Cuatro notas
Robert Barry, Bryan Hunt, Allan McC¨®llum, Dennis Oppenheim.
Galer¨ªa Senda. Pasaje Mercader, 4. 08008 Barcelona. Hasta finales de febrero.
Mucho parecen proliferar en estos ¨²ltimos meses las simples exposiciones colectivas en las galer¨ªas comerciales, en unas ¨¦pocas del a?o en las que antes eso no era nada corriente y cuyo ¨²ltimo prop¨®sito parece consistir en convencer al incr¨¦dulo y escarmentado comprador -o coleccionista, depende- de las ventajas de la obra menor o de la obra descontextualizada. Tomando el dibujo y la obra sobre papel o el grabado como pretextos m¨¢s o menos aglutinadores, o sin molestarse siquiera en presentar pretexto alguno que articule la muestra, buena parte de las galer¨ªas de arte insisten en esa din¨¢mica que parece alejar cada vez m¨¢s a los peque?os coleccionistas: muestras colectivas fruto de la reuni¨®n de piezas sueltas, con intereses dispares y desiguales, procedentes de los m¨¢s diversos or¨ªgenes, sin contacto alguno entre ellas, colocadas juntas sin m¨¢s, y a la espera de ser calibradas en funci¨®n s¨®lo de su belleza o de su originalidad en el ¨¢mbito expositivo local, criterios ambos de dudosa eficacia, am¨¦n de cuestionable progresismo. Si bien es cierto que esas cualidades no pueden negarse a ciertas obras, tambi¨¦n lo es el hecho de que determinadas iniciativas ponen al descubierto la cara m¨¢s s¨®rdida del comercio del arte -es decir, la estricta y desesperadamente comercial- para dejar a un lado las consideraciones relativas a otro tipo de cuestiones m¨¢s de tendencia, de contexto, de apuesta o de seguimiento de una trayectoria.La galer¨ªa Senda presenta una exposici¨®n compuesta por obras de cuatro artistas cuya vinculaci¨®n resulta francamente ardua de descubrir aunque, una vez m¨¢s, la calidad y la novedad de las obras merecen un m¨¢s que considerable detenimiento. Robert Barry, Bryan Hunt, Dennis Oppenheim y Allan McCollum constituyen la esencia de la muestra y, cada uno a su manera, sintomatizan no s¨®lo maneras personales de actuar sino tambi¨¦n sucesos contextuales mucho m¨¢s amplios.
La obra de McCollum, por ejemplo, despu¨¦s de haber visto ferias y exposiciones invadidas por cientos de sus recipientes y surrogates, adquiere ahora una dimensi¨®n tan significada por una coyuntura temporal que parce haber perdido buena parte de su capacidad innovadora inicial, cuestionada ya en su momento desde estas mismas p¨¢ginas. Los tres proyectos de Oppenheim corresponden a esa evoluci¨®n de algunos artistas procedentes de la esfera del arte conceptual hac¨ªa dimensiones un tanto megal¨®manas (algo parecido a lo ocurrido con Vito Acconci), aunque las piezas dan la aut¨¦ntica talla del trabajo reciente del artista. Despu¨¦s de unos dibujos de Bryan Hunt en una de las l¨ªneas m¨¢s convencionales que se han visto ¨²ltimamente, las tres obras de Robert Barry constituyen, sin duda, lo mejor de la exposici¨®n: sutiles, sin concesiones, alejadas de toda ret¨®rica, de dif¨ªcil digesti¨®n.
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