Servicio militar

Cada vez entiendo menos la obcecaci¨®n de este Gobierno en mantener un ej¨¦rcito de recluta obligatoria; eso s¨ª, cada vez m¨¢s descafeinado en su duraci¨®n y, por tanto, dizque menos eficaz, si es que alguna vez lo fue.Hoy en d¨ªa, los mozos en edad militar asumen la mili como una condena a galeras, y para eludirla recurren a las alegaciones por enfermedad m¨¢s pintorescas, seg¨²n las cuales tendr¨ªamos la juventud m¨¢s deteriorada de Europa; al agotar pr¨®rrogas por estudios, aunque para ello haya que matricularse en la disciplina de dialecto canton¨¦s moderno en una academia de padre desconocido. Otros objetan mientras conservan su licencia de caza y sus escopetas. Y al fin, cada vez m¨¢s, algunos se rebelan y proclaman su insumisi¨®n, y hacen bien, porque ellos ser¨¢n los menos hip¨®critas de todos.

Pero, si a pesar de todo no se puede evitar el recalar en un cuartel, siempre queda el recurso de echar mano del primer militar m¨¢s o menos conocido para tratar de conseguir el mejor destino posible, lo cual casi siempre funciona, salvo que la oferta de recomendados exceda el cupo de destinos recomendables.

Si en un momento dado el servicio militar obligatorio supuso un adelanto social, en una ¨¦poca en la que al ej¨¦rcito s¨®lo iban los pobres, hoy por hoy es una imposici¨®n que a nadie contenta, que se rebela in¨²til en cuanto a preparar a la poblaci¨®n para la defensa nacional y que de nuevo conduce a filas s¨®lo a los m¨¢s pobres, pero de esp¨ªritu: a los pringados, los pardillos, los tontos de toda condici¨®n que no supieron escaquearse (los listos de turno no dejar¨¢n de record¨¢rselo para que espabilen) ?Ah!, y a los cuatro ilusos que todav¨ªa creemos que el servicio militar es un deber c¨ªvico.

Pero a nosotros ya se encargan de desenga?amos en la actual mili.-