ªas inolvidables.
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