Los dem¨®cratas tachan de vago y electoralista el discurso de Bush
La oposici¨®n dem¨®crata critic¨® ayer el discurso del presidente norteamericano George Bush sobre el estado de la Uni¨®n. Los dem¨®cratas aseguraron que lo que el presidente ofreci¨® s¨®lo fueron vagas promesas y medidas electorales a corto plazo. Al declarar la guerra contra la recesi¨®n econ¨®mica, Bush utiliz¨® las mismas palabras que antes hab¨ªa empleado contra Noriega y Sadam Husein: "Esto no va a seguir as¨ª". La frase puede servir ya como lema de campa?a para su reelecci¨®n.
Con esta frase, pronunciada el martes durante el discurso anual sobre el estado del pa¨ªs, el presidente norteamericano quiere hacer llegar a los electores el mensaje de que a partir de ahora va a emplear su tiempo en mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas.Cuando subi¨® al estrado del Congreso para dirigirse a todo el pa¨ªs, Bush sab¨ªa que llegaba con una popularidad por debajo del 50% y con numerosos obst¨¢culos por superar para recuperar su antigo prestigio. Es dudoso, de acuerdo con las primeras reacciones, que lo haya conseguido. Lo primero que hizo fue ironizar sobre su estado de salud. "Veo que el presidente del Congreso y el vicepresidente se acuerdan de lo que hice en Jap¨®n y han preferido sentarse detr¨¢s de m¨ª", dijo entre aplausos un¨¢nimes que no se repetir¨ªan a lo largo del discurso.
Enseguida lanz¨® su primera buena noticia para el contribuyente norteamericano: un plan de reducci¨®n de armamentos que ahorrar¨¢ a Estados Unidos 50.000 millones de d¨®lares (unos cinco billones de pesetas, al cambio actual) en cinco a?os. El programa de desarme incluye una vasta reducci¨®n dearmamento nuclear, una parte de forma unilateral y otra como fruto de la negociaci¨®n que mantendr¨¢ este fin de semana en Camp David con el presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin.
Los aspectos m¨¢s llamativos de ese programa son la suspensi¨®n del proyecto del bombardero B-2 y de toda nueva arma nuclear, pero incluye tambi¨¦n la destrucci¨®n de cabezas at¨®micas ya desplegadas y la reducci¨®n de diferentes proyectos de armamento convencional.
Con el dinero que el Estado se ahorre con todas esas reducciones, Bush prometi¨® medidas en¨¦rgicas en los terrenos que las encuestas revelan como m¨¢s importantes para ganar las elecciones: una revoluci¨®n educativa, m¨¢s ayuda econ¨®mica a los desempleados, una renovaci¨®n de la estructura sanitaria, una nueva ley pare detener la criminalidad y m¨¢s apoyo a la familia. Culpar a la oposici¨®n
El presidente advirti¨® que no podr¨¢ cumplir ninguna de esas promesas si el Congreso, controlado por la oposici¨®n dem¨®crata, no le ayuda. "Pero s¨¦ que ustedes son patriotas y quieren lo mejor para su pa¨ªs", dijo Bush entre las protestas de los parlamentarios de la oposici¨®n, que consideran que Bush les ech¨® la culpa del fracaso de su plan, incluso antes del fracaso.
Los dem¨®cratas critican que lo ¨²nico que ofreci¨® el discurso del presidente fueron vagas promesas y medidas electorales a corto plazo, pero que no consigui¨® transmitir la imagen de que el pa¨ªs est¨¢ bien dirigido y que quedar¨¢ en buenas manos si Bush alcanza la reelecci¨®n.
En su discurso de 1991 Bush ya hab¨ªa prometido que en los siguientes doce meses la recesi¨®n econ¨®mica ser¨ªa superada, pero no ha podido cumplir su promesa.Este a?o las expectativas creadas sobre este mensaje hab¨ªan sido tales que las palabras del presidente norteamericano sonaron algo decepcionantes. "Muy largo, demasiada ret¨®rica, poca sustancia", opin¨® uno de los principales comentaristas de la televisi¨®n. Todos sus rivales dem¨®cratas y numerosos congresistas coincidieron en una misma impresi¨®n: Bush no tiene un plan coherente. Ofreci¨® una serie de propuestas para que los ¨ªndices econ¨®micos del mes de junio presenten una mejora sustancial, pero no ofreci¨® una propuesta s¨®lida para otros cuatro a?os de Gobierno.
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