El Ermitage, victima del caos
El famoso museo de San Petersburgo se enfrenta a la amenaza de desaparici¨®n
NYTEl famoso Museo del Ermitage, una de las m¨¢s incomparables joyas culturales de San Petersburgo, se ve sumido en la m¨¢s ca¨®tica de las crisis y pende sobre ¨¦l la amenaza de desaparici¨®n. Los problemas que estrangulan al Ermitage no tienen fin: el nuevo sistema de aire acondiciona ido puede desmoronar el hist¨®rico edificio; la escasa vigilancia no protege contralos robos; no hay fondos ni para comprar pintura para restauraciones; la posibilidad de asegurar los tesoros art¨ªsticos ni siquiera existe. El Ermitage, al borde del caos, pide socorro.
Yevgueni V. Mavleyev, responsable de la secci¨®n de escultura cl¨¢sica del famoso Museo del Ermitage, sacudi¨® la cabeza en un gesto de desesperaci¨®n mientras revisaba una sala de esculturas romanas. Faltaban dos esculturas de m¨¢rmol blanco del sigloI.Mavleyev no pensaba en un robo, sino en algo que ¨¦l consideraba mucho m¨¢s devastador: las estatuas hab¨ªan sido trasladadas para dejar sitio a los equipos de aire acondicionado que iban a ser instalados en el museo.
Los responsables del museo afirman que el sistema de aire acondicionado, adquirido sin haber consultado antes a los expertos a una compa?ia extranjera sin experiencia en el campo muse¨ªstico, servir¨¢ s¨®lo para el confort de los visitantes, pero no para las necesidades clim¨¢ticas de las obras de arte, e incluso podr¨ªa acarrear el desmoronamiento de la hist¨®rica residencia de los zares.
Desdichas
El esc¨¢ndalo sobre el sistema de aire acondicionado, que ronda los 2,3 millones de d¨®lares (unos 230 millones de pesetas), es s¨®lo una de las muchas desgracias que afronta el gran museo, que contiene una de las colecciones de arte m¨¢s amplias y valiosas del mundo y que sufre el terrible rumbo que ha emprendido la econom¨ªa de la desintegrada Uni¨®n Sovi¨¦tica.
A los restauradores del museo se les est¨¢n acabando la pintura y otros materiales imprescindibles Y ni siquiera tienen fondos.
El sistema de seguridad del museo es tan elemental que la gente ha salido de ¨¦l llev¨¢ndose obras de arte valiosas.
Los responsables, los historiadores, del arte y los conservadores del museo ganan un sueldo tan miserable que raya casi en el umbral de la pobreza.
El Ermitage no tiene suficiente dinero para asegurar las obras de arte, por lo que ya no puede intercambiar exposiciones con el extranjero. (En Estados Unidos los museos tampoco pueden costear el seguro de sus colecciones permanentes, pero las exposiciones itinerantes est¨¢n fuertemente aseguradas y sus gastos est¨¢n repartidos entre diversas instituciones). El gobierno de Mosc¨², que ha financiado el presupuesto anual del Ermitage, de aproximadamente 30 millones de rublos (unos 1.700 millones de pesetas de acuerdo al cambio comercial), ha entrado en bancarrota hace dos meses. El Gobiemo de Rusia ha asumido la direcci¨®n de la mayor¨ªa de los ¨®rganos del antiguo gobierno central de la URSS, pero nadie est¨¢ seguro de c¨®mo se va a garantizar la financiaci¨®n del museo.Los problemas del Ermitage son el resultado directo de la filosof¨ªa de la administraci¨®n del museo, segun Mija¨ªl M. Devyatov, un famoso profesor de Arte de San Petersburgo
Prioridades
"La administraci¨®n decide de acuerdo con sus prioridades administrativas, y no importa que la protesta de los especialis tas en arte llegue hasta el cielo, porque la administraci¨®n no la escucha" afirma Devyatov, que durante m¨¢s de 30 a?os ha seguido los asuntos del Ermita ge. "El Ermitage ya no puede realizar su papel moral y cultural en la sociedad". El sistema de aire acondicionado es el ejemplo m¨¢s significativo de c¨®mo el caos reinante en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica desintegra se ha infiltrado incluso en el escaparate m¨¢s valioso, el Ermitage. .
