Incompetencia
El peque?o Tate
Direcci¨®n: Jodie Foster. Gui¨®n: Scott Frank. Fotograf¨ªa. M. Shouthon. M¨²sica: M. Isham. EE UU, 1991. Int¨¦rpretes: Jodie Foster, Dianne Wiest, Harry Connick. Cines Palacio de la Prensa, Bilbao, La Vaguada, Albufera y, en V. / O, Multicines Ideal.
Si uno cierra los ojos mientras ve El peque?o Tate y olvida las im¨¢genes que est¨¢- viendo, puede pensar que le est¨¢n contando una buena historia. Es un espejismo: la an¨¦cdota es, en efecto, buena; pero no est¨¢ contada, sino s¨®lo enunciada, y muy mal.La direcci¨®n de la pel¨ªcula es un caso flagrante de incompetencia. Jodie Foster, actriz popular y buena actriz en El silencio de los corderos (filme genial, que ennoblece a quienes lo crearon y con el que El peque?o Tate quiere tener inesperadas conexiones argumentales y de composici¨®n: por ejemplo, el ni?o protagonista parece una r¨¦plica infantil de Anthony Hopkins) ha querido saltar detr¨¢s de la c¨¢mara y enredarse en la tela de ara?a de la realizaci¨®n, obedeciendo a un impulso prematuro o a un mal consejo. Pero lo cierto es que no est¨¢ la actriz preparada para esta tarea, sino en pa?ales, completamente verde.
Puesta a no saber, la realizadora Foster es incapaz de crear un punto de vista desde el que entender el relato; de imprimir a la imagen la subjetividad (es el ni?o quien narra verbalmente en off) que inexcusablemente requiere. El filme est¨¢ plagado de garrafales faltas de ortograf¨ªa visual: con lupa hay que buscar un encuadre correcto, una angulaci¨®n significativa, una interrelaci¨®n viva entre lo que se dice y lo que se ve, un ritmo convincente o un encadenado de tomas que adquiera alg¨²n significado superior al de la sucesi¨®n arbitraria de planos a?adidos. No es cine, sino una pobre simulaci¨®n de cine.
Babelia
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