La recesi¨®n llega a Macy's
La cadena neoyorquina de grandes almacenes lucha por su supervivencia
Durante m¨¢s de 100 a?os, los visitantes de Nueva York se han acercado a los grandes almacenes de Macy's como una obligada parada tur¨ªstica. Los ni?os neoyorquinos han so?ado con que Santa Claus viv¨ªa en su interior, y sus propietarios han anunciado las galer¨ªas comerciales como las m¨¢s grandes del mundo. La suspensi¨®n de pagos a la que tuvo que acogerse Macy's y sus filiales hace una semana, una consecuencia m¨¢s de la recesi¨®n econ¨®mica que sufre Estados Unidos, puede ser el final de un s¨ªmbolo que identifica a la ciudad de Nueva York tanto como la Quinta Avenida.
El a?o 1991 ha sido quiz¨¢ el ¨²ltimo en el que la famosa compa?¨ªa de grandes almacenes Macy's ha acudido a su cita anual con los neoyorquinos en la tradicional cabalgata del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, el mayor de los acontecimientos familiares de cada invierno. Tras dos a?os de crisis financiera, provocada por unas inversiones desacertadas en bolsa y por la competencia de otras firmas, Macy's se ha acogido a la ley de suspensi¨®n de pagos para evitar desesperadamente el cierre al que se ver¨ªa obligada si no consigue remontar unas p¨¦rdidas de 3.400 millones de d¨®lares (unos 340.000 millones de pesetas).Una advertencia
La noticia fue algo m¨¢s que una advertencia dram¨¢tica para los m¨¢s de 50.000 empleados del centenar de establecimientos que la cadena tiene repartidos por todo Estados Unidos. En la ciudad de Nueva York, donde la empresa naci¨® y adquiri¨® todo su prestigio internacional, la grave crisis de Macy's se constata paseando por la enorme extensi¨®n comercial de cualquiera de sus almacenes, en donde falta mercanc¨ªa y p¨²blico.
Mientras toda la ciudad ense?a en sus escaparates la ropa de primavera, Macy's se encuentra en medio de una lucha financiera con elegantes proveedores, como Este¨¦ Lauder, Ralph Lauren y Chanel, para que ¨¦stos entreguen sus nuevos productos a cambio de promesas de que sus deudas ser¨¢n liquidadas.
Macy's espera que los 60 millones de d¨®lares (unos 6.000 millones de pesetas) de emergencia financiera que ha solicitado les permita salir del agujero a corto plazo, y que otros 600 millones de d¨®lares negociados con los bancos acreedores para medio plazo le faciliten volver a ser, al menos la sombra de lo que era. Uno de los abogados de la compa?¨ªa argument¨® ante el juez a la hora de presentar la suspensi¨®n de pagos que Macy's s¨®lo dispon¨ªa de 200.000 d¨®lares en el banco.
Varias generaciones de norteamericanos duermen sobre colchones de Macy's y han conquistado a sus enamoradas con regalos del d¨ªa de San Valent¨ªn adquiridos en los famosos grandes almacenes. No es de extra?ar, por tanto, que la reacci¨®n del p¨²blico ante el grito de emergencia lanzado desde los dram¨¢ticos titulares de los peri¨®dicos haya sido inmediata. Seg¨²n comentaba una de las m¨¢s veteranas cajeras de la secci¨®n de lencer¨ªa, los clientes se sienten "tan solidarios con esta crisis" que mucha gente est¨¢ pagando al contado para ayudarles. Pese al aspecto decadente que presenta una de las superficies comerciales m¨¢s elegantes de Nueva York, en la calle 34 de Manhattan, muchos compradores se niegan a admitir que la batalla est¨¦ perdida. "Macy's saldr¨¢ adelante".
Hitos dom¨¦sticos
"No puede ser de otra manera; pensar lo contrario ser¨ªa admitir que la estatua de la Libertad puede hundirse" explica Idit Fedelman, una emigrante rumana, nacionalizada norteamericana, que considera a los grandes almacenes "tan representativos como puede ser la bandera de las barras y las estrellas". Durante sus 134 a?os de existencia, Macy's no s¨®lo ha marcado hitos dom¨¦sticos tan representativos como Poner a la venta las primeras sartenes antiadherentes que utilizaron los norteamericanos, sino que ha entrado en el libro de los r¨¦cords por su capacidad de convocatoria.En el a?o 1988 consigui¨® reunir a 4.997 bailarines de claqu¨¦ para que, en pleno mes de agosto, bailaran a las puertas de la casa madre de la compa?¨ªa el There is no business like show business.
Lejos del esplendor de anta?o, la publicidad de Macy's ha cambiado de signo en. las ¨²ltimas semanas. Los anuncios a seis columnas han dejado de aparecer en The New York Times, al que la empresa adeudaba casi mill¨®n y medio de d¨®lares en publicidad. En su lugar, los art¨ªculos period¨ªsticos sobre la crisis de Macy's atrae a un p¨²blico convencido de que la dif¨ªcil situaci¨®n financiera que atraviesan los grandes almacenes facilitar¨¢ los saldos de mercanc¨ªa.
Entre filas de ropa de invierno rebajadas hasta un 50% y en medio de vendedoras desocupadas, Elise Miller arrastra el carrito de su beb¨¦, convencida de que puede aprovechar el mal momento de la tienda para ahorrar dinero: "Pens¨¦ que era una buena oportunidad para conseguir alguna ganga".
Son muchos los americanos que conf¨ªan en que los grandes almacenes no se hundan, como el Titanic, en el que viajaba Isidor Strauss, patriarca de las tres generaciones de Strauss que se hicieron cargo de los grandes almacenes a finales del siglo pasado.
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