Carta p¨®stuma a Manuel Broseta
Querido Manolo:Son muchos, por unas u otras razones, los que hab¨¦is abandonado el Reino de Espa?a, que -entre 1975 y 1978- conseguimos que fuera un reino de todos, y que hab¨¦is ido a otro reino, al que muchos llaman de los cielos. He escrito en los ¨²ltimos a?os a varios amigos comunes: Juan Ros¨®n, Enrique Mata, Tarradellas. Hoy lo hago contigo en circunstancias bien distintas. Aqu¨¦llos se fueron de modo natural, Juan y Enrique muy tempranamente, pero de ti me dicen que cuando, como todos los d¨ªas, ibas a ense?ar la ley y el derecho, te han separado brutalmente de la c¨¢tedra. Te han asesinado y han matado contigo, otra vez, la norma y la convivencia.
?Recuerdas, Manolo? Nos conocimos al final de los cincuenta en el colegio mayor. Ven¨ªas a preparar la tesis doctoral, y con ella, la c¨¢tedra. En los sesenta te vi reaccionar con irritaci¨®n, pero con tu elegancia habitual, cuando algunos de tus alumnos me recibieron con destemplanza al intentar exponerles las pretensiones de llegar desde la orilla del autoritarismo a las riberas de la libertad, como recordaba en el ¨²ltimo aniversario constitucional Gaby Cisneros.
Supe de ti en los setenta, a veces por los papeles de la Brigada Pol¨ªtico-social, cuando te integraste en la Junta Democr¨¢tica de Valencia, y se ensanch¨® mi coraz¨®n cuando en 1979 formaste en las filas senatoriales de la UCD.
En 1980 nos encontramos en el ministerio de las autonom¨ªas, al que t¨² hab¨ªas llegado como secretario de Estado a iniciativa de P¨¦rez-Llorca y al cual arrib¨¦ por mi natural man¨ªa de asociarme a cuantas bofetadas haya en el reparto pol¨ªtico.
Comprendo que prefieras seguir en el derecho, y mucho m¨¢s cuando puedes contar con la palabra de tu maestro Garrigues. Pero creo que tienes la obligaci¨®n de construir una nueva junta democr¨¢tica. Como en el Reino de Valencia en los setenta, tienes que hacerlo en ese reino en los noventa. Ten¨ªas. pendiente entonces la asignatura de la libertad. Hoy tenemos pendiente la arriesgada asignatura del terrorismo.
Llama a Tarradellas, a Juan Ajuriaguerra, Ros¨®n, P¨ªo Cabanillas, Rodr¨ªguez Sahag¨²n, Enrique Tierno, Tr¨ªas Fargas, Sol¨¦ Barber¨¢. Que sea secretario P¨ªo, que ya fue aqu¨ª secretario del Consejo del Reino y que es imprescindible en cuantos reinos haya, y que presida Tarradellas, pues si no es presidente las cosas no saldr¨¢n bien. Tienes que incorporar a todos, como en los setenta. A los asesinados, a Joaqu¨ªn Viola y a Enrique Casas, por ejemplo, y si es cierto que la manga divina es tan ancha, se me ocurre que debes llamar a Paredes Manot, que fue fusilado en 1975. Sus padres eran emigrantes de Extremadura en el Pa¨ªs Vasco. Si se quedan en su tierra, posiblemente hubiera sido guardia civil y formado parte del pelot¨®n. El bien sabr¨¢ que t¨², con otros, con casi todos, lograste abolir la muerte en la gran norma, la Constituci¨®n. Y podr¨ªa exigir a sus colegas que sigan tu ejemplo, que hagan lo que quieran, pero que no maten, y como las cuestiones son de terrorismo, debes de consultar mucho con Ros¨®n para que enlace con Corcuera, que ambos tienen los rosones muy bien puestos, pues, por muy democr¨¢tica que sea la junta, al final tendr¨¦is que contar con la polic¨ªa y con la Guardia Civil para asegurar realmente las libertades, Y ya que os vais a reunir en el cielo, deb¨¦is de contar con un buen cura, que, al fin y al cabo, llevan 2.000 a?os hablando de cosas celestiales. Como hace unos d¨ªas que anda por ah¨ª el obispo Roca, de Valencia, creo deber¨ªais llamarle, pues quiz¨¢ no sobre su mediaci¨®n.
Tus compa?eros de UCD y del ministerio de Fern¨¢ndez-Cuevas, Julio Vi?uela, Ruiz-Risue?o, Juan Junquera, Luis Cuesta, P¨¦rez de Armi?¨¢n y Ricardo Mart¨ª te env¨ªan un gran abrazo y me dicen que est¨¢n seguros de que la junta que vas a formar lograr¨¢ que no haya m¨¢s asesinatos en Espa?a.
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