M¨¢s hijos que nadie
Juicio en EE UU contra un m¨¦dico que insemin¨® a decenas de pacientes con su propio esperma
La pesadilla empez¨® cuando una mujer descubri¨® el gran parecido entre su hijo y el m¨¦dico que la hab¨ªa inseminado artificialmente. Posteriormente, una investigaci¨®n iniciada en 1988 sigui¨® paso a paso el rastro gen¨¦tico que el doctor Cecil Jacobson dej¨® en sus pacientes, y aparecieron m¨¢s casos. Esta semana, este especialista en tratamientos de esterilidad, de 55 a?os, se enfrenta en un juicio en Alexandria (Virginia) a acusaciones de enga?o y fraude por haber engendrado con su propio esperma al menos a 75 ni?os sin el consentimiento de sus padres.Seg¨²n las mujeres que le han denunciado, el acusado, un hombre grueso, con cara chata y pelo cano, tranquilizaba a sus v¨ªctimas diciendo que el esperma proven¨ªa de donantes an¨®nimos. James Tate, el abogado que se encarga de la defensa del doctor Jacobson, present¨® a su cliente, ante un jurado compuesto por ocho mujeres y cuatro hombres, como un cuidadoso practicante de la "medicina natural", que pretend¨ªa evitar a sus parientes "el alto coste monetario" habitual en los tratamientos para tener hijos.
El letrado no quiso ni siquiera mencionar el hecho de que Jacobson trat¨® a un total de 1.000 mujeres hasta que le fue retirada la licencia para practicar la medicina. Sin embargo, con una seguridad escalofriante, el defensor puntualiz¨®: "Lo m¨¢s concluyente es que sus tratamientos funcionaron". "Si alguna falta ha tenido es que se esforz¨® al m¨¢ximo para conseguir que el deseo de ser madres de sus clientes se convirtiera en realidad", afirm¨® Tate.
Cecil Jacobson, especializado en tratamientos contra la esterilidad para mujeres muy entradas en la treintena, presuntamente cobraba minutas inferiores a las habituales en su cl¨ªnica, situada en los alrededores de Washington DC. El doctor Jacobson est¨¢ casado y, seg¨²n inform¨® a este peri¨®dico un portavoz de la firma de abogados que le representa, tiene "varios" hijos de su matrimonio.
Seg¨²n la fiscal¨ªa, el doctor utilizaba "sus conocimientos y prestigio" para abusar de las pacientes, no s¨®lo por dinero, sino para llevar a cabo su particular experimento cient¨ªfico. La acusaci¨®n se centra en que Jacobson, nacido en Utah, minti¨® fr¨ªa y voluntariamente a mujeres en una situaci¨®n muy vulnerable debido a sus problemas para engendrar. En total pesan contra ¨¦l 52 acusaciones diferentes.
El juicio por las actuaciones gen¨¦ticas de Jacobson es tan especial que los cargos a los que se enfrenta son los de perjurio y fraude de correo, como eufemismos de su presunta intenci¨®n de repoblar la zona con ninos a su imagen y semejanza.
Por otra parte, existe en Estados Unidos una laguna legal, en la cual no est¨¢ definido ning¨²n delito por el hecho de que un hombre insemine de forma artificial a un n¨²mero muy alto de mujeres, o si, en caso de que lo hiciera, esta actuaci¨®n podr¨ªa o no ser motivo de sanci¨®n o de condena.
El jurado tom¨® conciencia del verdadero drama humano a trav¨¦s de la voz llorosa de una de sus pacientes. Deborah, que fue tratada desde 1985 a 1987, explic¨® c¨®mo el doctor le hab¨ªa inyectado 100 veces hormonas y le hab¨ªa hecho creer que estaba embarazada en tres ocasiones para que prosiguiera el tratamiento. Posteriormente, a trav¨¦s de otros doctores, descubri¨® que nunca lo hab¨ªa estado. De no haber sido as¨ª, la mujer ser¨ªa en estos momentos una de tantas madres forzosas de los presuntos hijos del doctor de la fertilidad.
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