La pol¨ªtica econ¨®mica
APENAS 24 horas despu¨¦s de que el ministro de Econom¨ªa presentara en conferencia. de prensa una valoraci¨®n moderadamente optimista de la evoluci¨®n de la econom¨ªa espa?ola en 1991 y de sus perspectivas durante el a?o en curso, el gobernador del Banco de Espa?a ha puesto el contrapunto de rigor en unas reflexiones cl¨¢sicas en su contenido.De la lectura de la intervenci¨®n de Mariano Rubio no cabe sino deducir la correcci¨®n en el diagn¨®stico y el acierto en las l¨ªneas gen¨¦ricas propuestas para resolver los problemas de la econom¨ªa espa?ola a medio plazo. Un diagn¨®stico m¨¢s impregnado de realismo que el de Carlos Solchaga -consecuente con los indicadores econ¨®micos disponibles, pero tambi¨¦n m¨¢s pegado a la arena pol¨ªtica- y unas propuestas propias de quien desde su papel de m¨¢ximo responsable de la aplicaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria observa la eficacia decreciente de la misma en la reducci¨®n del principal desequilibrio de nuestra econom¨ªa, a la vez objetivo b¨¢sico del control monetario: una inflaci¨®n persistente, enquistada b¨¢sicamente en el sector servicios.
M¨¢s novedoso que el contenido de los mensajes y advertencias del gobernador ha resultado, en definitiva, el momento en que las ha pronunciado. Un momento que puede interpretarse desde la maliciosa y teatral distribuci¨®n de papeles con el ministro hasta su hipot¨¦tica asociaci¨®n con el pr¨®ximo vencimiento del mandato como gobernador. Consideraciones todas ellas que, quiz¨¢, habr¨ªan sorprendido menos si, con el mismo acento, hubieran tenido lugar en las fechas en que esos ahora criticados presupuestos se estaban discutiendo en el Parlamento. La demanda de rigor en el gasto p¨²blico es, en todo caso, una proposici¨®n m¨¢s dif¨ªcil de enunciar en la actualidad que la aplicaci¨®n de pol¨ªticas efectivas que reduzcan algunas de las ineficiencias que alimentan la inflaci¨®n espa?ola, incluidas en el sector financiero.
En el horizonte al que la econom¨ªa espa?ola se ha de dirigir, el de la participaci¨®n en la fase final de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, la independencia -no s¨®lo de criterio- de los bancos centrales nacionales constituye una condici¨®n b¨¢sica para la posterior configuraci¨®n del sistema europeo de bancos centrales. Independencia de los Gobiernos que en aquellos pa¨ªses donde est¨¢ reconocida formalmente desde hace tiempo se ha traducido en la obtenci¨®n de mejores resultados en la estabilidad de los precios. En el caso espa?ol, la ausencia de un estatuto que reconozca formalmente esa autonom¨ªa no ha impedido que el Banco de Espa?a se haya granjeado un amplio cr¨¦dito y respeto en el ejercicio de sus tareas de conducci¨®n de la pol¨ªtica monetaria y, en general, en el seguimiento y an¨¢lisis de la econom¨ªa espa?ola.
La tradici¨®n de profesionalidad de su servicio de estudios es el fundamento de esa autoridad y la base del predicamento de que gozan sus recomendaciones. De ah¨ª la consideraci¨®n que merece cualquier opini¨®n que esa instituci¨®n haga p¨²blica sobre la econom¨ªa espa?ola; las reacciones de algunos l¨ªderes sindicales y medios de comunicaci¨®n llam¨¢ndose a espanto por las mismas no hacen sino poner de manifiesto el importante esfuerzo de comprensi¨®n y adaptaci¨®n que han de realizar al nuevo contexto en el que est¨¢ inscrita irreversiblemente la econom¨ªa espa?ola para evitar el provincianismo.
Al margen de su oportunidad y eficacia, o incluso de las motivaciones ¨²ltimas que han guiado las advertencias del gobernador, es preciso saludar la aportaci¨®n de criterios diferenciados del discurso ministerial, sin utilizarlos para someter a un juicio sumario a la persona o instituci¨®n que las realiza. Ello tampoco ha de impedir, por el contrario, la constataci¨®n del mayor o menor grado de oportunidad de las mismas y, en definitiva, de su coherencia con las restantes actuaciones de la instituci¨®n que las pronuncia.
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