"La voz de las urnas, sagrada como el Cor¨¢n"

En este barrio de La Goutte d'Or que cantara Jacques Pr¨¦vert, parte del decorado es parisiense y parte norteafricano. El cielo, p¨¢lido, y fr¨ªo, y los edificios de finales del siglo XIX son los de la capital francesa; los olores y colores de los comercios, el abigarramiento de los productos, los aspectos y acentos de sus pobladores son los de, un zoco magreb¨ª. Ahora, muchos de ellos est¨¢n turbados por la forma en que los militares argelinos le han arrebatado la victoria a un partido, el FIS, al que, sin embargo, la mayor¨ªa detesta.En un muro del metro alguien ha escrito en ¨¢rabe: "Prohibido mear". En las paredes del barrio unos carteles convocan a, la manifestaci¨®n "Por la igualdad y contra el racismo", que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 25 de enero; otros, del Frente Nacional, proclaman: "Par¨ªs, ciudad francesa". Dominado por el Sacre Coeur, La Goutte d'Or est¨¢ repleto de solares convertidos en basureros. Sin el bullicio y vitalismo de sus magreb¨ªes y africanos, el lugar ser¨ªa m¨¢s bien triste.

Omar, un alba?il que repara una fachada, dice: "A m¨ª no me gustan los barbudos, pero si el FIS ha ganado, ha sido por las urnas. Era la decisi¨®n del pueblo argelino y hab¨ªa que respetarla". Omar recuerda que en los 17 a?os que lleva en Francia se le ha repetido que el resultado de las urnas es "tan sagrado como la palabra del Cor¨¢n".

La condena del golpe realizada en la televisi¨®n francesa por Hocine Ait Ahmed, el l¨ªder democr¨¢tico argelino, ha dado argumentos al malestar de los magreb¨ªes de Par¨ªs. "?Por qu¨¦ los militares argelinos se empe?an en considerar a sus compatriotas como eternos ni?os cuyas malas decisiones deben ser corregidas a palos? ?Por qu¨¦ los europeos aceptan que en Argelia vale lo que ellos no quieren en sus casas, la filosof¨ªa de que el fin justifica los medios?", se pregunta Abdelkader, un muchacho de pelo rizado y cazadora de cuero que lee Liberation en un caf¨¦.

En los caf¨¦s y comercios, los televisores y las radios est¨¢n siempre encendidos. Abderrahm¨¢n, de Radio France Maghreb, afirma: "Lo ocurrido en Argel es una verg¨¹enza. Habr¨ªa que haber dejado gobernar a los integristas. En el mejor de los casos, el pueblo se habr¨ªa dado cuenta de que no son el remedio para nada. En el peor, el Ej¨¦rcito podr¨ªa haberles derrocado cuando hubieran. empezado a violar los derechos humanos. Ahora son m¨¢rtires".

"M¨¢s vale una dictadura Militar que una dictadura del FIS", dice Aicha, una chica con minifalda que compra medias en los almacenes Tati. Tiene 16 a?os y nacionalidad francesa. "Si los barbudos hubieran tomado el poder, ?qu¨¦ habr¨ªa ocurrido con las mujeres?", se interroga. "Los argelinos", a?ade, "son analfabetos, no est¨¢n preparados para la democracia".

Al lado de una tienda que vende menta y cilantro, leche cuajada, aceitunas y ra¨ªces de nogal para limpiar los dientes, un mendigo pide limosna en ¨¢rabe: "Al¨¢ os lo devolver¨¢ en el para¨ªso". En una peluquer¨ªa se bromea sobre el negocio que har¨ªa el patr¨®n en Argelia. "?Te imaginas la cantidad de barbas que van a desaparecer?", dice riendo un cliente de mostacho canoso, abrigo sobado y gorrito de lana.