Por la no legalizaci¨®n de las drogas
Le¨ª con enorme inter¨¦s y curiosidad extrema la carta titulada Por la legalizaci¨®n, que el pasado d¨ªa 12 le fue publicada a mi paisano Luis Antonio Vi?uales Guill¨¦n. El inter¨¦s me lo despierta indefectiblemente todo aquello que trate sobre esa trampa maldita y ese superlucrativo y archicriminal negocio que es la droga. En cuanto a la curiosidad, la sent¨ª extremadamente al percatarme de la procedencia del remitente.Es l¨®gico y natural que quien haya sufrido en lo m¨¢s profundo de su alma la tr¨¢gica muerte de un hijo, v¨ªctima de la droga, como es mi caso, se interese por cuanto se relaciona con ella, luchando hasta la extenuaci¨®n por lograr algo positivo que aten¨²e la nefasta expansi¨®n de esta lacra social que tantos estragos est¨¢ causando.
Mi extrema curiosidad me ha llevado a tener conocimiento de que el se?or Vi?uales -al contrario que el octogenario y pionero en Espa?a de ser partidario de la legalizaci¨®n de las drogas, se?or Pedrol R¨ªus- es un hombre joven.
?Que qu¨¦ tiene que ver eso? Ahora mismo se lo explico. Ver¨¢, el recientemente elegido presidente del Colegio de Abogados, se?or Pedrol R¨ªus, aboga porque se legalicen las drogas, e incluso se faciliten, para que as¨ª los yonquis no recurran al atraco, al asalto, al robo, es decir, para que dejen de delinquir ... . Poco importa que contin¨²en muri¨¦ndose miserablemente, que contin¨²en mat¨¢ndose, como ahora, ya que lo fundamental para ¨¦l es que no molesten. O lo que es igual: que se sigan muriendo, cada vez m¨¢s, l¨®gicamente, pero sin meterse con nadie. ?Comprendido?
De otra parte, el joven se?or Vi?uales expone que la mejor soluci¨®n y la m¨¢s viable para- erradicar del mercado ilegal las drogas llamadas duras, visto el poder de los narcotraficantes, es su legalizaci¨®n. Y, claro, lo que nos faltaba, que con la misma facilidad que quien quiere se toma unas copas de co?ac, ginebra o whisky, se pudiera uno poner un buen chute de hero¨ªna o esnifar una raya de coca¨ªna. Con lo que a los estragos del alcohol, ya de por s¨ª tr¨¢gicos, habr¨ªa de sumarse una escalofriante cantidad de j¨®venes v¨ªctimas de las drogas, duras pero legales.
Bueno, qu¨¦ le vamos a hacer, el caso es que se cinchen los narcotraficantes y que las drogas sean baratas y de f¨¢cil adquisici¨®n. Legales, en una palabra.
?Qu¨¦ bien! Desaparecer¨ªan en su inmensa mayor¨ªa los delincuentes. ?Que las drogas se consumir¨ªan a troche y moche cada d¨ªa m¨¢s? ?Ah!, all¨¢ cada uno. Lo que importa es que esto ser¨ªa una balsa de aceite; ni inseguridad ciudadana, ni leyes Corcuera, ni nada. Aqu¨ª reinar¨ªa la paz de los cementerios. ?ngel Arrabal.
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