El loro de Col¨®n
Una ahijada de Marlon Brando protege a Sigourney Weaver de reporteros con sotana
Los seis indios con taparrabos importados de Colombia sobrevivieron ayer de milagro a los dos grados bajo cero registrados en el interior de la catedral de Salamanca, mientras el loro que les acompa?aba enloqueci¨®, al final de una de las repetidas tomas del rodaje de Columbus, lanzando aullidos. El loro, que, seg¨²n parece, procede de una fruter¨ªa local, est¨¢ especializado en el grito "?cabr¨®n, cabr¨®n!", transmutado f¨¢cilmente en "?Col¨®n, Col¨®n!", nombre del descubridor de las Am¨¦ricas, que ahora, y gracias a los prodigios del cine, ya no es uno, sino que son dos: G¨¦rard Depardieu y George Corraface.
Todo empez¨® de muy buena y g¨¦lida ma?ana, cuando desde antes del amanecer fueron convocados 500 figurantes, algunos de los que, a su vez, eran figurantes de figurantes. Me explico: una monjita result¨® ser reportera de un diario de Madrid, un frailecito era fot¨®grafo de una agencia. Y as¨ª otros cuantos. "Pero los estamos detectando, y los que llevan c¨¢maras ocultas las vomitan antes de alcanzar el p¨²lpito", manifest¨® Natalie, ahijada de Marlon Brando y empleada por la productora para control de la prensa.El rodaje rememoraba, con todo el plantel de actores, la bienvenida dada por los Reyes Cat¨®licos al descubridor culminado su primer viaje al nuevo mundo.
Tiritando de fr¨ªo, Blanca Torrents, madre del figurante de 11 a?os Eduardo Conde (doble de luces del hijo de C¨®lon), dijo: "He logrado entrar a pasar este fr¨ªo porque en aquella ¨¦poca los ni?os no llevaban gafas y el m¨ªo las necesita. Estoy aqu¨ª guard¨¢ndole sus anteojos". Por 12 horas de labor el ni?o cobra 8.000 pesetas, dos bocatas y un yogur.
Manto de 20 metros
La reina Isabel (Sigourney Weaver) empujaba como un tractor el manto de 20 metros una y otra vez, portando en su testa una corona a¨²n m¨¢s pesada que el largo trapo, dise?ado por un ingl¨¦s. La reina no mostraba ni fr¨ªo ni emoci¨®n m¨¢s que cuando dec¨ªan: "?Corte!", momento en el que dirig¨ªa su dulce mirada al esposo en la vida real, el director de teatro John Simpson, agazapado a la sombra de un confesonario. Este se?or dijo: "Para m¨ª, el mejor actor de cine en el mundo es Depardieu, y, por supuesto, la mejor actriz en todo el mundo es mi mujer".
Simpson no ambiciona dirigir pel¨ªculas: "Ya hay demasiados directores de cine por ah¨ª, y adem¨¢s haciendo teatro no pasamos tanto fr¨ªo".
En la sacrist¨ªa, la reina Isabel tuvo a su disposici¨®n una cama de tama?o regio -king size- capaz para tres personas: ella, el rey cat¨®lico y, en caso de extrema necesidad, el descubridor Crist¨®bal. "Lo tenemos todo dispuesto para que Sigourney se Fatigue al m¨ªnimo", dijo uno de la productora.
Para¨ªso y utop¨ªa
La guionista de Columbus, una ex reportera de Le Point llamada Roselyne Bosch, de 31 a?os y ascendencia catalana, dijo: "He construido con el m¨¢ximo rigor hist¨®rico una historia dram¨¢tica en la que Col¨®n viene a ser antes que nada Depardieu, que es quien va a darle la personalidad".
Seg¨²n la guionista, el Col¨®n de su gui¨®n busca un para¨ªso y una utop¨ªa. Tiene sentido de su propio destino y de su grandeza, como tambi¨¦n lo tiene Depardieu. "Col¨®n seduce intelectualmente a la reina Isabel. Es audaz, es su alma gemela. Le dice a ella: 'Somos iguales, no aceptamos la realidad ni los l¨ªmites que se nos han impuesto".
Los indios fueron caldeados con bolsas de agua y edredones de plumas. Inspiraban verdadera l¨¢stima. Uno llevaba un tercio del cr¨¢neo rapado. Otro, con las tetillas como alfileres, hab¨ªa sido pintarrajeado a juego con la lanza. Pero todos demostraban tanta o m¨¢s dignidad que el monarca (Fernando Garc¨ªa), cuyo gesto era de pasmarote. El monarca, sentado en el trono junto a la reina, daba sus espaldas al c¨¦lebre r¨®tulo Tanto monta.
Y luego apareci¨® ?ngela Molina por el crucero de la catedral para que el episcopado dejara de parecer ficticio y la mirase ladeando la mitra con la hist¨®rica expresi¨®n del deseo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.