Pol¨¦mica en Alemania ante la liberaci¨®n de siete terroristas de la banda Baader
La posibilidad de que, en aplicaci¨®n de la ley, salgan en libertad condicional siete miembros del grupo terrorista Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF), tambi¨¦n conocido como Banda Baader-Meinhof, ha provocado una agria pol¨¦mica en una Alemania que parece estar condenada a un constante ajuste de cuentas con su pasado. El recuerdo de la histeria colectiva vivida en los a?os de plomo, cuando la RAF puso en vilo al Gobierno de Bonn, ha salido de nuevo a la superficie, provocando, al tiempo, una nueva trifulca en el seno de la coalici¨®n gobernante en Bonn.En las prisiones alemanas cumplen sentencia 36 miembros del grupo terrorista, cuyas acciones durante los a?os setenta crearon el p¨¢nico en la RFA. Siete de ellos -G¨¹nter Sommerberg, Bernhard R¨¹ssner, Claudia Wannersdorfer, Karl-Friedrich Grosser, Kristina Kuber, Lutz Taufer e Irmgard M¨¹ller- cumplen los requisitos para poder acceder a la libertad condicional. Sommerberg, R¨¹ssner y Wannersdorfer, adem¨¢s, se hallan gravemente enfermos.
Seg¨²n la ley alemana, tras el cumplimiento de los dos tercios de la condena o de 15 a?os de prisi¨®n -en el caso de cadena perpetua-, los tribunales deben examinar autom¨¢ticamente la situaci¨®n de los condenados y considerar si pueden ser puestos en libertad condicional. La ley indica que el tribunal debe considerar "si se puede justificar el riesgo de que, una vez en libertad, el condenado no reincida en el crimen", as¨ª como que "la gravedad especial de los delitos cometidos no exija el cumplimiento del resto de la sentencia".
Debate pol¨ªtico
En realidad, el debate pol¨ªtico sobre la conveniencia o no de que salgan en libertad algunos miembros de la RAF es irrelevante, m¨¢s all¨¢ de la presi¨®n que algunas opiniones puedan ejercer sobre los jueces, ya que la decisi¨®n depende exclusivamente de los tribunales de los l?nder en donde est¨¢n cumpliendo condena. Pero los primeros rumores sobre su posible puesta en libertad, confirmados por el fiscal general del Estado, Alexander von Stahl, y las declaraciones del ministro de Justicia, el liberal Klaus Kinkel, de que "el Estado debe estar dispuesto a la conciliaci¨®n, cuando resulta apropiado", han levantado una tormenta pol¨ªtica inesperada, que pone de nuevo sobre el tapete la cada vez mayor distancia que separa a los liberales de sus socios de coalici¨®n democristianos.Desde su primigenia imagen de Robin Hood urbanos a la subsiguiente campa?a de terror, que caus¨® un profund¨ªsimo impacto en la sociedad alemana occidental de los setenta y primeros ochenta, la RAF, contra la que el Estado despleg¨® una campa?a exterminadora, ha acabado convertida en un grup¨²sculo con varias decenas de afiliados.
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