Cerebro
Cuanto m¨¢s lo pienso m¨¢s me angustia saberme manoseada por un cerebro. Me refiero al supuesto cerebro de la red de fraude inform¨¢tico, aquel que sali¨® de Carabanchel disfrazado con un mono de pintor para despistar a los periodistas. El cerebro debi¨® de pensar (porque para eso es un cerebro) que nadie le iba a reconocer vestido de obrero. Y es que a los cerebros nunca se les puede confundir con los currantes. Si se ponen a trabajar se les desparraman las neuronas. Por eso viven de vampirizar a los dem¨¢s.Este cerebro en concreto nos ha sorbido la sustancia a 21 millones de espa?oles. Con tanto n¨²mero de la seguridad social, carnet de identidad y de conducir, pasaporte, cartilla de vacunaci¨®n de los perros, tarjeta de cr¨¦dito, cuentas bancarias, plazos de la hipoteca, n¨²mero fiscal, registro profesional, radiograf¨ªa de las caries archivada meticulosamente en tu dentista y dem¨¢s burocracias, todos estamos atrapados por un sinf¨ªn de datos inform¨¢ticos y a merced de los desaprensivos. Como el cerebro ¨¦ste. M¨ªrenlo, qu¨¦ gordezuelo est¨¢. Toda la grasilla gris¨¢cea que se le ha acumulado entre las neuronas y las dendritas. Me parece reconocer esa manteca: procede en parte de mis lomos, estoy segura.
Se ve¨ªa venir. Llevamos a?os hablando de la indefensi¨®n del ciudadano ante la inform¨¢tica, pero nadie hace nada. Empiezo a sospechar que al Estado quiz¨¢ le interese que sigamos as¨ª, inermes y con los datos al aire, por si un buen d¨ªa se les ocurre damos una patada en la puerta o en las narices. Porque siempre es m¨¢s civilizado tener la filiaci¨®n completa de aquel a quien se patea. Pusieron en la calle al supuesto cerebro tras pagar una fianza de tres millones, suma que debe de ser una frusler¨ªa para un cerebro con tanta grasaza. ?Y pensar que se disfraz¨® de honesto obrero! Eso s¨®lo lo puede imaginar un cerebro perverso.
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