"Recog¨ª las esculturas con profundo dolor al darme cuenta de que la gente ya no podr¨ªa venir nunca m¨¢s aqu¨ª a admirar su belleza", dijo suspirando Mavleyev mientras indicaba los lugares en los que acostumbraban a estar las esculturas.
Su reluctancia a abandonar una parte del espacio de su exposici¨®n no es una de las mayores preocupaciones de MavIeyev. En calidad de jefe de equipo en el Ermitage, dirige un grupo de expertos que temen que el sistema de aire acondicionado pueda da?ar el museo y las obras de arte que contiene.
"Es idiota, no, mejor dicho, criminal," dice Mavleyev con una mirada de profunda pesadumbre. "La instalaci¨®n tendr¨¢ una profunda influencia en el clima en el que nuestras- obras de arte se han acostumbrado a vivir durante m¨¢s de 200 a?os".
La coordinadora de investigaci¨®n y exposiciones, Nina P. Lavrova, est¨¢ muy precupada tambi¨¦n: "Es horrible lo que va a pasar con estos acondicionadores de aire. De la pared cuelga una obra maestra de valor inestimable. Y debajo, ese aparato horrible. Cuando empiece a funcionar el aparato, ?qu¨¦ le pasar¨¢ al cuadro? Nadie lo sabe".
Para instalar el nuevo sistema en la sala de Mavleyev de esculturas romanas del siglo l, se har¨¢n agujeros de tres pies de di¨¢metro en las paredes de m¨¢rmol artificial de la sala Rosa, un ejemplo curioso de un estilo arquitect¨®nico popular de la primera mitad del siglo XIX. En otras de sus salas, los agujeros ya est¨¢n hechos e instalados los inmensos equipos de aire acondicionado. "No puedo entender la utilidad de esos terribles agujeros en nuestras salas de antig¨¹edades, en las que nunca ha habido problemas de mala ventilaci¨®n, ni siquiera en los d¨ªas m¨¢s calurosos", afirma Nina P. Lavrova.
El crudo invierno del hu¨¦rfano
Nadie ha respondido por ahora a las s¨²plicas de ayuda que han elevado Yevgueni V. Mavleyev -como jefe del departamento de antiguedades griegas y romanas del Museo del Ermitage- y tambi¨¦n otros funcionarios conscientes del peligro que se cierne sobre la entidad.Los interpelantes se han dirigido a instancias como la ad ministraci¨®n del museo, las autoridades municipales y el Ministerio de Cultura en Mosc¨², que sigue teniendo jurisdicci¨®n sobre el museo. Y la orfandad se acent¨²a con la amenaza del peor invierno que hayan vivido los rusos.
"Ahora, cuando no hay nada para comer, cuando todos piensan en c¨®mo sobrevivir al invierno, nadie quiere o¨ªr hablar del Ermitage, incluso porque nadie sabe a qu¨¦ jurisdicci¨®n pertenece el Ermitage y c¨®mo ser¨¢ financiado en el futuro" confiesa Mavleyev.
"Pero hay que hacer algo y con urgencia. No estamos hablando sobre la destrucci¨®n de patrimonio art¨ªstico sovi¨¦tico o ruso, estamos hablando de patrimonio de valor universal".
Si nadie de la administraci¨®n del museo o del Ministerio de Cultura hace algo muy pronto para parar la instalaci¨®n del sistema de aire acondicionado, y si persiste en no instalarse un sistema de seguridad eficaz y asimismo en no establecer un suministro seguro de materiales para la conservaci¨®n o no se garantizan con entera seguridad los sueldos para los empleados del museo, entonces deber¨¢n tomarse medidas dr¨¢sticas para salvar los cuadros, en opini¨®n de Mavleyev.
"Tenemos que decidir si vamos a proteger esas obras de arte o no", dice Natalia A. Zakharova, que ha trabajado como conservadora del museo durante 30 a?os. "Si decidimos que no las protegemos, deber¨ªamos mandarlas a otras rep¨²blicas o a otros pa¨ªses, o simplemente desaparecer¨¢n".
"Es una tragicomedia, en la que la tragedia est¨¢ acentuada", resume Yevgueni V. M¨¢vleyev. "El museo no tiene dinero para seguir con los trabajos de acondicionamiento del aire,o para comprar los equipos que faltan. Es algo as¨ª como meterse en comprar un coche cuando no se tiene dinero para llenar el dep¨®sito de gasolina".
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