Man¨ªa persecutoria
Muchos j¨®venes se asocian con el ¨²nico fin de seguir de cerca a sus ¨ªdolos del rock
Alaska lleva un tatuaje de Divine en el brazo izquierdo. A Miguel Bos¨¦ le han arrancado en ocasiones la camisa a pedazos. El club de seguidores del grupo H¨¦roes del Silencio se form¨® en el metro. Y el de los Tennessee tiene su sede en Parla. Ninguno de ellos tiene fines lucrativos. S¨®lo pretenden divertirse y estar m¨¢s cerca de sus ¨ªdolos. Utilizan la correspondencia para contactar y el centro del meollo es, en la mayor parte de los casos, un apartado de Correos.
Formar parte de Fangoria Club te permite conocer ciertos secretos. Los miembros de tan selecta agrupaci¨®n reciben un fanzine en su domicilio. A trav¨¦s de ¨¦l pueden obtener informaci¨®n confidencial: "Alaska ha vuelto a caer en las garras de la comida-basura. Hay que sacarla a rastras del Pizza King"..."Nacho no s¨®lo sigue con el culturismo, sino que ahora tambi¨¦n hace boxeo y king-boxing "..."Olvido lleva un tatuaje de Divine en el brazo izquierdo"... "Olvido opina que la pel¨ªcula Garganta profunda es una obra de arte"... "Nacho ya super¨® su crisis cinematogr¨¢fica y se acerc¨® a su sala de proyecci¨®n preferida" o "Aslaska ha empezado una nueva dieta recomendada por Peret y es un poco afrodisiaca".Fangoria, club de seguidores, lleva seis meses en funcionamiento y ya cuenta con m¨¢s de cien socios. Con el af¨¢n de protagonismo que les caracteriza, Alaska y Nacho Canut, l¨ªderes del grupo, presiden su propio club de seguidores. Y la mism¨ªsima Alaska asegura que "s¨®lo entran los que son congeniales con nosotros
Para hacerse socio s¨®lo hay que rellenar un cuestionario sobre tus favoritos: grupos, actores, sex simbols, pel¨ªculas, libros, petardas, comidas, etc¨¦tera, mandar dos fotograf¨ªas y pagar 2.000 pesetas al a?o. Entre los privilegios de los que goza el socio figura recibir, en exclusiva, maquetas, camisetas y postales. El pasado d¨ªa 31 de octubre, noche de Halloween, Fangoria celebr¨® una fiesta en Morocco, una de las salas comerciales de Alaska en la ciudad para todos sus congeniales; todos vest¨ªan y hasta se peinaban como sus ¨ªdolos, fundi¨¦ndose en un efecto camale¨®nico en el que seguidores y famosos llegan a parecerse y confundirse.
Contactar con adictos
Nani Guerrero, de 23 a?os, decidi¨® un d¨ªa poner una rese?a en la revista El Gran Musical, en el apartado Buz¨®n, para contactar con gente adicta a H¨¦roes del Silencio. El anuncio fue acogido favorablemente. y comenz¨® a recibir tanta correspondencia en su casa que su portero lleg¨® a pensar que era testigo de Jehov¨¢.Un d¨ªa se encontr¨® en el metro a los integrantes del grupo y les intercept¨® pidi¨¦ndoles un aut¨®grafo y charl¨® un poco con ellos. Despu¨¦s de recorrerse gran parte del pa¨ªs siguiendo a su banda, conoci¨® a la representante y surgi¨® la idea de crear un club de seguidores.
Ahora Nani es la presidenta del club de seguidores y dispone de un apartado de correos donde recibe las peticiones y sugerencias de los 500 militantes con los que ya cuenta. Las actividades que tienen en mente poner en curso son muchas; desde organizar viajes hasta sorteos de discos, camisetas, p¨®sters, "incluso a ellos", bromea Nani. La seguidora m¨¢s joven tiene siete a?os y la m¨¢s mayor, 40. "Incluso a mi madre le gusta el grupo", dice Nani, "y a veces viene de la peluquer¨ªa y me cuenta que ha o¨ªdo a H¨¦roes en la radio".
Olga Linares, estudiante de 19 a?os, miembro de tan selecto club, asegura que antes ten¨ªa una idea un poco ?o?a de los clubes. "Con H¨¦roes del Silencio cambi¨® mi visi¨®n del tema", explica. "Me gust¨® y me apunt¨¦. Te enteras de cosas que no salen en los medios informativos".
La mascota de Tennessee
El 90% de los que asisten a sus conciertos son chicas, por eso Gregorio Garc¨ªa, de 27 a?os, guitarra del grupo Tennessee, ha montado su propio club. La sede situada en la localidad madrile?a de Parla est¨¢ en su propia casa y para que todo quede en familia la presidenta es su hermana Meli, de 22 a?os. Desde all¨ª se distribuye informaci¨®n relativa a la banda a los seis clubes con que cuentan repartidos por Espa?a.En una ocasi¨®n, una admiradora les regal¨® un oso que ellos, gentiles caballeros, utilizaron durante mucho tiempo como mascota en algunos conciertos. El guitarra de Tennessee cuenta el caso de una chica que le telefoneaba constantemente. Cuando lleg¨® el gran d¨ªa de conocerse, al final de una actuaci¨®n en el Parque de Atracciones, la seguidora no pudo reprimir las l¨¢grimas al encontrarse con su ¨ªdolo.
Lo de Miguel Bos¨¦ fue diferente. Recib¨ªa tal avalancha de cartas que el propio Miguel decidi¨® dar salida a la situaci¨®n creada constituyendo lo que ¨¦l mismo ha denominado su club de amigos. El cantante le tiene verdadera fobia a la palabra fans. Se han tirado a su cuello, le han arrancado la camisa y hasta los ni?os le persiguen. Las hay, incluso, que presas de un ataque de histeria, se tiran de los pelos cuando le ven. En todos los casos, ¨¦l se comporta como un chico bien educado.
Pertenecer al club de amigos de Miguel te permite asistir en rigurosa exclusiva a los ensayos o recibir informaci¨®n confidencial sobre su discograf¨ªa, as¨ª como participar en un sorteo cuyo premio es un viaje con Miguel en su gira veraniega. Al hijo del torero Domingu¨ªn le env¨ªan misivas en las que expresan su deseo de tener un hijo con ¨¦l. Pero el cantante recibe cualquier tipo de proposiciones deshonestas y tambi¨¦n alocados mensajes, como el de una seguidora obsesionada con el supuesto inter¨¦s desmedido del ¨ªdolo por su persona. Le pide constantemente que la deje en paz y que deje de incordiarla: "El hecho de ser famoso no te da derecho a molestarme".
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