El Madrid confirma ante el Benfica su primera plaza en la Copa de Europa
Despu¨¦s de ganar con bastantes apuros cuatro, partidos a domicilio y tropezar en casa con el Dyc Breog¨¢n, el Real Madrid estaba obligado a vencer por primera vez ante su p¨²blico con Clifford Luyk como entrenador. As¨ª las cosas, el inocente Benfica se convirti¨® en un b¨¢lsamo europeo perfecto para aliviar sus heridas ACB. Con la victoria, el Madrid se asegura la primera plaza en su grupo.El conjunto portugu¨¦s, enano en cent¨ªmetros e ideas, es el rival con que sue?a enfrentarse cualquier equipo poco seguro de sus fuerzas. Los pivotes del Benfica ni intimidan ni ven aro. El equipo carece de escoltas reales y basa sujuego en la inspiraci¨®n de un solo jugador. Santos sum¨® 28 puntos, pero fall¨® diez triples y no consiguio en ningun momento que su equipo actuase con orden. S¨®lo su defensa al hombre, que coincidi¨® con el mediocre ataque exhibido por el Real Madrid, impidi¨® que el partido fuese absolutamente sopor¨ªfero.
Espejismo
A falta de diez minutos para el final, con un Madrid poco concentrado en defensa, el equipo lisboeta se acerc¨® a ocho puntos (72-64). Nadie se inquiet¨® en las filas madridistas, ni entre la hinchada. Era un espejismo propiciado por el naufragio de los cambios madridistas de hombre a zona y la mala selecci¨®n de tiro de Villalobos, un jugador que est¨¢ fuera de onda. Los problemas se resolvieron de una forma drastica. Luyk dio un par de voces, puso sobre el parqu¨¦ a dos bases y las aguas volvieron mansamente a su cauce. No se necesitaba ning¨²n otro esfuerzo para ampliar la diferencia, que creci¨® de manera mete¨®rica en los ¨²ltimos instantes del partido. El Benfica era lo que el Madrid quisiera en cada instante. Cuando decidi¨® hundir al equipo portugu¨¦s lo hizo sin ning¨²n esfuerzo.
La reacci¨®n final del Madrid no contagi¨® a los espectadores. Entre bostezo y bostezo, el p¨²blico s¨®lo se desperez¨® para aplaudir con fuerza un intento portugues de fly.
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