Don Quijote, las casta?uelas y la muerte
Ciclo Fuera de Serie(Madrid cultural)
Real Orquesta Filarm¨®nica de Londres. Director: V. Ashkenazi. Solista: M. Maisky. Obras de Britten, Alb¨¦niz / Fr¨¹beck y Strauss. Auditorio Nacional. Madrid, 19 de enero.
El primer programa del ciclo Fuera de Serie, primera salida de Madrid Capital Europea de la Cultura, se apoyaba en un mito nacional, un tipismo y un sentimiento tr¨¢gico. Cualquier int¨¦rprete facil¨®n de Espa?a y lo espa?ol, que los hay, no tendr¨ªa inconveniente en aplicarnos la trilog¨ªa: Don Quijote, las casta?uelas y la muerte.Verdadera ceremonia funeral objetivada en la orquesta es la Sinfon¨ªa de R¨¦quiem, de Benjam¨ªn Britten, una obra que gana con el paso del tiempo e instala, como ra¨ªz y principio, el tan comentado eclecticismo del m¨²sico brit¨¢nico.
El punto culminante de la emoci¨®n reside en el ¨²ltimo movimiento, con el triple canto de las flautas. Vladimir Ashkenazi y la Real Filarm¨®nica de Londres hicieron una versi¨®n que resultar¨ªa muy dificil de superar en todos los sentidos: criterio, bondad de ejecuci¨®n y comunicativad expresiva.
Las casta?uelas no las puso Alb¨¦niz en su Suite espa?ola, para piano; pero las a?adi¨®, acaso con larga generosidad, su orquestador, Rafael Fr¨¹beck de Burgos.
Y qued¨® claro que Ashkenazi su centuria entienden a la perfecci¨®n el nacionalismo de Espa?a, sin caer en excesos pintoresquistas de ning¨²n g¨¦nero. Quiz¨¢ por ello, se acusaba en demas¨ªa la insistencia de las casta?uelas, en la versi¨®n "disecada" que manejan las orquestas.
Al fin, Don Quijote, nuestro gran mito, en un poema que Strauss entendi¨®, como en el caso de Till Eulenspiegel, a trav¨¦s de la forma que mejor narra la aventura: la variaci¨®n. Sin embargo, el impulso ideal y la misma conformaci¨®n global del poema, precisan de mayor evidencia que la conseguida, a trav¨¦s de tantos minuciosos detalles, por los ilustres visitantes. El personaje central, en la voz del violonchelo, fue asumido por Misha Maisky, int¨¦rprete y virtuoso all¨ª donde los haya, sin olvidar los solos encomendados a la viola.
?xito rotundo y buen comienzo de un ciclo en cuya programaci¨®n causa extra?eza la ausencia de Espa?a (salvo las piezas de Alb¨¦niz). Sin embargo, est¨¢ defendido por la categor¨ªa de orquestas y directores programados.
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