S¨ªntesis y materia en T¨¤pies

Comunicaci¨® sobre el mur es, probablemente, la mejor exposici¨®n que se ha realizado de Antoni T¨¢pies en estos ¨²ltimos a?os: la m¨¢s intensa, la m¨¢s aclaradora, la m¨¢s significativa. En ella confluyen dos aspectos que, presentados separados, raras veces han conseguido transmitir la profunda intensidad y la rara terribilidad que sus obras de hace cuatro d¨¦cadas encierran: no se trata de una muestra m¨¢s dedicada a glosar de forma casi hagiogr¨¢fica el plausible virtuosismo del pintor catal¨¢n por lo que se refiere al empleo de tal o cual material o de tal o cual soporte .M¨¢s o menos anecd¨®tico; tampoco es s¨®lo una muestra retrospectiva centrada en unos a?os determinados de su extensa producci¨®n.Es las dos cosas a la vez y ah¨ª radica su importancia fundamental, a lo cual debe a?adirse la cuesti¨®n de que esta operaci¨®n de s¨ªntesis da lugar a una exposici¨®n sobre la parte m¨¢s importante, reveladora e influenciadora de la trayectoria de T¨¢pies: el uso de la materia en sus obras a partir de los a?os cincuenta y hasta los setenta, es decir, el momento en el que por recursos empleados y por tiempo hist¨®rico vivido se consolida y se difunde internacionalmente su lenguaje, ese de las pinturas mat¨¦ricas que habr¨ªa de proporcionarle con los a?os una posici¨®n capital en el transcurrir de las artes, m¨¢s all¨¢ de la discontinuidad fragmentaria en que se hab¨ªa convertido el panorama art¨ªstico espa?ol a causa de la negrura de la posguerra. El momento, pues, en que su figura y su obra adquieren tal relevancia que es ah¨ª donde deben buscarse los or¨ªgenes no s¨®lo de buena parte de su obra posterior sino tambi¨¦n de todo el c¨²mulo de inauguraciones, potencias y matices que habr¨ªan de llevarle a ser el pintor m¨¢s considerado por todas las generaciones siguientes, artistas o no artistas, surgidas en Barcelona.

Renovaci¨®n

La exposici¨®n est¨¢ formada por 80 obras -algunas de las cuales vuelven a ser exhibidas despu¨¦s de a?os de haber permanecido en el extranjero- que muestran de modo bien claro en qu¨¦ consisti¨® esa renovaci¨®n radical del lenguaje pict¨®rico que T¨¢pies elabor¨® a partir de la inclusi¨®n de la materia en las telas, con todas las connivencias filos¨®ficas, te¨®ricas, est¨¦ticas y conceptuales que semejante operaci¨®n supuso.En el recorrido de la muestra se ejemplifica la evoluci¨®n desde las iniciales posiciones surgidas de Dau al Set -con las habituales evocaciones de elementos de Mir¨®, Klee y las recurrencias postsurrealistas, compartidas por otros miembros del grupo- hasta adentrarse en las primerizas pantanosidades de la materia, con la inclusi¨®n de signos y grafitos que luego devendr¨ªan tan representativos de su obra: los tachistas, Dubuffet y ciertos hallazgos espacialistas no quedaban muy lejos por aquel entonces.

El despliegue de medios formatos y campos alusivos presentes en el grueso de las obras pertenecientes a los a?os cincuenta y sesenta es realmente impresionante: a su vez, todo ello contrasta con la austeridad de medios y la simplicidad de los recursos para construir no s¨®lo un discurso propio sino un lenguaje espec¨ªfico que atenaza al espectador a partir del tratamiento conceptual de toda la problem¨¢tica que afecta al hombre y que de ¨¦l se desprende. Es, en suma, la parte m¨¢s importante del trabajo de un artista que ha hecho de lo privado una manifestaci¨®n p¨²blica.