Un soplo de oscuridad
El Premio Nadal de este a?o allan¨® con bastante antelaci¨®n el camino que conduc¨ªa a La sombra del arquero. Cuando esta novela se public¨®, hace cuatro a?os, a nadie pudo coger desprevenido. Alejandro G¨¢ndara hab¨ªa avisado. Lo hizo con una dedicaci¨®n pausada e indeclinable, como quien confia en obtener de un trozo de materia dura una forma inolvidable. En 1984 public¨® su primera novela, La media distancia. Con ella supimos que alguien en la literatura espa?ola s¨¦ hab¨ªa propuesto ponernos, en medio de tantas leg¨ªtimas facilidades, las cosas muy dif¨ªciles. Dos a?os despu¨¦s, constatamos que el escritor santanderino no se hab¨ªa arrepentido de su primera experiencia narrativa. Segu¨ªa en sus trece. Porfi¨® con Punto de fuga en su voluntad inclemente. Todo consist¨ªa en que el lector se hiciera una idea lo m¨¢s aproximada posible de lo que es escribir con una de las pocas urgencias perdonables en literatura: la de las palabras o p¨¢ginas irremplazables.Destino hecho palabras
La sombra del arquero no era, contra lo que muchos pensaron, una par¨¢bola sobre las dificultades de un hombre para hacerse con las riendas de su propio destino. Era el destino mismo del hombre de todos los tiempos hecho palabras, investigaci¨®n de sus posibilidades de supervivencia, v¨¦rtigo de estrategias ag¨®nicas para afrontar con dignidad la amenaza de la muerte. Pero La sombra del arquero -para m¨ª una de las cinco mejores novelas que se escr¨ªbieron durante los ¨²ltimos tres lustros en Espa?a- era tambi¨¦n la cr¨®nica de una obsesi¨®n y una poderosa historia de amor. La lectura de esta novela nos indicaba, tambi¨¦n, que su autor asum¨ªa el riesgo de los placeres dificultosos. Sin proponerse nunca Alejandro G¨¢ndara encaramarse como un m¨¢rtir de las p¨¢ginas indescifrables, su literatura tra¨ªa un soplo de oscuridad. Ante la avalancha de transparencia narrativa, esa decisi¨®n nos ven¨ªa como anillo al dedo.
Alejandro G¨¢ndara es un novelista con jurisdicci¨®n narrativa propia. Eso lo da, indudablemente, el hecho de trabajar con una filosof¨ªa de la vida y las palabras, y con una plasmaci¨®n de esa filosof¨ªa en una forma literaria luminosamente exacta. En La sombra del arquero no hay ninguna pieza de su estructura que no obedezca a una exigencia de absoluta inteligibilidad. ?se es uno de los fundamentos de su oscuridad, ese y el empe?o en creer firmemente en que una novela no se escribe solamente sumando palabras o describiendo cinematogr¨¢ficamente. De vez en cuando no viene mal que al guien se empecine en demostramos que el diccionario de sin¨®nimos no es el mejor amigo del novelista.
Babelia
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