Nuevo asalto contra a sede del Gobierno de Georgia, en la que resiste Gamsajurdia
El Parlamento georgiano, donde hace m¨¢s de dos semanas permanece sitiado el presidente, Zviad Gamsajurdia, fue objeto ayer de un nuevo ataque con morteros. Este corresponsal, junto con otros periodistas, vivi¨® el domingo esos momentos dram¨¢ticos en el interior, del edificio, cuando los proyectiles dieron exactamente en el blanco y causaron nuevos destrozos y un amago, de incendio en la Casa de Gobierno. Gamsajurdia propuso ayer que su dimisi¨®n se decida mediante un refer¨¦ndum popular.
El intento de acceder al refugio del sitiado Gamsajurdia, comenz¨® un soleado domingo de temperatura casi primaveral. Despu¨¦s de esperar infructuosamente a la salida del metro Rustaveli -donde comienza la principal avenida de Tbilisi- a que llegara un hombre de la oficina de prensa del todav¨ªa presidente georgiano, que hab¨ªa prometido guiamos hasta el b¨²nquer presidencial, emprendimos por nuestra cuenta el camino. Cincuenta metros ante! de llegar al primer puesto de control de los hombres de Gamsajurdia, un grupo de ancianos se afanaba en torno a lo que hab¨ªa sido su hogar, ahora completamente destruido."Los de la oposici¨®n dicen que nos defiendan, pero vean lo que hacen. Son un pu?ado de bandidos", sentenci¨® con voz quebrada Alexandre, un anciano de 77 a?os que viv¨ªa en la vivienda reci¨¦n reducida a cenizas.
Apoyo reducido
Unas 1.000 personas se manifestaron ayer en el centro de la ciudad en apoyo de Gamsajurdia, muchas menos de las que sol¨ªan acudir a los m¨ªtines en apoyo del presidente inmediatamente despu¨¦s del comienzo, del conflicto. Despu¨¦s del mitin, decidimos partir al Parlamento, por las calles que corren paralelas a la avenida Rustaveli y que est¨¢n al comienzo del Mtatsminda o Monte Santo. Tras pasar el primer control llegamos a un puesto con un tel¨¦fono que se comunicaba con la Casa del Gobierno. All¨ª nos dej¨® nuestro traductor y un guardia se ofreci¨® a guiamos en los menos de 100 metros que nos separaban del refugio de Gamsajurdia. ?bamos por el lado derecho de la acera cuando, desde una bocacalle, partieron cuatro disparos y nuestro fornido gu¨ªa nos empuj¨® detr¨¢s de un ¨¢rbol. Una bala se incrustr¨® en el tronco. La calva del gu¨ªa cambi¨® de color. Tras esperar unos segundos, conteniendo el aliento, echamos la ¨²ltima carrera y entramos en la antesala del Parlamento.
"Era un francotirador", nos dijo el gu¨ªa ya tranquilo. Preguntamos si el presidente podr¨ªa recibimos. Dijeron que lo averiguar¨ªan. Despu¨¦s de insistir sin ¨¦xito, y cuando nos dispon¨ªamos a salir, cay¨® el primer proyectil con un ruido ensordecedor. Nubes de polvo se levantaron fuera, a escasos metros. En cuesti¨®n de segundos decenas de guardias entraron en la antesala y nos empujaron al interior del edificio sin que ya nadie exigiera pase ni documento.
El b¨²nker al que luego nos llevaron era el centro de comunicaciones de la Casa de Gobierno. "Aqu¨ª estar¨¢n a salvo, nos separa un techo de tres metros y unos muros de dos metros de espesor", nos asegur¨® el barbudo guardia. Mientras, se escuchaban nuevas explosiones de proyectiles y los gritos horrorosos de alg¨²n herido. Est¨¢bamos atrapados y nadie se atrev¨ªa a aventurar cu¨¢nto tiempo deber¨ªamos permanecer all¨ª.
"Moriremos aqu¨ª", dijo uno de los guardias que hab¨ªan ven?do a hacernos compa?¨ªa. "Resistiremos hasta que el ¨²ltimo de nosotros quede a¨²n con vida", agreg¨® el otro. Ninguno de ellos quiso dar su nombre. "Somos georgianos que luchamos por una Georgia libre. Con que escriban esto es suficiente", sentenci¨® el de m¨¢s edad. Una representante de la oficina de prensa del presidente explic¨® en el refugio que la moral de los combatientes era alta, que las comunicaciones ahora ya no funcionaban, pero que ten¨ªan suficientes alimentos y agua.
Regres¨® nuestro guardia de barba entrecana y nos orden¨® salir. Dos soldados nos condujeron calle arriba hasta el puesto de tel¨¦fono. All¨ª otros guardias nos llevaron al Ministerio de Exteriores, donde esperamos que se calmara el tiroteo entre. partidarios y adversarios de Gamsajurd¨ªa. Ya cuando estaba oscuro salimos a la calle y subimos por el Monte Santo hasta el ¨²ltimo control de guardia de Gamsajurd¨ªa, donde nos dijeron: "Bajen ahora por la izquierda, caminen despacio y si se lo ordenan det¨¦nganse de inmediato".
"No disparen"
Roma, el gu¨ªa griego georgiano, avanzaba delante gritando de cuando en cuando: "Ar isrolot" ("no disparen"). Despu¨¦s de 15 eternos minutos de avanzar por callejuelas oscuras y de pasar un puesto de control de la oposici¨®n, llegamos a lugar seguro.
[Por otra parte, Zviad. Gamsajurdia propuso ayer, en una conferencia de prensa celebrada en la sede del Gobierno donde resiste, que su dimisi¨®n se decida por el pueblo georgiano mediante un refer¨¦ndum popular y expres¨® su disposici¨®n a iniciar negociaciones. "Las negociaciones son posibles, pero siempre que no se ponga como condici¨®n previa la dimisi¨®n del presidente electo", asegur¨® Gamsajurdia. "Si quieren que dimita deber¨¢ decidirlo el pueblo mediante un refer¨¦ndum", informa Efe.
Mientras tanto, el ex ministro sovi¨¦tico de Asuntos Exteriores, el georgiano Edvard Shevamadze, declar¨® ayer a una cadena de televisi¨®n francesa que Gamsajurdia debe dimitar para evitar "un ba?o de sangre, y ofreci¨® su colaboraci¨®n para "acelerar el proceso de democratizaci¨®n" de la rep¨²blica].
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