El colaboracionismo con la Stasi salpica al presidente socialdem¨®crata de Brandeburgo
El ajuste de cuentas de la nueva Alemania con su pasado reciente est¨¢ empezando a generar grandes dosis de incongruencias, agravios e interpretaciones interesadas. El ¨²ltimo caso lo protagoniza el socialdem¨®crata Manfred Stolpe, presidente del land de Brandeburgo, que est¨¢ siendo acusado de colaboracionismo con la Stasi, la polic¨ªa pol¨ªtica comunista, bas¨¢ndose en lo que ¨¦l nunca neg¨®: sus contactos con el r¨¦gimen de la ex RDA como representante de la Iglesia evang¨¦lica.
De todos los pol¨ªticos surgidos tras la unificaci¨®n en la ex Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Stolpe es, sin duda alguna, el m¨¢s respetado, apreciaci¨®n en la que coinciden tanto sus correligionarios socialdem¨®cratas como el resto del espectro pol¨ªtico.Lo m¨¢s ir¨®nico del caso es que fue el propio Stolpe quien decidi¨®, a ra¨ªz de la histeria desatada por la apertura al escrutinio p¨²blico de las famosas actas de la Stasi -seis millones de fichas en lasque se concentra la miseria de una sociedad carcomida por la delaci¨®n institucionalizada-, explicar a la opini¨®n p¨²blica cu¨¢les fueron las pautas de su actuaci¨®n en la larga noche del r¨¦gimen comunista alem¨¢n, cuando ejerc¨ªa como abogado de la Iglesia evang¨¦lica, primero en conflictos menores y en los ¨²ltimos tiempos como el mediador entre ¨¦sta y el aparato del Estado y su polic¨ªa pol¨ªtica.
Durante 30 a?os, admit¨ªa el pol¨ªtico socialdem¨®crata en la revista Der Spiegel, mantuvo m¨¢s de un millar de encuentros personales con agentes de la Stasi, por lo que "habr¨¢, por lo menos, 1.000 notas y comunicaciones sobre estos encuentros en las fichas".
Seg¨²n explica, el primer encuentro con la Stasi lo busc¨® ¨¦l mismo en agosto de 1961, cuando se construy¨® el muro de Berl¨ªn, para intentar ayudar a un pastor protestante que ten¨ªa problemas con el r¨¦gimen. A partir de los a?os setenta se dedic¨® casi exclusivamente a este tipo de mediaciones "para conseguir vencer, dentro de lo posible, al Estado utilizando sus propios medios".
Su labor fue siempre transparente. Tampoco se considera a s¨ª mismo un h¨¦roe, ya que si se hubiera enfrentado sin m¨¢s con el Estado su labor hubiera sido in¨²til. "Trataba s¨®lo de aprovechar las oportunidades que ten¨ªa para conseguir mayores libertades en un momento en el que era imposible predecir que el imperio sovi¨¦tico se desmoronar¨ªa liber¨¢ndonos".
Su ¨²ltimo contacto con la Stasi lo tuvo en marzo de 1990, tras las elecciones que dieron el poder a los democristianos. "Fue una conversaci¨®n general", explica, "quer¨ªa adivinar e intentar impedir que la Stasi frustrara el advenimiento de la democracia".
Sin embargo, la Uni¨®n Social Cristiana b¨¢vara (CSU), el partido m¨¢s conservador de los que forman la coalici¨®n en el poder en Bonn, ha pedido la dimisi¨®n de Stolpe, acus¨¢ndole, o poco menos, de ser un agente de la Stasi y de haber participado en la fundaci¨®n del SPD en la ex RDA, con el visto bueno de la polic¨ªa pol¨ªtica.
Lo m¨¢s curioso del caso es que, por otro lado, cada vez hay m¨¢s sospechas sobre las relaciones con los jerarcas comunistas del gran l¨ªder de la CSU, el fallecido Franz Joseph Strauss, especialmente en el campo econ¨®mico.
La reacci¨®n a las acusaciones contra Stolpe ha sido visceral en la ex RDA, donde se ha interpretado como uno m¨¢s de los constantes agravios a que son sometidos por los arrogantes occidentales. Al este del Elba, la defensa de Stolpe ha sido asumida por todo el espectro pol¨ªtico.
Por otra parte, se acaba de dictar la primera condena contra antiguos guardias fronterizos de la ex RDA, verdugos de las m¨¢s de 200 vidas que seg¨® el r¨¦gimen comunista entre quienes intentaban escapar de ¨¦l cruzando el muro.
El Tribunal Superior de Berl¨ªn conden¨® ayer a dos pat¨¦ticos j¨®venes, Ingo Heinrich y Andreas Kuehnpast, los dos de 27 a?os de edad, por haber disparado y matado a Chris G¨¹ffroy, de 20 a?os, la ¨²ltima v¨ªctima del muro, el 6 de febrero de 1989 cuando intentaba pasar a Occidente. Los jueces berlineses han abierto as¨ª la puerta a procesar a todos aquellos que cumpl¨ªan ¨®rdenes. Heinrich fue condenado a tres a?os y medio de c¨¢rcel por homicio, y Kuehnpast, a dos a?os de prisi¨®n por intento de homicidio.
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