El Sur tambi¨¦n existe
El autor afirma que, cuando las zonas m¨¢s ricas de Espa?a, exigen un proceso de reconversi¨®n industrial, la comunidad aut¨®noma que ¨¦l preside va a pelear con todas sus fuerzas para conseguir inversiones. Y recuerda que, desde hace a?os, Extremadura viene demandando una acci¨®n especial del Gobierno central para las zonas que viven de la emigraci¨®n y el empleo comunitario.Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra
El hecho de que Extremadura no cuente con una fuerza social importante que le permita hacerse o¨ªr con la contundencia de otras zonas de Espa?a no significa que los hombres y mujeres que en ella viven no tengan el mismo derecho que los que est¨¢n unidos y organizados para la defensa de sus puestos de trabajo y la mejora de sus condiciones de vida. De igual forma que el hijo de una familia acomodada tiene m¨¢s posibilidades de circular por esta sociedad que el hijo de una familia humilde, el ciudadano de una regi¨®n atrasada tiene menos posibilidades de progresar que el de una regi¨®n avanzada, aunque su origen sea humilde. Esta teor¨ªa, que por su propio peso parece que nadie puede discutir en estos momentos, se convierte en peligrosa cuando se le ponen nombres y apellidos. Lo ¨²nico que puede invalidarla es la acci¨®n de un Gobierno que no act¨²e arbitrariamente en funci¨®n de los acontecimientos o de las presiones, sino en nombre de la justicia y la solidaridad.
Experiencia acumulada
Debo ponerme el parche antes de que salga el grano, en virtud de la experiencia acumulada en meses anteriores, donde plantear someramente los or¨ªgenes de los desequilibrios regionales ha sido interpretado en algunas zonas de Espa?a como un insulto a determinados pueblos y Gobiernos. No pretendo, pues, ir contra nadie, y menos contra quienes digna y leg¨ªtimamente aspiran a luchar por mejorar su situaci¨®n econ¨®mica y social. Pero ese reconocimiento no me puede impedir llamar la atenci¨®n y recordar que desde hace unos a?os Extremadura viene demandando una acci¨®n especial del Gobierno central que posibilite que quienes durante a?os y a?os hemos vivido de la emigraci¨®n o de la limosna comunitaria tengamos otras posibilidades industriales y de servicios que no s¨®lo dignifique nuestra condici¨®n de trabajadores, sino que asiente definitivamente en su tierra a nuestros descendientes.
Cuando todo el mundo rechaza, por injusto, la jubilaci¨®n anticipada, con sueldos ¨ªntegros, de miles de trabajadores que en distintas zonas de Espa?a ven derrumbarse algunos polos de desarrollo de la ¨¦poca del desarrollismo y exigen una alternativa industrial y de servicios que posibilite el cambio de puesto de trabajo y, por lo tanto, asegure el futuro industrial de esas zonas, miles de hombres y mujeres, en Extremadura y en buena parte del sur de Espa?a, llevan d¨¦cadas en una sangr¨ªa producida por la hemorragia de la emigraci¨®n o viviendo de las 25.000 pesetas que durante algunos meses les proporciona el detestable y anestesiante Plan de Empleo Rural (PER). La reforma de la pol¨ªtica agraria com¨²n va a producir que en estas zonas rurales la ca¨ªda del empleo agrario se prevea dram¨¢tico (25.000 excedentes en Extremadura).
Excedentes laborales
Mientras se hacen esfuerzos desde todas las partes para que los excedentes industriales, mineros o navales se jubilen anticipadamente y se ofrecen alternativas industriales e infraestructurales a esas zonas, el Ministerio de Agnicultura nos quiere vender, v¨ªa Comunidad Econ¨®mica Europea, la posibilidad de que nuestros excedentes laborales agrarios se pongan el traje regional y el gorro de Montehermoso para servir de gu¨ªas tur¨ªsticas a los excedentes industriales de Europa.
Los or¨ªgenes geogr¨¢ficos de los ciudadanos espa?oles no pueden marcar el futuro de esas regiones espa?olas, como tampoco lo puede hacer el tener m¨¢s o menos capacidad a la hora de exigir soluciones al Gobierno central. El que esos 25.000 trabajadores que sobrar¨¢n del campo extreme?o no est¨¦n concentrados en un solo punto de trabajo no significa que no vayan a quedar en una situaci¨®n infinitamente peor, desde todos los puntos de vista, que los que por su capacidad organizativa y experiencia sindical ya tienen, al menos, su salarlo garantizado, independientemente de cual sea el futuro de la zona donde viven.
Yo deseo que quienes reclaman justamente una reconversi¨®n industrial puedan encontrar una soluci¨®n digna para sus intereses y los intereses generales del pa¨ªs, pero quiero que esa misma solidaridad sea entendida, practicada y exigida para quienes no pedimos un puesto de trabajo a cambio de la amortizaci¨®n de otro: sencillamente pedimos un puesto de trabajo; el otro nunca existi¨® aqu¨ª; 850.000 extreme?os viviendo en Madrid, Valencia, Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Murcia o Asturias lo acreditan.
Hay comentaristas pol¨ªticos que en estos d¨ªas se han preguntado si los espa?oles mayoritariamente no estar¨ªan dispuestos a que el Gobierno invirtiera una m¨ªnima parte de lo que se dedica a otros menesteres a crear el tejido industrial que posibilite la sustituci¨®n de los puestos de trabajo que el desmantelamiento de las industrias actuales de toda la corri¨ªsa cant¨¢brica requiere. Por mi parte, la respuesta es s¨ª. ?Cu¨¢l ser¨ªa la de la sociedad espa?ola si esa misma pregunta se hiciera no para sustituir puestos de trabajo, sino para crearlos por primera vez? Me gustar¨ªa conocer la respuesta. ?Nos tocar¨¢ alguna vez o seguiremos siendo la reserva espiritual, la Espa?a negra, la Espa?a profunda, la Espa?a subvencionada?
Zonas ricas
No hemos hablado antes para no entorpecer el proceso de lucha de los mineros asturianos, pero cuando todas las zonas m¨¢s ricas e industrial izadas de Espa?a exigen un proceso de reconversi¨®n industrial, ?parecer¨¢ demag¨®gico o bananero que los que no hemos visto una f¨¢brica digamos que es justo que ahora nos toque a nosotros?
Vamos a pelear con todas nuestras fuerzas para conseguirlo, aunque se pueda malinterpretar nuestra lucha.
es presidente de la Junta de Extremadura.
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