'Mili' objetable
LA OBJECI?N de conciencia al servicio militar ha tenido en Espa?a un tard¨ªo reconocimiento legal en relaci¨®n al resto de los pa¨ªses europeos, pero su desarrollo ha sido fulgurante. En estos momentos, nuestro pa¨ªs es, entre los de Europa, el que cuenta con m¨¢s objetores si se except¨²a Alemania: unos 30.000 en 1991, lo que supone el 15% de los llamados a filas anualmente. Sin descartar que esa cifra pueda guardar relaci¨®n con fen¨®menos coyunturales -auge del antimilitarismo producido al calor de la guerra del Golfo, la novedad misma del reconocimiento de un derecho largamente ignorado-, los expertos consideran que el porcentaje no bajar¨¢ mucho en los pr¨®ximos a?os.Como factor de normalizaci¨®n del fen¨®meno de la objeci¨®n opera la consolidaci¨®n del nuevo marco legal de la prestaci¨®n del servicio militar. El periodo de incertidumbre y de provisionalidad existente en los a?os ochenta acaba de cerrarse con la reciente entrada en vigor de la nueva ley de servicio militar. Al margen de que se est¨¦ o no de acuerdo con el modelo mixto que establece -mantenimiento del cupo obligatorio, corregido con la aportaci¨®n creciente, hasta un 50% en el futuro, de voluntarios profesionales-, la ley tiene la virtud de fijar las reglas de juego que regir¨¢n en los pr¨®ximos a?os. De entrada, la reducci¨®n de 12 a 9 meses del periodo de mili ha llevado a la disminuci¨®n correlativa del tiempo de prestaci¨®n social sustitutoria: de 18 a 13 meses.
Pero la existencia de un marco legal definitivo no basta para desactivar todas las causas que est¨¢n detr¨¢s del rechazo al servicio militar obligatorio, y mucho menos del movimiento deslegitimador de todo tipo de prestaci¨®n sustitutoria que patrocinan los llamados insumisos. Por el contrario, el marco legal establecido ha dado motivo a impugnaciones adicionales de quienes consideran que establece una discriminaci¨®n injusta. La filosof¨ªa desde la que ha sido abordada la regulaci¨®n jur¨ªdica de la objeci¨®n, consider¨¢ndola simplemente una causa m¨¢s de exenci¨®n del deber del servicio militar y no manifestaci¨®n del derecho fundamental de libertad ideol¨®gica, se manifiesta en principio como la negativa a reconocer la condici¨®n de objetor a los j¨®venes ya incorporados a filas (objeci¨®n sobrevenida) o en la penalizaci¨®n del objetor con un periodo de cumplimiento muy superior (alrededor del 50% m¨¢s) al del servicio militar en filas.
Ello puede tener efectos disuasorios, y es evidente que tal es la intenci¨®n, pero tambi¨¦n convertirse en un elemento de radicalizaci¨®n, alentando entre los j¨®venes en edad de incorporaci¨®n a filas movimientos de rechazo frontal a todo lo que huela a servicio de las armas. Puede, en una palabra, favorecer la extensi¨®n del fen¨®meno de la insumisi¨®n. Algo que no puede sino considerarse con preocupaci¨®n, dada la alta dosis de conflictividad -social, personal y legal- que va unida a dicho fen¨®meno.
En cualquier caso, el movimiento de contestaci¨®n a la mili -objetores e insumisos- ser¨¢ correlativo a las vicisitudes de implantaci¨®n del nuevo modelo de servicio militar. Habr¨¢ que ver si su reducci¨®n a nueve meses y el concepto m¨¢s humano de autoridad que promueve, unido a una dr¨¢stica reducci¨®n de la alta tasa de accidentes que se producen durante su prestaci¨®n, sirve para que aumente su aceptaci¨®n social entre los j¨®venes y se mitigue la idea que se tiene de su inutilidad. Entretanto, sin embargo, episodios como el acaecido estos d¨ªas en un cuartel madrile?o, en el que un soldado de 18 a?os afectado de depresiones ha acabado con la vida de dos de sus compa?eros, obligan a cuestionar la idoneidad de los criterios de reclutamiento y las condiciones de realizaci¨®n del servicio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.