Do, re, mi
La bronca que se ha armado entre Alfredo Kraus y Jos¨¦ Carreras, como consecuencia de la exclusi¨®n del primero, por parte del segundo, de la ceremonia inaugural de los Juegos Ol¨ªmpicos, es de las que abren las carnes. Necesitaba el mundo, tan perdido en asuntos menores como la desintegraci¨®n de unos cuantos pa¨ªses y la permanencia en el cubo de basura de la historia de otros muchos que no tienen la suerte de salir en los teletipos, necesitaba el mundo, dec¨ªa, una firme y en¨¦rgica llamada de atenci¨®n. A ver si nos vamos enterando, arrullados como estamos por los ¨²ltimos ecos del a?o mozartiano y por el limbo de cantatas y sinfon¨ªas que nuestros contempor¨¢neos estrenan con motivo del 92, de que lo verdaderamente importante para algunos, en la m¨²sica como fuera de ella, se reduce a un asunto muy simple: qui¨¦n se apodera del chollo y qui¨¦n se hubiera querido hacer con ¨¦l, y cu¨¢n apetitoso resulta el poder, por m¨ªnimo, rid¨ªculo y fugaz que resulte.Nos encontramos con que tipos capaces de arrancarte l¨¢grimas prometi¨¦ndoles lo de siempre a Violeta o Mim¨ª, muri¨¦ndose de Werther rom¨¢ntico, esperando a Turandot durante tres actos o disponi¨¦ndose, incluso, a rescatar a su propia madre de su propia pira -bien es verdad que pierden el tiempo cantando mientras mam¨¢ se abrasa-, gente as¨ª se pone como focas directoras generalas de cualquier negociado cuando alguien les agita una sardina delante de los bigotes. O, cel! Vivere per credere! Toma con la l¨ªrica.
Este a?o de gracia nos va a deparar m¨¢s de una ¨®pera, bufa, cuyo tema ser¨¢ la sordidez, y cuya m¨²sica de acompa?amiento, el sonido que se producir¨¢ conforme caen las m¨¢scaras. En el caso de los tenores gontrariados, no puedo ponerme al lado de ninguno. Si tengo que elegir, me quedar¨¦ con aquel que elimine Amapola de su repertorio.
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