Muere Momp¨®, uno de los pintores m¨¢s destacados de la generaci¨®n de la posguerra
El artista valenciano fue el creador de una obra mediterr¨¢nea y luminosa
El pintor valenciano Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® falleci¨® ayer en Madrid a los 64 a?os, tras un agravamiento de la enfermedad que sufr¨ªa desde hace seis a?os y que le imped¨ªa hablar. Creador de una obra mediterr¨¢nea y luminosa, estaba considerado como uno de los mayores talentos de la pintura espa?ola de posguerra. Su cuerpo ser¨¢ incinerado hoy en el cementerio de La Almudena de Madrid, y el lunes las cenizas se trasladar¨¢n a Valencia.
Nacido en Valencia el 10 de octubre de 1927, Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® fue uno de los miembros m¨¢s destacados de esa generaci¨®n de artistas espa?oles, que, en medio- de las dur¨ªsimas condiciones de la posguerra, reanimaron la casi extinta vanguardia local.
Fue la generaci¨®n de Dau al Set, o de El Paso y de otros grupos hoy menos famosos, pero que desempe?aron as¨ª mismo un papel circunstancialmente relevante en la siempre dif¨ªcil historia del arte espa?ol contempor¨¢neo, destacando entre estos ¨²ltimos precisamente el valenciano Grupo Parpall¨®, donde militaron artistas hoy tan reconocidos como Eusebio Sempere o Andreu Alfaro.
Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® fue amigo y c¨®mplice de todos y, aunque ¨¦l no form¨® parte de estos grupos, particip¨® en su misma lucha y comparti¨® sus ideales art¨ªsticos.
Hijo de pintor, Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® no tuvo problemas para decidir cu¨¢l ser¨ªa su vocaci¨®n: con apenas 13 a?os comenz¨® a frecuentar la Escuela de Artes y Oficios Art¨ªsticos de Valencia y, a los 15, ya ingresaba en la Escuela Superior de Bellas Artes de Valencia.
En 1947, tras haber logrado ya alg¨²n relevante premio pict¨®rico local, Momp¨® rompi¨® las ataduras que le un¨ªan con el arte acad¨¦mico e inici¨® su apasionante aventura de investigaci¨®n vanguardista.
Estas inquietudes le llevaron a Par¨ªs, entonces el obligado punto de encuentro de quienes Como ¨¦l buscaban una libertad art¨ªstica e intelectual ausentes en nuestro pa¨ªs, y coincidi¨® all¨ª, en 1951, con Palazuelo, Chillida, Juana Franc¨¦s, entre otros.
Desde entonces, Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® no dej¨® de visitar el extranjero en cuantas oportunidades se le ofrecieron, con sucesivas estancias en Italia, el a?o 1954; en Holanda, en 1955; y, finalmente, en los Estados Unidos, en 1974.
Espontaneidad
Adem¨¢s, durante. los cincuenta y los sesenta, momento especialmente febril en el arte espa?ol, tom¨® contacto directo con cuantos, artistas o cr¨ªticos, hab¨ªan optado por la renovaci¨®n y la apertura vanguardistas, independientemente de las tendencias o los estilos concretos con que cada cual las interpretase. De hecho, su propia obra parec¨ªa surgir con una espontaneidad incompatible con recetas y f¨®rmulas preconcebidas. Era, en este sentido, un artista de la estirpe de Mir¨®, de una inmediata y jovial inspiraci¨®n alada.
El estilo caracter¨ªstico de Momp¨® comenz¨® a cuajar, no obstante, a fines de la d¨¦cada de los cincuenta, cuando se decidi¨® a abandonar la figuraci¨®n a favor de un nuevo lenguaje de signos y figuras semi-abstractos, que parec¨ªan flotar m¨¢gicamente en el espacio cada vez m¨¢s rebosante de luminosidad.
No fue nunca un pintor de cambios bruscos, sino de lenta depuraci¨®n, una depuraci¨®n que finalmente no giraba en torno a otra cosa que de la luz, pero no cualquier luz, sino exactamente la luz de su pa¨ªs natal, la luz mediterr¨¢nea, esa misma luz que dio una bella sensualidad comparable a otros grandes artistas paisanos suyos, y, en primer¨ªsimo lugar, a Joaqu¨ªn Sorolla.
Funci¨®n vital
Para Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® pintar era como respirar, una funci¨®n vital, que se hace adem¨¢s sin pensar. "Escribir en los cuadros", afirmaba Momp¨® en un libro dedicado a su obra, publicado por la editorial Guadalimar, "era una necesidad al pintar. Era elemental para expresarme. Estaba sugiriendo, contando cosas como pintor y esas cosas las hac¨ªa a mi manera con formas pl¨¢sticas y letras. M¨¢s tarde, las letras y las frases hechas desaparecieron y hoy quedan unos garabatos o l¨ªneas que recuerdan letras y que me sirven para expresar vivencias".
Desde la d¨¦cada de los setenta, cuando ya empezaba a ser conocido y estimado tanto dentro como fuera de nuestro pa¨ªs -en la Bienal de Venecia de 1968 hab¨ªa obtenido el premio de la Unesco-, se instal¨® en Mallorca e Ibiza, donde pod¨ªa saturarse con esa sensualidad luminosa mediterr¨¢nea, que produce la alegr¨ªa de vivir y, en ¨¦l, la capacidad extraordinaria de completar en obras materiales esa sensaci¨®n gozosa y jovial.
Su pintura se hizo entonces m¨¢s et¨¦rea, gr¨¢cil e imaginativa, a la vez que se dispar¨® su ingeniosa veta inventiva, haciendo notabil¨ªsimas incursiones en el campo de la escultura, y logrando, mediante materiales como el metal y el metacrilato pintados, estimulantes perfectos de transparencia, plenos de fragancia y chisporroteo crom¨¢tico.
["Tuvo una enfermedad muy larga", manifest¨® anoche a la agencia Efe su viuda, Ana Alminana, "que dur¨® seis a?os, en los que fisicamente estuvo muy mal, pero conserv¨® su cabeza perfectamente l¨²cida". Seg¨²n Alminana, la ¨²ltima parte de su enfermedad (mes y medio internado en un sanatorio de Madrid) le impidi¨® a Momp¨® preparar personalmente la exposici¨®n que actualmente ofrece la galer¨ªa Juan Gris de Madrid. Entre los proyectos previstos con la obra de Manuel Hern¨¢ndez Momp¨® est¨¢ la realizaci¨®n de una exposici¨®n antol¨®gica en el museo Centro de Arte Reina Sof¨ªa durante el presente a?o aunque, seg¨²n explic¨® su viuda, todav¨ªa no existe fecha fijal.
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